La sanidad pública, en peligro por los recortes y el coste de los medicamentos

Fecha de Publicación :11/12/2016
Fuente : http://www.bez.es/114882233/sanidad-publica-peligro-recortes-coste-medicamentos.html
Autor: Manuel Martín Garcia


La política sanitaria del Gobierno Rajoy ha estado orientada a privatizar el Sistema Nacional de Salud, para lo que se han recortado recursos y aumentado la presencia del sector privado en la provisión de atención sanitaria con fondos públicos.

El presupuesto sanitario se redujo durante la crisis en un 18% pasando de 70.464 millones de euros en 2009 a 57.632 millones en 2014, 12.832 millones menos. Somos el país de la OCDE (salvo Grecia) que más ha reducido el presupuesto sanitario, para equipararnos a media de la OCDE deberíamos incrementar el gasto sanitario en 16.649 millones de dólares en ppc. El gasto sanitario perdió 0,7 puntos porcetuales del PIB frente a los 0,2 puntos de la media europea. Ahora en Programa de Estabilidad que ha presentado el Gobierno a la Comisión Europea contempla un nuevo recorte de 1.605 millones a lo largo del 2016.

El dinero público derivado a la privada ha crecido un 52% en los últimos 10 años como consecuencia del incremento de los conciertos para a la utilización de la Colaboración Público Privada para construir y gestionar los centros sanitarios que multiplican los costes reales de cuatro a siete veces, y del aumento del presupuesto de MUFACE (que paso de 2060,5 euros asegurado/año en 2009 a 2091,3 en el 2014, beneficiando a las aseguradoras privadas).

El dinero público derivado a la privada ha crecido un 52% en los últimos 10 años como consecuencia del incremento de los conciertos

La reducción presupuestaria ha ido acompañado de un importante recorte de personal (entre 25.500 y 55.000 trabajadores menos) mientras que la privada lo incrementó en más de 6.000. Estos recortes han generado un gran déficit de personal, generalizado la precariedad laboral, una reducción salarial del 20%, y pérdida de calidad asistencial. Otro efecto colateral ha sido el cierre de 6.000 camas entre 2010 y 2014, a pesar de que tenemos una de los índices de camas por habitante más bajas de la UE.

Un copago que no ayuda

Por último el denominado R.D. Ley 16/2012 ha trasformado el Sistema Nacional de Salud universal, redistributivo y financiado mediante impuestos a otro basado en cotizaciones dejando fuera a quienes trabajan en la economía sumergida y a quienes emigran fuera de España por más de tres meses. La generalización de los copagos, y su extensión a los pensionistas hace que el gasto sanitario de bolsillo se haya incrementado un 53% pasando de 18.907 millones de euros en 2009 a 23.323 en 2014. Alrededor del 25% de los pensionistas no retiran los medicamentos que les han prescrito.

Ocupamos el segundo lugar mundial en consumo de medicamentos, por lo que el gasto farmacéutico extrahospitalario alcanzó en 2015 los 9.362 millones de euros en farmacia y el hospitalario alrededor de otros 6.000 millones, que hace un total de más de 17.000 millones anuales.

La industria sigue sacando al mercado medicamentos cada vez más costosos, infinanciables con el actual prepuesto sanitario. El precio desproporcionado de los antivirales contra la Hepatitis C incrementó un 23% el gasto farmacéutico hospitalario el pasado año, mientras que los fármacos biológicos (que modifican las bacterias para fabricar proteínas para tratar cánceres o artritis), suponen ya el 50% gasto farmacéutico hospitalario (2.250 millones euros), cuando hace apenas 10 años su gasto era nulo. Los laboratorios han anunciado la comercialización de 220 nuevos medicamentos para tratar el cáncer de elevadísimo precio (representan ya el 12,3% del gasto hospitalario a pesar de que no hay evidencia de que hayan incrementado de manera significativa la supervivencia de los enfermos). Por si esto fuera poco las multinacionales farmacéuticas avisan que están investigando otros 586 fármacos (en Fases II, III) y tienen ya 136 en fase previa a su comercialización.

