Decálogo del paciente hospitalizado
Fuente : https://www.saludadiario.es/opinion/decalogo-del-paciente-hospitalizado
Autor: Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Salamanca (ADSP)
En el hospital se invierten mucho recursos económicos hasta conseguir la curación de los pacientes agudos, la mejoría de los pacientes cuyos problemas crónicos se han agudizado gravemente y precisan ingresar o el alivio al final de la vida. Al paciente todos estos recursos le parecerán muy bien y los dará por bien empleados si al final conseguimos curarle, mejorarle o aliviarle de alguna manera. Pero ésta, con ser una parte muy importante del proceso de hospitalización, no es la más. Y muchas veces los pacientes, además de valorar la calidad técnica y científica, solicitan también un trato amable y cercano.
Todos nuestros esfuerzos, tanto económicos como humanos, se ven muchas veces empañados porque el paciente en ocasiones necesita menos analíticas y más descansar por las noches. Y esto no es que ocurra solo dentro de nuestras fronteras, no, es tan frecuente, que el hospital Johns Hopkings (Baltimore, Maryland) ha llegado a la conclusión de que en lugar de gastar ingentes cantidades de dinero en auditorías y en encuestas de satisfacción, le es mucho más rentable hablar con los pacientes y escuchar lo que tengan que decir a la hora de establecer mejoras en la hospitalización.
De las reflexiones de estos pacientes, Jane Hill, la directora de Relaciones con el Paciente del Jonhs Hopkins Hospital, obtuvo el siguiente decálogo que he leído en el blog Gestión Clínica de Jordi Varela y que me animo a compartir con todos vosotros (hay que recordar el contexto de los hospitales americanos, de Medicina fundamentalmente privada):
1. Déjenme dormir entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana. No me tomen constantes ni me extraigan sangre si no es vital, y si lo es, me lo deberían explicar bien. Piensen que dormir bien me ayuda a recuperarme y me hace sentir mejor.
2. No hagan ruido en el control de Enfermería. Bajen el volumen de las conversaciones, el televisor, la radio, el ordenador y las alarmas de los aparatos y monitores, especialmente por la noche. Los pacientes preferimos plantas de hospitalización poco ruidosas.
3. Tengan cuidado de mis pertenencias. Tengan inventariadas y protegidas mis cosas. Esto me hace sentir más seguro e incrementa mi confianza en ustedes.
4. Llamen a la puerta antes de entrar y preséntense. Diríjanse a mí por mi nombre y no me tuteen si no se lo pido. En resumen, me gustaría que respetaran mi intimidad y mi manera de ser.
5. Tengan colgada en la pared una pizarrita con los nombres de los profesionales de cada turnoy con las acciones que me han preparado para el día. Esto me ayuda a estar orientado. Comprueben que mi nombre y el número de la cama están escritos en el cabezal.
6. Ténganme al corriente, a mí y a mi familia si observan cambios en mis condiciones clínicas. Infórmenme también si hay retrasos en las pruebas programadas. Estar informado me rebaja la ansiedad.
7. Tengan la habitación limpia. Limpien en profundidad cada día. Me han dicho que la limpieza reduce el riesgo de infecciones.
8. Escúchenme e implíquenme en las decisiones de mi proceso clínico. Utilicen un lenguaje llano y confirmen que les he entendido.
9. Explíquenme las normas básicas del hospital. Si estoy ingresado en unas instalaciones grandes y complejas, donde trabaja mucha gente, el hecho de entender las reglas del juego me hace sentir más adaptado.
10. Mantengan un nivel alto de profesionalismo en todo momento. Cuando están tomando un café en el office o cuando ya han terminado el turno, para mí siguen siendo el reflejo del servicio que se me ofrece. No se olviden de este detalle.
Sorprende que las peticiones de unos pacientes que están a miles de kilómetros de distancia guarden un parecido tan asombroso con lo que vivimos día a día en nuestros hospitales. De manera que, por favor, escuchemos a nuestros pacientes, saquemos conclusiones y ayudémosles a sentirse mejor.
¿Salud para todos?
Fuente : http://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/salud-para-todos/20180406100302150539.html
Autor: Marciano Sanchez Bayle
Nada menos que en 1977 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció una estrategia, la de “Salud para todos en el año 2000” con unos objetivos tan ambiciosos que en 1998 viendo su previsible incumplimiento le obligó a poner en marcha una nueva declaración la de “de Salud para todos en el siglo XXI” que tiene como principal objetivo el de conseguir que todas las personas alcancen permanentemente su potencial de salud, con 2 metas principales: promover la salud de las personas a lo largo de toda su vida y reducir la incidencia de las principales enfermedades.
