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Este tratamiento le iría muy bien, pero no lo cubre su seguro

Fecha de Publicacion : 11/03/2021

Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/este-tratamiento-le-iria-muy-bien-pero-no-lo-cubre-su-seguro

Autor: Alicia Alonso

"Este tratamiento le iría muy bien, pero no lo cubre su seguro" es una frase que no me imaginaba que tendría que usar en mi consulta. Y, sin embargo, no me he tenido que ir muy lejos de España para que irrumpa con frecuencia en mi día a día.

Alicia Alonso

En Bélgica, el sistema sanitario es público, pero está inmerso en un entramado de colaboraciones público-privadas y copago tremendamente complejo que complica mucho las decisiones tanto para médicos como para pacientes. Con mis colegas belgas suelo hablar llena de orgullo del sistema sanitario español. Cómo casi todo en la vida, es difícil valorarlo cuando lo tienes, cuando para ti es "lo normal". Pero la Sanidad española está llena de virtudes de las que uno se hace consciente al afincarse en otro país.

Para empezar, es un sistema increíblemente simple para el usuario: todo lo que necesitas es tu tarjeta sanitaria, y con ella puedes pedir cita para tu médico de Familia, ser atendido en Urgencias en caso de necesidad, ser remitido a un especialista, ingresar en el hospital…

Y salvo la compra de medicamentos, el resto lo haces sin abonar ni un solo céntimo. Puedes estar ingresado una semana en un hospital y, al volver a casa, centrarte en recuperarte con la tranquilidad de que no te va a llegar una factura de 3.000€ porque tu seguro no cubría esto o lo otro. En otros países, como en Bélgica, muchos de estos servicios implican una trama burocrática que podría ser el argumento de una temporada completa de Ally McBeal. Y, por supuesto, copago por delante: primero pagas la consulta y luego (tras el papeleo correspondiente) tu seguro te devuelve una parte.

Los médicos no nos escapamos de este infierno burocrático: para la prescripción de muchos medicamentos tenemos que hacer informes específicos, y debemos familiarizarnos con los seguros para no prescribir al paciente medicinas que no estén cubiertas y él no pueda pagar. Hasta para solicitar pruebas hay que tener cuidado con esto: si programas ciertas pruebas en el mismo día, el seguro sólo cubre una (por ejemplo, si el paciente necesita una resonancia magnética dorso-lumbar, hay que programar la zona dorsal y la lumbar en días diferentes (a pesar de la pérdida de tiempo) si no queremos que el paciente tenga que pagar de su propio bolsillo una resonancia magnética que, recordemos, se está haciendo en un hospital público.

Y, sin embargo, la Sanidad española es como ese niño brillante y trabajador al que hacen bullying en el colegio, se ríen de él y le roban el bocadillo en lugar de fomentar el desarrollo de su potencial. A la Sanidad española le han robado ya muchos bocadillos. En la ADSP hemos hablado largo y tendido sobre el expolio y el proceso de desacreditación al que lleva años sometida por políticos que, a pesar de tener en sus manos la posibilidad de mejorar la vida de la gente, solo piensan en su propio beneficio.

Queda mucho por mejorar, y yo todavía tengo esperanza de que se modifique el rumbo, de que se invierta en Sanidad y en investigación y de que el sistema sanitario español público y universal vuelva a ser envidiado en el mundo.

 

Avanzar en la vacunación

Fecha de Publicacion : 02/03/2021

Fuente:https://www.infolibre.es/noticias/opinion/plaza_publica/2021/03/02/avanzar_vacunacion_117323_2003.html

Autor: Marciano Sánchez Bayle

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En España se está avanzando en la vacunación a trompicones pero tampoco a un ritmo mucho menor que la mayoría de los países desarrollados: el 25 de febrero nos situábamos en un 6% de la población con al menos una dosis administrada, porcentaje mayor que el de Alemania, Italia, Francia y Portugal y un poco superior al promedio de la UE. En el mundo nos superaban claramente Israel, Reino Unido (este caso no es directamente comparable porque aunque hay un gran número de personas que han recibido una dosis, el 24,2%, solo el 0,9%, un porcentaje 2,77 veces menor que en España, tiene completada la vacunación), EEUU y algún otro país como Dinamarca, con una diferencia menor de un 1%, es decir una situación perfectamente equiparable con la mayoría del mundo desarrollado.

Es evidente que el objetivo de la vacunación es hacerlo lo antes posible y vacunar de manera preferente a las personas más vulnerables (las que tienen una mayor mortalidad), es decir los mayores de 60 años y a los que padecen enfermedades crónicas. Por otro lado no se puede olvidar que, cuanto más tiempo pase y haya más personas infectadas, será más probable que el virus presente mutaciones, y que alguna de ellas lo haga más letal y/o más transmisible, por lo que es importante vacunar pronto también a una mayoría de la población.

En España se están planteando dos estrategias de vacunación que aparecen como totalmente enfrentadas y excluyentes: realizar la vacunación en los centros de salud, aprovechando el amplio dispositivo de Atención Primaria, y hacerlo en grandes espacios como polideportivos, etc, por lo que conviene evaluar las ventajas e inconvenientes de cada modelo y si son realmente antitéticos.

En primer lugar los centros de salud tienen una gran ventaja que es la accesibilidad debido a una extensa red que acerca el servicio a toda la población, tanto en el área urbana como en la rural; por otro lado hay un mejor conocimiento de las personas a las que se atiende, lo que es muy importante en el caso de mayores y/o crónicos y se tiene acceso directo a su historia clínica, por lo que pueden evaluarse sus posibles contraindicaciones y/o problemas de salud que pueden interferir en la vacunación. Finalmente hay una dotación sanitaria apropiada en el caso de que se presente alguna grave complicación, que aunque son muy infrecuentes, obviamente pueden producirse, y por supuesto hay amplia experiencia en vacunación y su intervención mejora la adherencia de la población a la Atención Primaria.

Como no hay día sin noche, o si se prefiere sin “reverso oscuro”, también tiene inconvenientes. El primero es que puede mantener y reforzar el bloqueo de la asistencia de los enfermos no covid19 al dedicar tiempo y recursos a la vacunación, lo que obviamente puede solventarse incrementando recursos humanos; por otro lado, muchos centros presentan problemas de espacio para separar a los que se vacunan de los pacientes covid y no covid, aunque esto puede y de hecho se está realizando la vacunación en franjas horarias concretas; y finalmente es más probable que se produzcan tiempos muertos en la vacunación, por ejemplo por la no comparecencia de alguna/s de las personas citadas.