El doble filo de la biomedicina

La llamada biomedicina se está convirtiendo en un problema de salud pública, como consecuencia de la estrategia de los laboratorios y de la industria tecnológica de sacar nuevos fármacos no suficientemente probados (ignorando la Medicina basada en la evidencia), lo que supone un fraude y la generalización de corruptelas en la investigación y comercialización de los estos fármacos. Los gastos en los nuevos medicamentos son un enorme trasvase de fondos públicos a estas industrias a costa de atención de salud, la equidad y el bienestar de la población.

La reducción presupuestaria ha ido acompañado de un importante recorte de personal (entre 25.500 y 55.000 trabajadores menos) mientras que la privada lo incrementó en más de 6.000

Otras amenazas están relacionadas con las licencias adaptativas que permiten aprobar nuevos medicamentos sin contar con evidencia científica suficiente. Los laboratorios y las asociaciones de pacientes financiados por ella, justifican estas licencias rápidas en base a la necesidad de desarrollar tratamientos personalizados dirigidos a un número muy limitado de pacientes, algo que impide desarrollar ensayos clínicos por falta de casos.

Estas licencias y las vías preferentes de evaluación de fármacos para enfermedades graves o rápidamente progresivas (inicialmente indicadas para aprobar fármacos contra el VIH o el cáncer) suponen una puerta de entrada para los nuevos fármacos de elevado precio y eficacia cuestionable en muchos casos.

Poco control sobre nuevos medicamentos

Desgraciadamente los nuevos medicamentos no están siendo suficientemente evaluados por el Ministerio de Sanidad (Agencia Española del Medicamento y Dirección General de Farmacia) y se les fijan, unos precios desproporcionados que no se corresponden con los gastos en investigación y desarrollo. Según la versión de la industria, cada nuevo fármaco que ponen en el mercado requiere más de 800 millones de dólares en investigación, pero estudios independientes estiman que el coste rondaría los 75 u 80 millones de dólares.

La voracidad de la industria es imparable y sigue sacando al mercado medicamentos cada vez más costosos, infinanciables con el actual prepuesto sanitario

Las inversiones para el lanzamiento de un nuevo fármaco han experimentado un fuerte incremento debido al mayor número de ensayos clínicos necesarios antes de su comercialización, consecuencia de una legislación más estricta, que procura mejorar la seguridad de los pacientes, pero también del hecho de que los nuevos fármacos se parecen cada vez más a los antiguos, lo que obliga a realizar más pruebas para poder demostrar las pequeñas diferencias con el fármaco antiguo. Algunas revisiones de la documentación presentada ante la FDA estadounidense estiman que sólo un 20% de la inversión en investigación fue a parar a productos que aportan una mejora terapéutica notable.

La falta de control de la administración sanitaria hace que muchos de los nuevos medicamentos sean más inseguros, más caros y que no aporten mejoras respectos a los ya existentes, en España el número de muertes anuales por efectos adversos de los medicamentos triplica a los accidentes de tráfico. Entre las causas de esta situación esta el que los órganos evaluadores están dirigidos por profesionales con conflictos de intereses con los laboratorios, que anteponen sus intereses a la seguridad de los pacientes y a su acceso equitativo a los mismos. Los laboratorios destinan alrededor del 30% de sus ganancias a pagar viajes y congresos; a financiar la formación continuada; conferencias de líderes académicos a sueldo; artículos de opinión elaborados por empresas especializadas en marketing científico firmados por reconocidos expertos. Buena parte de los ensayos clínicos de medicamentos son diseñados con la finalidad de exagerar los resultados positivos e infra-estimar los efectos adversos y algunas Guías de Práctica Clínica son elaboradas por sociedades profesionales con conflictos de interés con las farmacéuticas.

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