El mismo documento señala tres valores básicos de esta estrategia:
- La salud como derecho fundamental de los seres humanos
- La equidad y la solidaridad entre los países y toda la población
- La participación en el desarrollo continuo de la salud
Posteriormente, en 2018, se establece la estrategia de la cobertura universal de la salud, cuyo objetivo es asegurar que todas las personas reciban los servicios sanitarios que necesitan, sin tener que pasar penurias financieras para pagarlos. La OMS señala que para que una comunidad o un país pueda alcanzar la cobertura sanitaria universal se han de cumplir varios requisitos:
• un sistema de salud sólido
• un sistema de financiación de los servicios de salud
• acceso a medicamentos y tecnologías esenciales;
• personal sanitario bien capacitado.
No hay que ser un lince para asegurar que poco se ha avanzado al respecto a nivel mundial y que incluso en muchos sitios se ha retrocedido de una manera muy significativa.
En España las políticas sanitarias de los últimos gobiernos han ido dirigidas a recortar recursos, promover las privatizaciones, introducir copagos y excluir de la asistencia los colectivos más vulnerables
En el mundo cuatro son los grandes problemas que impiden avanzar en el derecho a la salud: el principal, por el numero de personas afectadas, probablemente es la pobreza que condiciona el acceso a prestaciones sanitarias y que produce pro si misma un empeoramiento de la salud (hambre y/o alimentación inadecuada, falta de acceso a agua potable, condiciones higiénicas inapropiadas, etc.); el segundo son las guerras que someten a un importante grupo de poblaciones a riesgos de muerte, heridas, amputaciones, etc., así como a la destrucción de las infraestructuras sanitarias; el tercero son las migraciones en gran parte condicionadas por los dos anteriores; y el cuarto es el neoliberalismo y las privatizaciones, es decir el protagonismo creciente de los intereses mercantiles en el aseguramiento, la provisión y el funcionamiento de los servicios sanitarios.
En España las políticas sanitarias de los últimos gobiernos han ido dirigidas a recortar recursos, promover las privatizaciones, introducir copagos y excluir de la asistencia los colectivos más vulnerables. Frágiles, en flagrante contradicción con los objetivos de la OMS, que, por supuesto, el gobierno español no ha tenido ningún reparo en aprobar a la vez que los ningunea en la práctica, como se demuestra sin ir mas lejos en el ultimo proyecto de presupuestos que acaba de presentar. En esta estrategia, que ha acabado con el derecho de toda la población a la atención de salud, han tenido especial protagonismo tres medidas:
a) La aprobación del Real Decreto-Ley 16/2012, de 20 de abril que anuló las tarjetas sanitarias de los inmigrantes y otros colectivos y amplió los copagos especialmente a los pensionistas
b) Los recortes en gasto y personal sanitario con el argumento de la crisis y la exigencia de la UE de recortar el endeudamiento público
c) La generalización de las privatizaciones bajo el eufemismo de colaboración privada para financiar y gestionar centros y servicios sanitarios, que han reducido recursos y aumentado los costes.
Los resultados de estas medidas han perjudicado a los grupos de población más necesitados como inmigrantes, jóvenes y parados de larga duración (a los que se privado del derecho a la asistencia); pensionistas y enfermos crónicos (que, en muchos casos, el 4,4% de la población, nada menos que 2 millones de personas, no pueden retirar de las farmacias los medicamentos prescritos por sus médicos); y el incremento en las desigualdades territoriales y en la oferta de servicios. La aplicación de estas medidas no ha sido igual en todas las comunidades autónomas.
El actual gobierno del Partido Popular ha acabado con el derecho a una Asistencia Sanitaria Universal en nuestro país, aplicando una política que busca la extensión de los seguros privados financiados con dinero público potenciando MUFACE (que presta atención a los funcionarios públicos a través mutuas y aseguradoras privadas) o aplicando desgravaciones fiscales a quienes contraten seguros complementarios; la potenciación de la provisión sanitaria privada (conciertos, externalizaciones, concesiones, etc.) que fracciona la cobertura sanitaria y potencia la provisión privada, como muestra que el gasto privado que supone ya más del 30% del gasto sanitario total. El resultado es la aparición y crecimiento entre los españoles, por primaria vez en muchos años, de importantes barreras y desigualdades en el acceso a los servicios sanitarios y a sus prestaciones.
Por último, la actual orientación del sistema a la medicina especializada centrada en los hospitales; al uso intensivo e irracional de fármacos y pruebas tecnológicas cada vez más costosas; a la marginación de la Atención Primaria y la Salud Pública; y al abandono de la promoción y la prevención, ponen en riesgo la salud y la sostenibilidad a medio plazo del actual sistema sanitario público.