¿Qué sucede con la utilización de grandes espacios?. Obviamente es mas fácil separar a las personas que acuden a vacunarse y organizar circuitos seguros; y también la vacunación puede tener mayor rentabilidad (se puede vacunar con más velocidad y optimizar el tiempo de los profesionales que vacunan); pero también existe menor capacidad de respuesta en caso de complicaciones, no hay posibilidad de consultar la historia clínica de las personas a vacunar y se desconocen los problemas de salud previos de las mismas, y lo más importante, son en general lugares más alejados del domicilio habitual (problema serio para personas mayores y para las que tienen menos recursos económicos) y pueden generar una barrera al acceso precisamente de quienes son más vulnerables. Por supuesto Isabelita, y no solo ella, señalaría entre sus supuestas ventajas que permiten mejores operaciones de marketing (fotos, reportajes, etc) y con más glamour, y que pueden valer incluso para maquillar operaciones injustificables como el hangar con camas de la Sra Ayuso.

En ambos casos también se puede aprovechar para la subcontratación/ privatización de la vacunación, lo que de hecho está sucediendo en algunas Comunidades Autónomas, y también, en ambos casos, para una mayor fluidez de la vacunación se precisa el refuerzo del personal sanitario, aumentando las contrataciones, porque no tiene sentido el deteriorar unos servicios para atender a otros.

En resumen, son modelos que pueden funcionar de manera complementaria, por lo que sería bueno adaptar el modelo según cada caso concreto, es decir en el caso de personas mayores y/o con enfermedades crónicas y en núcleos pequeños de población, es claramente mejor el modelo de Centros de Salud, porque garantiza accesibilidad y previene riesgos. Cuando se trata de personas jóvenes y sanas, en grandes ciudades, el modelo de grandes espacios debería de considerarse en algunos casos (por ejemplo en universidades, donde los estudiantes suelen provenir de muchos sitios, distintos y distantes, donde siguen teniendo su centro de salud de referencia y/o grandes centros de trabajo) aunque siempre hay que valorar las ventajas e inconvenientes de cada caso.

Un último comentario. Avanzar en la vacunación y hacerlo pronto es una necesidad, pero no podemos olvidar que sus efectos sobre el control de la enfermedad solo serán eficaces a medio plazo, y que mientras tanto es muy importante mantener las restricciones y la precaución frente a los contagios, porque sigue habiendo aspectos clave que desconocemos, como la duración de la inmunidad y la capacidad de contagiar de las personas vacunadas. Y todo ello sin olvidar que para erradicar o contener el virus no basta con que nos vacunemos nosotros, sino que hay que extender la vacunación al conjunto de la población del planeta.

Cómo mejorar la atención especializada en la sanidad pública española

Fecha de Publicacion : 01/03/2021

Fuente:  https://nuevatribuna.publico.es/articulo/sociedad/sanidad-publica-atencion-especializada-tenemos-hacer-mejorarla/20210301164223185128.html 

Autor: Sara Luque Moralo, Sergio Fernández Ruiz, Marciano Sánchez Bayle. Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

Después del análisis realizado y de los problemas detectados, conviene realizar una serie de recomendaciones y propuestas de mejora que, en nuestra opinión, son imprescindibles para superar la situación actual y para asegurar la sostenibilidad de la Sanidad Pública.

Lo primero es deben incrementarse de manera importante el numero de camas hospitalarias con el objetivo de conseguir entre 4,5 y 5 camas por 1000 habitantes (entre 50.000 y 80.000 camas más en todo el país) y que en ninguna comunidad autónoma haya menos de 3,5 camas/1000. Este incremento debe de realizarse especialmente en camas de media y larga estancia, para lograr al menos 1/1000 habitantes. Las nuevas camas hospitalarias deberían de ser camas de titularidad y gestión pública.

Por otro lado habría que realizar por parte de las administraciones sanitarias un análisis de la dotación tecnológica de los centros sanitarios y de su adecuación a las necesidades asistenciales, así como un plan para asegurar su actualización. También debe garantizarse la dotación necesaria de personal en los centros sanitarios para garantizar una atención sanitaria de calidad, y también establecerse una dotación mínima de personal de los centros sanitarios privados para una adecuada atención sanitaria. Finalmente hay que asegurar la convocatoria y dotación económica de todas las plazas de formación especializada acreditadas.

Para ello tenemos que aumentar el gasto/ habitante y año siempre y cuando este no supere el 60% del presupuesto sanitario, es decir si aumentamos en 1.000 € por habitante y año el presupuesto sanitario supondría unos 400 € per capita más, pero también tenemos que disminuir el gasto farmacéutico para situarlo por debajo del 14%. Asimismo hay que  reducir el gasto en privatizaciones y el gasto en conciertos para que no supere el 5%, y paralizar  las privatizaciones en AE e iniciar un proceso de recuperación de lo privatizado hasta el presente. Para ello habría que realizar cambios legislativos como la derogación de la Ley 15/97 y el blindaje de la provisión sanitaria pública.

Tenemos que evaluar las derivaciones hacia consultas de AE para valorar su idoneidad. En este sentido es importante proporcionar a la Atención Primaria de los medios necesarios para disminuir las derivaciones inapropiadas. Además hay que arbitrar mecanismos para controlar y disminuir las derivaciones a consultas externas y pruebas diagnosticas, con financiación pública, a los centros privados. Complementariamente tenemos que mejorar de manera sustancial la utilización de los quirófanos y la tecnología en los centros sanitarios públicos e incrementar las intervenciones por CMA

Un caso especial es el de la elevada tasa de cesáreas qua hay que controlar arbitrando mecanismos y protocolos de actuación para disminuir la tasa de cesáreas, tanto en los centros públicos como en los privados para acercarnos al objetivo de la OMS de un 15% sobre el total de partos, realizando inspecciones en aquellos centros que se desvíen de manera muy significativa del objetivo marcado.

Tenemos que evaluar las pruebas diagnosticas realizadas para analizar su pertinencia y adecuación, estableciendo planes para evitar la sobreutilización innecesaria. A la vez incrementar de manera significativa en la Sanidad Pública las actividades de fisioterapia, terapia ocupacional y logopedia, implementando los recursos necesarios para ello.

Hay que reducir significativamente las urgencias hospitalarias mediante una mejora de la accesibilidad tanto en Atención Primaria como en la Especializada y actuaciones de educación para la salud .

