La ADSP de Canarias ante la pésima atención a los trastornos infantiles graves
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Para la ADSPC es intolerable la ausencia de una Red de Atención Temprana a los trastornos del desarrollo infantil, entre ellos los Trastornos del Espectro Autista, para los que se precisa un conjunto de intervenciones, en el ámbito sanitario público, dirigidas a la población infantil de 0-6 años, a la familia y al entorno, con el objetivo de dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presenten los niños. Se estima que dicha población infantil en Canarias supera los 9.000 niños, siendo la única Comunidad Autónoma del Estado que no dispone de una red de atención temprana pública y por tanto gratuita en el momento del uso. Con tal ausencia de recursos, se fuerza a que los niños con esta necesidad acudan a centros privados (que tienen listas de espera de años) o queden con secuelas irrecuperables por no poder costear sus servicios.
En cuanto al desarrollo en general de la Red de Atención a la Salud Mental infanto-juvenil se sabe que entre el 7 y el 25% de la población infanto-juvenil reúnen criterios para un diagnóstico psiquiátrico y que alrededor de la mitad presenta un significativo desajuste como consecuencia de ello. La asistencia para los niños, niñas y jóvenes debe ser específica y diferenciada de los dispositivos de asistencia mental para adultos. El desarrollo de los dispositivos ha sido lento, irregular y poco equitativo, no todas las áreas geográficas disponen de Unidad de Salud Mental infanto-juvenil (USMIJ).
Existen desajustes graves en la infancia y adolescencia que requieren de intervenciones en régimen de hospitalización tales como los intentos de suicidio, trastornos de la conducta alimentaria graves, psicosis y otros trastornos de conducta. En el momento actual no existe ninguna Unidad de Hospitalización en toda la Comunidad Autónoma. En su defecto, la hospitalización se está llevando a cabo en Unidades de hospitalización no preparadas para las características y necesidades del paciente pero adecuadas para su edad (Pediatría) o en Unidades sin personal específico para la atención infanto-juvenil pero preparadas para las características y necesidades del paciente (Unidades de Hospitalización Breve de adultos).
Parece claro que el desarrollo de la Red de Psiquiatría Infanto-Juvenil, no ha supuesto una prioridad, el grado de incumplimiento para la Red de modo completo se remonta a unos 10 años. En su desarrollo deben establecerse líneas de colaboración estables con los servicios sociales y educativos, evitando que estos se limiten a unos apoyos puntuales o con fecha de caducidad, debiendo implementarse una línea de cuidados y apoyos transversales de forma colaborativa donde las personas no reciban una suma de dispositivos sino un Plan de cuidados individualizado, coherente e integral.
En relación a los Servicios Sociales, la incidencia de problemática de índole social entre los pacientes de las USMIJ es muy elevada. Se requiere una relación continua entre servicios sociales de las USMIJ y los ayuntamientos, así como con los profesionales del trabajo social de los centros educativos que los tengan, particularmente los de educación especial (C.E.E.). Y respecto a los Servicios Educativos, dentro del Convenio de colaboración Consejería Educación-Consejería Sanidad, se deben primar programas orientados a la promoción de la salud mental desde la infancia. Aquí cobra relevancia la relación de los C.E.E. con la Red de Atención a la Salud Mental infanto-juvenil aportando información acerca del estado de los alumnos-pacientes, en el entorno escolar y familiar, a los profesionales de las USMIJ. Estamos hablando de un colectivo con pluripatologías, muchos con trastornos de conducta, para los que cabe recomendar las clásicas pautas para la modificación de conductas, tanto para el colegio como para su casa, así como el apoyo de los terapeutas de las USMIJ mediante la intervención sobre sus pacientes en la consulta en relación con los aspectos que están generando conflictos en los colegios, con hetero y autoagresiones, etc. y también para reforzar sobre los padres el mantenimiento firme de las pautas en casa.
Las terapias psicológicas, además del apoyo farmacológico, pueden ser de gran ayuda para complementar el esfuerzo que tanto en los colegios como en las consultas se debe hacer para integrar a los alumnos en las dinámicas educativas que les ayuden a progresar conductualmente. Sin embargo las terapias psicológicas no están contempladas en la cartera de servicios de las USMIJ y ni siquiera se cuenta con espacios e infraestructuras adecuadas para ello, ni con tiempo, dada la escasez del personal, psiquiatras y psicólogos, para cubrir la amplia demanda de atención.
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Canarias
17 de abril de 2017
17 de abril de 2017