Tenemos que ser conscientes de que para mantener el Servicio Nacional de Salud Universal, accesible y Equitativo, es necesario tener gobiernos progresistas con voluntad política (como el valenciano que ha restituido el Hospital de Alzira a la Sanidad Pública), el apoyo y la movilización social (extendiendo y potenciando las Plataformas en Defensa de la Sanidad Pública que integran a sindicatos, organizaciones ciudadanas, grupos políticos, etc.) y un sector profesional comprometido con el mismo.
La situación de la salud en el mundo no es buena y el pronostico es francamente preocupante, pero la resignación no cambiara las cosas, por eso debemos de sumarnos a los millones de personas que en todo el mundo reclaman el derecho a la salud como un derecho humano fundamental y tener claro que para garantizarlo es fundamental contar con potentes servicios sanitarios públicos que antepongan los derechos de las personas a los beneficios empresariales y los intereses de los mercados.
El negocio de la enfermedad
Fuente : http://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/el-negocio-de-la-enfermedad/20180402102305150355.html
Autor: Luisa Lores
Los medios de comunicación se han hecho eco estos días de un estudio realizado por la Fundación Pasqual Maragall (FPM) que concluye que es posible diagnosticar la Enfermedad de Alzheimer (EA) en personas sanas, mediante la detección de alteraciones cerebrales en Resonancia Magnética (RM), algo difícil de creer, ya que hoy por hoy no existe un diagnóstico certero de EA ni tan siquiera en personas con demencia establecida.
La enfermedad de Alzheimer no tiene tratamiento farmacológico hasta la fecha, ya que ninguno de los fármacos aprobados ha demostrado su eficacia, así que los responsables de la fundación podrían pretender:
1- Fichar a más sujetos para sus investigaciones
2- Presionar al sistema público para que implante un cribado de EA, mediante estudios genéticos y de RM, lo que abriría un importante nicho de negocio
3- Impedir el desarrollo futuro de la EA, con la mejora de los hábitos de vida de las personas con test positivo, como afirman en la FPM.
Por una parte, parece bastante improbable que personas a las que se les clasifica como de alta probabilidad de desarrollar EA disfruten de una vida saludable, debido a la “espada de Damocles” del miedo a la demencia sobre sus cabezas “sine die”. Por otra parte, el empeoramiento de los hábitos de vida afecta sobre todo a las personas con menos recursos, que no disponen de tiempo, medios ni de información suficiente para disminuir su sedentarismo, evitar los riesgos laborales, o mejorar la alimentación y la calidad del aire que respiran, lo que está suponiendo un franco deterioro de su salud. Y finalmente es sumamente probable que una parte importante de estas personas no lleguen nunca a padecer la enfermedad y pasen a engrosar el ya numeroso grupo de quienes son sobrediagnosticados, y que sufren tratamientos y pruebas innecesarias con el consiguiente riesgo para su salud.
La indiferencia de los responsables sanitarios, la privatización y “americanización” del sistema y la ausencia de programas de promoción de la salud, están incrementando nuestras desigualdades, cada vez más similares a países sin SNS, con una disminución esperada de la esperanza de vida de hasta 10 años de unos españoles con respecto a otros, debido no solo al incremento de la EA sino también de la obesidad, la diabetes, la HTA, el cáncer, la cardiopatía isquémica o la depresión.
Pero sobre todo sorprende la preocupación por la salud pública de la fundación Pasqual Maragall, cuyo patronato está integrado por representantes de las grandes empresas catalanas, las escuelas de negocios y el capital riesgo.
En el consejo de mecenazgo de la Fundación Pasqual Maragall se encuentran:
- Los bancos más implicados en la privatización sanitaria, como el Banco Sabadell (Ribera salud) y La Caixa, (propietaria de Adeslas y Mutua Madrileña)
- Las grandes constructoras, colaboradoras necesarias en la crisis del ladrillo que dejó a muchas de estas personas sin vivienda
- La Fundación Ramón Areces, de “El corte inglés”, cada vez más interesado en el negocio sanitario, hasta el punto de que dispone de un consejo científico formado por farmacólogos y médicos vinculados a la sanidad pública
Las entidades” solidarias” con la fundación:
- Aguas de Barcelona (AGBAR), gestora privada del agua pública y las eléctricas, responsables de la pobreza energética de la población más vulnerable, como las personas con EA
- SarQuavitae, empresa del fondo francés PAI partners, que gestiona las residencias para mayores como negocio, no como servicio público, gracias a la inestimable colaboración del presidente gallego Nuñez Feijóo
- La firma alemana de coches BMV, que no solo manipuló sus vehículos para esquivar los controles y así poder contaminar más de lo permitido, sino que colaboró en la escabrosa investigación realizada sobre jóvenes estudiantes, que respiraron diferentes concentraciones de dióxido de nitrógeno para comprobar los efectos en la salud humana de las emisiones de los coches. Curiosamente, cada vez existen más estudios que confirman la relación entre la EA y la inhalación de estos gases.