Las listas de espera, tanto quirúrgica (LEQ) como en consultas externas (LEC) son un serio problema que hay que controlar. El objetivo debería ser que nadie espere mas de 6 meses en LEQ ni más de 60 días en LEC, y que las primeras consultas se realicen en 15 días en más del 90% de los casos.

Es muy importante una nueva política de recursos humanos para garantizar incentivos a los trabajadores sanitarios que primen la calidad de la asistencia sanitaria. Asimismo la formación continuada de los profesionales debe de estar garantizada por el sistema sanitario público y ser ajena a los intereses empresariales y regular estrictamente los conflictos de interés entre profesionales sanitarios y la industria farmacéutica. Por otro lado debería de primarse la dedicación exclusiva de los profesionales para evitar la competencia desleal y la colusión de intereses entre la sanidad pública y el sector privado.

Es muy importante el papel de la ciudadanía en el control del funcionamiento del sistema sanitario, para ello deben incluirse en los estándares de calidad de la AE las opiniones de la ciudadanía, recogida tanto a través de las encuestas de opinión como de las expresadas por las organizaciones sociales. En este contexto es imprescindible la puesta en funcionamiento de organismos de participación social y profesional en los centros de AE, con capacidad real para intervenir en la planificación y gestión de los mismos.

Finalmente tenemos que controlar el gasto farmacéutico, garantizando que el aumento del mismo en AE se sitúe al menos un punto por debajo del crecimiento presupuestario de este nivel asistencial, con el objetivo de disminuir el porcentaje de gasto farmacéutico progresivamente hasta alcanzar el 14%. Asimismo incrementar la utilización de genéricos y biosimilares y promocionar las compras agregadas de medicamentos de uso hospitalario por parte de todas las CCAA e impulsar la investigación pública, independiente de la industria farmacéutica

Aparte de las medidas que deberían adoptarse a corto plazo, seria conveniente la realización de un acuerdo estratégico sobre la Atención Especializada que estableciera los objetivos e instrumentos para garantizar una AE de calidad en la Sanidad Pública, incluyendo un modelo de organización y gestión, así como de la configuración de las especialidades médicas y de enfermería.

Problemas a los que se enfrenta la atención especializada en España

Fecha de Publicacion : 01/03/2021

Fuente:https://nuevatribuna.publico.es/articulo/sociedad/sanidad-publica-atencion-especializada-problemas-evolucion-espana/20210301164152185127.html

Autor: Sara Luque Moralo, Sergio Fernández Ruiz, Marciano Sánchez Bayle. Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

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La Atención Especializada (AE) en España reúne tanto la atención en los hospitales como la que se realiza en consultas externas por los especialistas que no trabajan en la Atención Primaria y se ha visto especialmente tensionada por la pandemia, tanto en lo que hace referencia a los hospitales que han vivido un importante pico de la demanda, especialmente en las UCIs y durante la primera ola de la misma, como en el resto de la AE, que enfocada hacia la atención de los enfermos con covid19 han visto como se postergaba y/o suspendía la asistencia de enfermos que no presentaban esta patología y que siendo la mayoría, también tenían serios problemas de salud.

Se ha repetido con frecuencia que una parte importante de los problemas planteados en la saturación del sistema sanitario en la pandemia en realidad eran la expresión de unas políticas previas que habían disminuido de manera significativa la capacidad del mismo para responder adecuadamente ante una situación de estrés muy agudo e imprevisto.

La AE acumula la mayor parte del gasto sanitario público (el 62,8% en 2018) con grandes oscilaciones entre CCAA (el 68,6% de Madrid y el 56,6% de Extremadura), y en €/ habitante al año va desde 1.107,97 en el País Vasco hasta 750,41 en Andalucía (media de 916.97). Por otro lado el porcentaje dedicado a conciertos con el sector privado (9,09 en 2018) aumentó entre 2010 y 2018 en un 5,33%, con una gran variabilidad interautonómica (entre el –30,63% de Valencia y el +103,23% en Madrid), lo que sí es evidente es un aumento en la financiación del sector privado debido a la mayor privatización del sistema sanitario.

Lo más llamativo de la dotación hospitalaria es el bajo número de camas. El número de camas /1.000 habitantes instaladas es insuficiente en el país y ha disminuido entre 2010 y 2019, de 3,96 a 3,69 (0,27 menos/1.000). El número de camas en funcionamiento es aún menor, ello contrasta con los promedios de la UE (5,21) y la OCDE (4,5), por lo que el déficit de camas hospitalarias es preocupante. Del total de camas instaladas el 8,06 no estaban en funcionamiento en 2010 frente al 15,19% en 2018. Este déficit era todavía mayor en las camas de media y larga estancia que, siendo pocas, disminuyeron en este periodo (de 0,32 a 0,29/1.000, frente al 1,5/1.000 de promedio de la UE).

El 80,7% de las camas en funcionamiento en 2018 eran de titularidad pública (el 94,19% en Extremadura hasta el 43,09% en Cataluña) y la dotación tecnológica en el periodo aumentó, tanto en los centros públicos como en los privados, si bien más en los primeros (25 versus 5/100.000 habitantes)

Hay una gran variabilidad de dotación de personal que se produce en todas las categorías: médicos entre 2,53 de Navarra y 1,62 de Andalucía (media España 1,98); la tasa de profesionales de enfermería en AE /1000 habitantes entre 5,10 del País Vasco y 3 de Valencia (promedio 3,56); la de técnicos sanitarios entre 4,46 del País Vasco y 2,56 de Valencia (promedio 3,31); y  la MIR entre 0,64 de Madrid y 0,29 de La Rioja (media 0,45), evidentemente en este último caso tiene que ver con el grado de superespecialización de los hospitales autonómicos.

Por otro lado el personal de los centros públicos por cama es significativamente mayor que en los privados: personal total 4,83 versus 2,57 (1,87 veces más); medico 0,9 versus 0,36 (2,5 veces más); enfermería 1,44 versus 0,64 (2,25 veces más).

Con todo entre 2010 y 2019 se produjo un aumento de la actividad global de la AE, tanto en consultas externas como en hospitalización. Las altas y estancias/1.000 según fueran centros públicos o privados globalmente siguieron la misma evolución de aumento de las altas y una disminución de las estancias. En cuanto a las altas se produce un aumento en los centros públicos en 13 CCAA y una disminución en 4, mientras que en los centros privados aumentan en 8 CCAA y disminuyen en 9. Las altas/1.000 habitantes en centros públicos oscilan, en 2018, entre 129,75 en el País Vasco y 65,53 en Andalucía (media 89,30) y en centros privados entre 37,65 (Madrid) y 10,05 (Cantabria) con un promedio de 26,63.