No parece probable que las empresas que están detrás de la Fundación Pasqual Maragall, con fuertes intereses comerciales y en parte causantes del empeoramiento de la calidad de vida de la población, tengan tanta preocupación por la salud pública, ni parece apropiado que se les permita publicitar informaciones sanitarias en los medios, con una base científica tan débil, sin tener en cuenta las graves consecuencias que pueden ocasionar.
Por favor, dejen en paz el sistema sanitario y la Sanidad Pública y dedíquense a sus negocios.
Modelo Alzira, crónica de un fracaso anunciado
Fuente : http://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/modelo-alzira-cronica-fracaso-anunciado/20180331084325150297.html
Autor: Pedro Lorente García
nuevatribuna.es | Pedro Lorente García 31 de Marzo de 2018 (09:00 h.)
Reflexiones de un médico pensionista sobre salud y pensiones
Fuente : http://www.miciudadreal.es/2018/03/18/reflexiones-de-un-medico-pensionista-sobre-salud-y-pensiones/
Autor: Eduardo García del Castillo
Es importante tener en cuenta que la salud de las personas tiene que ver más con los estilos de vida que con el sistema sanitario, de ahí la importancia de tener una pensión digna y justa que nos permita disfrutar de una vivienda confortable y sana, exenta de pobreza energética, de una alimentación saludable, de unas vacaciones y de un descanso al que parece ser que solo han tenido y tienen derecho los más ricos.
La desigualdad va a determinar las diferencias en la esperanza de vida entre los más ricos y los más pobres, pero no solo eso, sino que va a determinar los años de vida en buena salud.
“El retraso de la jubilación a los 67, supone que en el caso de las trabajadoras y trabajadores de clase baja, se les expropia casi todo el periodo de vida que les queda en buena salud. Así a la “jubilación” de la clase trabajadora le queda cada vez menos de merecido “júbilo” y más de sensación de explotación y engaño en el contrato social”.
En otro orden de cosas, parece evidente que cuantos más años tenemos, más padecimientos vamos acumulando, padecimientos que además, no necesariamente son enfermedades, sino que son las consecuencias propias y naturales del envejecimiento, pero que necesitan tratamiento prolongado, ya que al no tratarse de enfermedades, no se van a curar, sin embargo van a necesitar tratamiento mantenido para combatir los síntomas.
Como es lógico, las personas de más edad somos las que más recursos sanitarios necesitamos, las que, por desgracia, más gasto sanitario generamos, y de aquí se deriva otra de las cuestiones más sangrantes con la que se nos han devaluado las pensiones.
Los diferentes medicamentazos llevados a cabo tanto por el PP como por el PSOE, sacando unos 400 medicamentos de la financiación pública y el remate final por parte del PP con el RDL 16/2012, que establece repagos para los pensionistas, han dado lugar a que:
- Un 17% de las personas no retiren los medicamentos de la farmacia por motivos económicos.
- Un 60% de pensionistas consumían alguno o varios de los medicamentos excluidos de la financiación pública. De ellos solo el 25% del total siguieron haciéndolo, con un coste medio mensual que habría que sumar en estos casos al copago farmacéutico.
- El último Barómetro Sanitario realizado por el CIS señala que un 4,4% de la población no retira medicamentos prescritos por problemas económicos (en el total de la población del país serian 2 millones de personas).
La repercusión sobre la salud de la no utilización de los medicamentos recetados ya ha producido un empeoramiento de las enfermedades de base, una descompensación de las mismas e incluso un aumento de la mortalidad, habiendo afectado más a aquellos ciudadanos con niveles de renta más bajo.
En esta situación el ataque a las pensiones y al sistema público de pensiones no solo deteriora el poder adquisitivo de los pensionistas e incrementa la desigualdad, sino que además repercute negativamente sobre su salud.
¿Quiénes son entonces los extremistas radicales, nosotros o los que reciben sobres, rescatan bancos y autopistas y vacían la caja de las pensiones, poniendo así en peligro nuestra salud y nuestras vidas?
Por todo ello exigimos la retirada del copago farmacéutico de los pensionistas, la derogación del RDL 16/2012 y las reformas de 2011 y 2013 del sistema de pensiones de jubilación español.
No permitamos que nos sigan robando las pensiones, la salud y la vida.
Si queremos pensiones dignas y salud mañana, las tenemos que defender hoy.