El número de intervenciones/quirófano y año en 2018, presenta una variabilidad excesiva y que evidencia una gestión inapropiada de los mismos, aunque es obvio que puede estar influida por la complejidad de las intervenciones que se realizan. Con un promedio de 1.164,85 intervenciones por quirófano y año la tasa oscila entre 1.388,27 en Cataluña y 735,27 en Cantabria. Las intervenciones por cirugía mayor ambulatoria experimentan un crecimiento importante en el periodo, con una gran variabilidad entre CCAA. Así frente a un promedio de aumento del 14,7% en el conjunto del país este va desde el 121,76% en Navarra al 0,06% en el País Vasco. El porcentaje de intervenciones por CMA respecto al total de intervenciones quirúrgicas es del 32,82% de promedio en 2018, variando entre el 41,41% de Asturias y el 23,02% de La Rioja, lo que evidencia que hay un margen importante de mejora al respecto.

Un hecho preocupante es la tasa de cesáreas que es muy elevada. El número de partos disminuyó en todas las CCAA, asimismo el % de cesáreas también disminuyó en el país, pasando del 25,26 al 24,62%, pero no en todas las CCAA, aumentando en 6 (Cantabria, Castilla la Mancha, Cataluña, Extremadura, Murcia y La Rioja). La tasa de cesáreas en 2018 oscilaba entre el 29,22% (Extremadura) y el 14,63% (País Vasco) y sigue siendo excesiva ya que la OMS recomienda que se situé por debajo del 15% lo que solo pasa en el País Vasco y solo otras dos están por debajo del 20% (Navarra y Asturias). Esta situación esta relacionada en parte con el elevado grado de asistencia a partos en centros privados: en 2018 el 36,51% de los partos en centros privados lo fueron por cesáreas frente al 21,83% en los centros públicos.

La evolución de las tasas /1.000 habitantes de algunas pruebas diagnósticas frecuentes, evidencia un aumento de todas ellas en este periodo. La más utilizada en 2018 fue el TAC con una tasa de 113,99/1.000 seguida de la RM (75,07), la mamografía (51,92) y la colonoscopia (25,43), con una gran variabilidad entre CCAA que no parece estar relacionada no con la mortalidad ni con la situación de salud de las mismas.

Dos serios problemas son las urgencias y las listas de espera. Las urgencias hospitalarias se han incrementado notablemente. La tasa de frecuentación/1.000 habitantes ha pasado de 561,84 en 2010 a 649,52 en 2018, un 15,60%, aumento que se constata en todas las CCAA, situándose la tasa en 2018 entre 779,37 de Andalucía y 514,07 de La Rioja. Este aumento es en su mayoría de urgencias inapropiadas.

Las  listas de espera también han experimentado un aumento importante, tanto de lista de espera quirúrgica (LEQ) como de consultas externas de AE(LECE). Evidentemente las cifras más recientes están influidas por la pandemia que ha suspendido muchas intervenciones quirúrgicas y consultas externas en prácticamente todas las CCAA, aunque con una intensidad variable. Por lo tanto la población en ambas listas de espera ha aumentado así como la demora media y el % que espera más tiempo (> de 6 meses en LEQ y más de 60 días en LECE), si bien las demoras son presumiblemente mucho mayores porque alguna comunidad autónoma, como Madrid, simplemente ha borrado de las listas de espera las personas que vieron suspendidas su citas y ha vuelto a contar las demoras desde que se les asigno una nueva cita.

Otro hecho preocupante es la evolución del gasto farmacéutico. Entre 2014 y 2019 se ha producido un aumento del 43,34% en el conjunto del país, incremento muy superior al del gasto sanitario hospitalario. Este aumento iba desde el 66,29% en Baleares al 16,25% de La Rioja. Por otro lado los datos provisionales de 2020, en los que faltan los meses de noviembre y diciembre, señalaban un aumento del 4,7%. En 2019 el gasto per cápita en farmacia hospitalaria fue de 157,08 €/persona/año, oscilando entre 199,8 € en Asturias y 129,8 en Andalucía. De estos datos se deduce que el importante aumento del gasto farmacéutico hospitalario ha sido muy superior al incremento del gasto en AE.

El tiempo que vendrá tras el día después

Fecha de Publicacion : 10/02/2021

Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/el-tiempo-que-vendra-tras-el-dia-despues

Autor: Miguel Barrueco Ferrero

 

Nada volverá a ser igual después de la pandemia. Cambiará la economía, las relaciones internacionales, la política, el comercio, la organización social, la enseñanza… y también la sanidad. 

Miguel Barrueco interiorEs obvio que se producirán numerosos cambios en todos los terrenos, algunos de tipo global, que vendrán impuestos por nuevas correlaciones de fuerzas entre los distintos sistemas económicos y políticos, a los que los ciudadanos difícilmente podrán oponer resistencia, aunque puedan no estar de acuerdo con ellos, y otros más locales sobre los que podrán tener mayor grado de influencia.

Más que nunca se pondrá de manifiesto la necesidad de proteger el medio ambiente para hacer frente al cambio climático, cuyos efectos sobre la vida en el planeta son ya evidentes desde cualquier punto de vista, incluyendo su influencia sobre la calidad de vida y la salud de las personas, pero también será un factor determinante del desarrollo económico. El coste del deterioro ambiental hará que el cambio sea imparable. Será necesario también cambiar los hábitos de consumo, especialmente de los países más ricos. El crecimiento demográfico descontrolado acelerará el proceso de deterioro del planeta y se verá también frenado en alguna medida.

Será necesario modificar el papel de las organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, que deberá replantearse sus prioridades y convencer a los Estados miembros de la necesidad de colaborar todos para evitar desastres como el producido por el coronavirus. Otras organizaciones internacionales, como la FAO, deberán seguir el mismo camino.

Los Estados, a través de la acción pública, recuperarán el protagonismo que han ido perdiendo durante las últimas décadas, aunque ello no les guste a los defensores de la globalización sin restricciones, ni tampoco a los promotores de reducir el papel del Estado en la vida pública (que, sin embargo, durante la pandemia han cambiado radicalmente su discurso para solicitar ayudas al Estado). Será la única forma de garantizar cierto equilibrio entre las necesidades de la población en campos imprescindibles para garantizar los derechos humanos, como, por ejemplo, alimentación, vivienda, enseñanza o salud y, como consecuencia, mantener el desarrollo y la paz social.

Los sistemas sanitarios deberán adaptarse a la nueva realidad y priorizar objetivos de salud pública: sin control de los riesgos sanitarios, especialmente de tipo infeccioso, pero no solo (la alimentación y la calidad del aire serán también determinantes), no habrá vida ni tampoco economía. También será preciso reinventar los modelos asistenciales y el propio ejercicio de la actividad sanitaria, disminuyendo el hospital-centrismo y acercando la asistencia sanitaria al paciente, potenciando la Atención Primaria e incluyendo en la práctica asistencial la telemedicina, que tendrá un desarrollo exponencial. Será necesario igualmente determinar las prioridades y límites de la asistencia sanitaria.

Los propios ciudadanos modificarán sus hábitos para disminuir los riesgos para su salud. Es posible que el uso de las mascarillas no vaya a ser tan efímero como deseamos, al igual que otro tipo de medidas que ahora solo podemos entrever.

Muchos de estos cambios solo serán posibles mediante la cooperación internacional y la solidaridad entre los países ricos y pobres, solidaridad entre Estados, pero también entre ciudadanos. Será preciso dar significado al eslogan de la OMS: Piensa globalmente, actúa localmente. Recomiendo firmemente la lectura de una reciente publicación de Göran Tomson que, obviamente, lo explica mucho mejor:

Atención Primaria en tiempos de covid

Fecha de Publicacion : 10/02/2021

Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/atencion-primaria-en-tiempos-de-covid

Autor: José Generoso Gómez Cruz

corona

En el mes de diciembre, cuando estábamos saliendo de la segunda ola de la pandemia, se pensó que podían salvarse las Navidades, pero estas fechas tan señaladas nos han traído una tercera ola con toda su virulencia.

Actualmente el trabajo en los centros de salud no está colapsado, pero sí al limite. Con las agendas al completo, muchos cupos cuentan con una semana de demora para consulta, debido a que se está atendiendo a la patología covid y no covid, y en estas condiciones, en ocasiones, ante la ausencia de sustitutos, hay que hacerse cargo, además, de parte de la consulta de otros compañeros que están de baja o de vacaciones.

Las agendas saturadas se sobredimensionan más con las citas forzadas a diario, bien por los rastreadores, bien por nosotros mismos, para hacer el seguimiento de los nuevos diagnósticos de covid.

A esto unimos los pacientes que acuden de forma urgente, que, en muchas, ocasiones son pacientes que, cuando se citan para consulta y se les da fecha para siete días más tarde, no pueden esperar y acuden para que se les atienda. También hay que añadir aquellos que, una vez realizada la consulta telefónica, precisan una valoración presencial para explorarlos.

A su vez, el personal de enfermería asume a diario la realización de test de antígenos, PCR y vacunación de las residencias, además de su trabajo de cada día.

Con lo cual el final de la jornada no es el que marca el horario de trabajo, sino cuando se termina de atender la larga, a veces interminable, agenda de pacientes citados cada día.

La tercera ola se veía venir, ya lo avisaron en diciembre los epidemiólogos y la propia consejera; sabíamos que si queríamos salvar la Navidad y no se diflucan online espana drásticas de movilidad en estas fechas nadie evitaría una tercera ola. Un agravante añadido era el hecho de que los hospitales aún no se habían recuperado de la segunda ola, y la ocupación de plantas y UCI todavía era alta, con el consiguiente riesgo de llegar a colapsar.

Con estas premisas, sería complicado hacer frente a una posible cuarta ola, debido a que el cansancio es evidente y nos está llevando al límite.

Por tanto, cuando se rumorea que hay que salvar la Semana Santa, creo que no hemos aprendido nada y que es obligatorio prevenir una cuarta ola. Salvar la Navidad nos ha costado un número muy alto de muertes y tampoco se ha salvado la economía. No podemos repetir errores, estoy de acuerdo con que habrá que tomar medidas para conseguir que la economía no se desplome, pero el principal objetivo, como no puede ser de otra manera, es salvar vidas.

Una sanidad desbordada y colapsada

Fecha de Publicacion : 01/02/2021

Fuente:https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/sanidad-publica-madrid-propuestas-avanzar-fadsp/20210201093615184058.html

Autor: Clara Opazo Depassier, Sergio Fernández Ruiz y Marciano Sánchez Bayle

2021020109504554922

El sistema sanitario en la Comunidad de Madrid esta en una situación de gran precariedad que ha estallado con la pandemia. No se trata de una situación inesperada sino del resultado de las políticas del PP durante muchos años, desde las transferencias sanitarias, dirigidas siempre a deteriorar lo público y favorecer el sector privado, buscando una transición desde el modelo de servicio público hacia otro neoliberal que avanza a pasos continuados, con mayor o menor velocidad según los momentos hacia un sistema similar al de los EEUU en el que la provisión y el aseguramiento quede progresivamente en manos privadas. Vamos a señalar a continuación algunos aspectos clave de la situación actual del sistema sanitario en la Comunidad.


Financiación y gasto

La Comunidad de Madrid esta situada desde hace años en los últimos lugares en cuanto a gasto y presupuesto sanitario per cápita. En 2018, último dato conocido de gasto liquidado, ocupaba el penúltimo lugar entre las CCAA en cuanto a gasto sanitario per cápita, y en 2020 el último en presupuesto destinado a la sanidad por habitante, situación esta que se mantiene en 2021 con un presupuesto prorrogado, lo que supone que por habitante y año se destinan 376,3 € por debajo de la media de las CCAA y 573,4€ por debajo de la comunidad autónoma que más dedica por habitante. Esta subfinanciación se traslada a todos los apartados, pero especialmente a lo relativo a inversiones y a Atención Primaria (AP), a la que los presupuestos dedican el menor porcentaje de todas las CCAA (11,4% en 2018, 10,4% en 2019 y presupuestos posteriores).

Por otro lado la Comunidad de Madrid es la que menos dedica a Sanidad en porcentaje del PIB (3,6% frente al 5,5% del total) y la que tiene menor recaudación fiscal en los impuestos cedidos (entre 2010 y 2019 dejo de recaudar 39.516 millones €, el 27,39% de esta cantidad no recaudada hubiera permitido homologar en este periodo el gasto sanitario por habitante en Madrid con el promedio de las CCAA). Es decir no do-dietary-supplements-work.com una situación inevitable por la falta de recursos económicos sino ante una subfinanciación buscada intencionadamente.

Recursos y actividad

Los recursos humanos en AP en Madrid son insuficientes. El numero de Tarjeta Sanitaria Individual (TSI) por profesional está por encima de la media en todas las categorías y la situación empeora continuamente. En 2018 había 2021 TSI por profesional de enfermería, 1.849 por profesional de medicina de familia, 1.121 por pediatra y 2.463 por administrativo/a, frente a 1.508, 1.581, 1.044 y 2.922 respectivamente en el total de las CCAA. Asimismo el 50,4% de l@s medic@s de familia con más de 2.000 TSI del total del país se encontraban en la Comunidad de Madrid. Por otro lado, la dotación de personal (TSI/ profesional), la frecuentación y la presión asistencial están mal repartidos con grandes variaciones según las distintas direcciones asistenciales (DA). En los datos disponibles se ha evidenciado una disminución en el numero de consultas de AP entre 2010 y 2018 del 9,48% (el 8,23% en el conjunto del país) y un aumento de las urgencias hospitalarias del 27,62% en Madrid (el 16,96% en el total de las CCAA) en el mismo periodo, lo que cuestiona la utilización de la AP como primer escalón asistencial.

Como era de esperar las demoras en las citas en AP se han incrementado entre 2018 y 2019, en este ultimo año no lograron cita en 24 horas el 68,87% de quienes la solicitaron en medicina de familia, el 47,37% en pediatría y el 42,8% en enfermería. Estas demoras también se distribuyen de manera irregular según DA. En 2019 el máximo en porcentaje con citaciones en más de 14 horas en pediatría y enfermería se da en la DA Oeste y en medicina de familia en la Este. En todos los casos se trata de DA con menor nivel socioeconómico.

Existe también una baja dotación de las unidades de apoyo, con una densidad de profesionales por TSI muy baja y claramente inapropiada: Odontólogos: 0,022/ 1000 TSI; Psicólogos: 0,003/ 1000 TSI; Matronas: 0,03/ 1000 TSI; Higienistas: 0,019/ 1000 TSI; Fisioterapeutas: 0,03/ 1000 TSI; y Trabajadores sociales: 0,018/ 1000 TSI. Y lógicamente las demoras en las mismas son elevadas, especialmente en fisioterapia (52,76 días de demora media), odontología (26,95 días) e higienista dental (17,55 días) con una gran variabilidad (hasta 180 días para odontología, 150 para fisioterapia y 120 para higienista).

En la atención especializada el número de camas hospitalarias de la Comunidad de Madrid es bajo (3,10/1.000 habitantes frente a 3,29 del conjunto del país), más aún si se compara con los estándares internacionales (5,3 UE, 4,5 OCDE). Pese a ello ha disminuido en Madrid en los últimos años (- 8,41% entre 2010 y 2018). Las camas de titularidad pública son 2,11/ 1.000 habitantes, pero las camas disponibles son menos si tenemos  en cuenta las camas en funcionamiento sobre las instaladas (1,83), que además son menos en los centros públicos respecto a los privados en la región (86,82 versus 91,56%) y menos en los centros públicos madrileños que en los del conjunto de las CCAA (90,23%). Es decir hay una infrautilización de los hospitales públicos que fomenta una mayor utilización de los centros privados que en el resto del país (90,51% de camas en funcionamiento). En Madrid existe además una preocupante escasez de camas de media y larga estancia (0,11/1000 habitantes, 0,32 en España, 1,25 en la UE).

No obstante en los últimos años se ha producido un incremento en la dotación de quirófanos, mayor en la Comunidad de Madrid que en España. También un aumento significativo de la dotación tecnología de RM, TAC, PET y mamógrafos, pero este aumento es más significativo en términos proporcionales en el conjunto del país que en la Comunidad de Madrid.

En cuanto a los trabajadores hospitalarios por mil habitantes, hay un leve incremento en la Comunidad de Madrid, y un incremento ligeramente mayor en el resto del país. Sin embargo, existe una diferencia llamativa de trabajadores según la titularidad de los centros, ya que en los centros públicos hay 10,2 trabajadores por cada mil habitantes, frente a 2,55 en los centros privados. La diferencia es mayor cuando se analiza lo que ocurre con los profesionales médicos (1,9 en hospitales públicos por cada 1000 habitantes, y solo 0,33 en los hospitales privados) y de enfermería (3,05 versus 0,64). Lo que da cuenta de que los centros públicos tienen más personal total (1,87 por cama) médico (2,5  por cama) y de enfermería (2,25 por cama), evidenciando una situación preocupante en el sector sanitario privado.

El número de estancias por 1.000 habitantes disminuyó en la Comunidad de Madrid un 8,28%, más que en el conjunto de país en donde hubo una disminución de un 6,3%. Las altas por mil habitantes también aumentaron en la Comunidad de Madrid (2,88%) levemente más que en el promedio español (2,18%). Además, disminuyó la estancia media más que en promedio estatal (-10,78 % frente a -8,37%).

El número de consultas por 1.000 habitantes aumentó de manera importante en la Comunidad de Madrid (26,58%), más que en España (19,54%). Este incremento se ve en mucha mayor medida en los centros privados (81,7%) que en los públicos (8,47%). Se evidencia asimismo un ligero aumento de la actividad en pruebas diagnósticas de radiología y laboratorio, pero muy inferior al crecimiento de la población madrileña.

Los datos oficiales de la lista de espera quirúrgica en agosto de 2020 señalan que se ha producido un aumento de 16,72 días, si bien tanto en esta como en la lista de espera de consultas se evidencia que no se contabilizan las personas que vieron anuladas sus citas durante la pandemia (por ejemplo la Comunidad reconoce que se anularon 93.001 intervenciones quirúrgicas) y que no se han producido entradas, lo que significa que la realidad es mucho peor de lo publicado.

Como ya se ha señalado, la atención de urgencia en Madrid es muy elevada y se incrementa anualmente, sin que aumenten los ingresos desde urgencias, lo que significa que acuden a urgencias muchos problemas de salud que deberían atenderse en AP y no encuentran solución probablemente por las demoras elevadas.

Lógicamente, el sector privado vive buenos momentos en la región con un crecimiento del gasto sanitario privado, que se sitúa en el segundo lugar de todo el país, después de Cataluña. El sector privado tiene una importante dotación tecnológica (el 45% del total) lo que indica que se dedica en gran medida a atender las demoras en las listas de espera del sistema público (en general las demoras en las listas de espera de la Sanidad Pública y el aumento de la actividad del sector privado funcionan como vasos comunicantes). Así no es de extrañar que el número de personas con seguros privados en la región crezca desde 2015. En 2019 un total de 2.216.948 (el 33,17% de la población) tenían un seguro privado, lo que también está favorecido por el alto numero de afiliados de las mutualidades de funcionarios.

Política farmacéutica

El número de recetas y el gasto por recetas en la Comunidad de Madrid mantiene una curva ascendente, con una bajada en 2012 debido a la aplicación del RDL 16/2012 que excluía medicamentos de la financiación pública y aumento los copagos. Este aumento se ha mantenido con oscilaciones anuales (4,06% en 2015, 2,79% en 2019), y además como ya se señalo en el apartado de financiación con un escenario presupuestario que diseñaba una disminución del gasto farmacéutico con presupuestos menores que el gasto realizado el año anterior. El mayor crecimiento lo experimento el gasto farmacéutico hospitalario (entre 2014, primer año en que se facilita este dato, y 2019 lo hizo en un 37,57%)

El porcentaje de aportación de los usuarios se mantiene prácticamente estable desde 2013 (10,17% en 2018) y lo mismo sucede con el porcentaje de genéricos 51,9% que ha bajado ligeramente desde  2015 y 2016 (52,6%), siempre lejos del promedio de la UE (62%).

Privatización

Madrid es la comunidad autónoma con mayor grado de privatización en 2020 según el Informe anual sobre privatización sanitaria realizado por la FADSP. Los modelos de privatización hospitalaria son varios en Madrid: hospitales PFI (iniciativa de financiación privada) con 7 hospitales, concesiones administrativas con cuatro y cesión de la atención sanitaria de un área de población a un centro privado (Fundación Jiménez Diaz). Todos ellos coinciden en un bajo número de camas por 1.000 habitantes, poco personal y costes muy elevados en comparación con los centros de gestión pública.

Por otro lado existe un laboratorio centralizado privatizado y un gran número de conciertos hospitalarios (Madrid es la 2ª comunidad autónoma en porcentaje de gasto en conciertos del presupuesto sanitario público). Este modelo ha generado una importante deuda con el sector privado (280,8 millones en 2018). Existe una presencia predominante de Fresenius (Capio, Quirón) entre los centros privatizados lo que le dan una peligrosa situación oligopolística.

Salud Pública

La Salud Pública está infradesarrollada e infradotada en la región, con una plantilla mínima (0,093 trabajadores/1.000 habitantes) y sin capacidad para desarrollar las funciones que tiene asignadas.

Residencias de mayores

En Madrid, el 76,5% de las plazas de residencias son privadas (72,8% en el conjunto del país) y están en el 45,3% de los casos en centros con más de 100 plazas (22,9% en el promedio español). La proporción de plazas en residencias públicas es realmente menor porque una parte importante de ellas están cedidas a la gestión privada. Por otro lado la mayoría de las plazas privadas están en manos de grandes empresas en muchos casos multinacionales del sector. Finalmente el control de la administración sobre las residencias es mínimo por lo que tienen poco personal y poco cualificado. Las alternativas de atención domiciliaria tienen poca penetración (solo un 5,67% de la población mayor de 65 años recibe esta prestación en la región). Todo ello explica bastante bien el terrible impacto de la pandemia sobre las mismas y el hecho de que en Madrid nada menos que el 52,74% de los fallecidos por la pandemia hayan sido internos de las residencias.

La situación sanitaria de la Comunidad de Madrid antes de la pandemia, como se ha visto en los datos de este Informe, reunía todas las condiciones para un desastre ante cualquier estrés, estaba infrafinanciada, con un gasto farmacéutico creciente y sin control, una Atención Primaria jibarizada y falta de recursos con aumentos de las demoras en las citas, falta de camas hospitalarias, con elevadas listas de espera, con una creciente privatización que provocaba sobrecostes que hacían aún más insuficientes los presupuestos sanitarios y todo ello presionaba hacia un crecimiento de las derivaciones hacia el sector privado y del aseguramiento sanitario privado. Un modelo en transición desde un servicio público de salud hacia un sistema sanitario neoliberal cuyo paradigma es EEUU.

Lógicamente la crisis sanitaria de la covid19 hizo estallar todas las costuras del sistema sanitario público, desbordado y colapsado, que además fue el que hizo frente a la pandemia porque el sector privado se puso de perfil y atendió un porcentaje muy inferior de los casos que le corresponderían según su dotación de camas y aún así a los casos menos graves. Sin la respuesta de la Sanidad Pública, y pese a la notoria incompetencia del gobierno regional para gestionar la pandemia, la situación habría sido mucho más grave.

Detener y revertir la privatización

Fecha de Publicacion : 01/02/2021

Fuente:https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/sanidad-publica-madrid-propuestas-avanzar-fadsp/20210201093615184058.html

Autor: Clara Opazo Depassier, Sergio Fernández Ruiz y Marciano Sánchez Bayle

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Financiación y gasto

Hay que garantizar recursos suficientes a la sanidad pública madrileña. Para ello y como primer paso se necesita homologar los presupuestos de 2021 al promedio del presupuesto por habitante de las CCAA, es decir 376 € por habitante más, lo que significaría 10.878 millones € de presupuesto sanitario. En esos nuevos presupuestos debería contemplarse un aumento muy significativo de los dedicados a AP para llegar al 20% de los mismos y a Salud Pública, al menos el 2,5% del total. Estos nuevos recursos podrían conseguirse fácilmente si se recuperan impuestos como los de patrimonio, donaciones y sucesiones con los estándares de las demás CCAA, aunque en este año también podrían aprovecharse los fondos de la UE.

Recursos y actividad

Deben de recuperarse las áreas de salud en Madrid para integrar la totalidad de los recursos asistenciales y garantizar una coordinación y atención sanitaria de calidad, integral y equitativa a toda la población.

En la Comunidad de Madrid se precisa un aumento muy importante de los recursos humanos del sistema sanitario público. Especialmente en atención primaria (AP) donde se precisan cuando menos 500 profesionales más de medicina, 5.000 de enfermería y 600 en las unidades administrativas. Por otro lado, en las unidades de apoyo deberían de garantizarse unas ratios de 1 profesional/1.000 habitantes. Asimismo, hay que reducir la variabilidad en dotación de personal entre las áreas sanitarias y/o direcciones asistenciales, debe asegurarse una cita en AP en un máximo de 24 horas cuando menos en el 95% de los casos y hay que desarrollar la actividad comunitaria, de prevención y promoción en la AP

Tenemos que aumentar el número de camas hospitalarias de la región para alcanzar las 5 por 1.000 habitantes, lo que supone un total de 13.281 camas más, que deberían de abrirse en centros de titularidad y gestión pública. De ellas al menos 5.000 deberían de ser de media y larga estancia. A corto y medio plazo una parte importante de las mismas podría hacerse operativa, de manera rápida y a bajo coste, mediante la apertura de las camas cerradas en los centros públicos, la puesta en funcionamiento de los espacios no utilizados en los mismos (3ª planta del hospital de Vallecas, apertura torre 4 Hospital del Norte, reapertura y adecuación del antiguo hospital Puerta de Hierro, etc.), así como la remodelación del actual hospital Isabel Zendal, para transformar, lo que ahora es un hangar con camas, en un hospital general con instalaciones adecuadas para tal fin.

Hay que garantizar una utilización intensiva de los recursos de la Sanidad Pública para lo que se precisa incrementar los recursos humanos en Atención Especializada. Y en este contexto debe de potenciarse la dedicación exclusiva de los profesionales en el sistema sanitario público (AP y AE), asimismo poner en marcha un plan de recursos tecnológicos que permita establecer las necesidades de los mismos, su uso racional y equipos de electromedicina que permitan su adecuado mantenimiento y utilización, así como un sistema centralizado de compras, y necesitamos un plan integral de atención a las listas de espera, que asuma la atención a las mismas en un tiempo razonable, de acuerdo con la importancia de las patologías a atender, y que se base en la utilización intensiva de todos los recursos de los centros públicos.

Debemos reforzar los servicios de Salud Mental y Salud Sexual y Reproductiva de la región y debería de efectuarse un diagnóstico de la situación de la atención especializada en la Comunidad de Madrid estableciendo los recursos necesarios y su distribución territorial.

Hay que establecer estándares de calidad y sistemas de control del funcionamiento del sector sanitario privado, así como integrar las mutualidades de funcionarios en la atención sanitaria pública para acabar con una inaceptable situación de discriminación actual.

Política farmacéutica

Hay que controlar y racionalizar el gasto farmacéutico en la región para asegurarse que su incremento es inferior al de los presupuestos sanitarios públicos. Especialmente hay que actuar en el control de gasto farmacéutico hospitalario e incrementar la utilización de genéricos y biosimilares y realizar subastas de los medicamentos de uso más común para disminuir los costes.

Por otro lado, deben de regularse estrictamente los conflictos de interés entre profesionales e industria farmacéutica y garantizar la formación continuada a sus profesionales por parte del sistema sanitario público, sin que intervengan, directa o indirectamente, empresas farmacéuticas

Detener y revertir la privatización

Hay que paralizar las nuevas privatizaciones de prestaciones sanitarias y deben de reintegrarse al sistema sanitario público los centros y servicios privatizados para lo cual el primer paso que debe realizarse, es la no prorrogación de los contratos en vigor, mientras tanto debe de efectuarse la inspección y control riguroso del funcionamiento de los centros y servicios privatizados y exigir un estricto cumplimiento de los contratos.

Salud Pública

La Salud Pública necesita refuerzos de personal muy significativos (no menos de 2 trabajadores/1.000 habitantes y un aumento presupuestario (al menos un 2,5% del presupuesto sanitario, por otro lado hay que mejorar la relación y coordinación de los dispositivos de Salud Pública con la AP, AE y atención sociosanitaria, así como con las corporaciones locales

Residencias de mayores

Habría que incrementar notablemente la red de residencias públicas en la Comunidad con el objetivo de alcanzar al menos un 40% de las plazas residenciales en 5 años, y debería de realizarse un control estricto de las condiciones de las actuales residencias y la intervención de las que no cumplan con los estándares de calidad. Tenemos que mejorar la relación entre las residencias y la AP favoreciendo el control y seguimiento desde los centros de salud.

A medio plazo hay que promover residencias menor tamaño, con menos internos, y favorecer la puesta en funcionamiento de pisos asistidos y fomentar la atención domiciliaria con el objetivo de llegar un 15% de la población mayor de 65 años.

Entendemos que todos estos aspectos son claves para garantizar una sanidad Pública de calidad y unos niveles adecuados de la salud de la población. Es obvio que suponen un giro de 180º de la actual política sanitaria de la Comunidad de Madrid, pero si no avanzamos en este camino la situación sanitaria, con o sin covid19 seguirá empeorando para la mayoría de la población.

El rumbo del SNS

Fecha de Publicacion : 27/01/2021

Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/el-rumbo-del-sns

Autor: Miguel González Hierro

Continuando con términos marineros, se dice que nunca hay viento favorable para quien desconoce su destino. No es el caso en las gentes que defendemos el principio de Sanidad pública como una de la bases sobre las que debe asentarse una sociedad moderna, solidaria y democrática. Pero, ciertamente, la pandemia de covid, la gran plaga del siglo XXI, ha venido a provocar una desestructuración de nuestra cómoda sociedad del bienestar.

Miguel Gonzalez HierroLa calamidad se ha cebado en la salud de las personas, en la riqueza de las sociedades, pero también –y en absoluto es de menor transcendencia– en lo cultural y en lo anímico.

En nuestro país, nos ha perturbado la percepción que teníamos de nuestro SNS como "uno de los mejores del mundo". Frase grandilocuente, debíamos haber sospechado que ocultaba sombras.

Bueno, se sospechaba. Sabíamos que el SNS, tras más de 40 años desde su alumbramiento, precisaba reformas de calado.

La situación de emergencia, de catástrofe, originada por la pandemia no solo ha puesto de manifiesto las debilidades del sistema, sino que ha incrementado alguno de sus puntos débiles.

La situación no ha pasado, ni mucho menos, y no es aún el momento de plantearse análisis y las reformas subsiguientes, pero creo, modestamente, que debe ir creándose el caldo de cultivo intelectual para hacer frente a las reformas, ahora ya inaplazables.

Al desbordamiento del sistema de salud, tanto hospitalario como de atención primaria, se unen cuestiones extremadamente preocupantes, como el notable incremento del aseguramiento privado ante la falta de respuesta a problemas de salud diferentes a la covid o la quiebra de las elevadas expectativas que el conjunto de la población tenía sobre el sistema sanitario. Habrá que estar atentos a las próximas encuestas de satisfacción.

Si queremos obtener resultados de éxito en las propuestas que realicemos sobre la reorientación del sistema sanitario público, la primera premisa es realizar un análisis severo, riguroso, desapasionado, huyendo de clichés o simplificando lo que ha sido una situación tremendamente compleja.

Posiblemente esta será una de las labores más difíciles, desentrañar con éxito las causas de la situación a la que llegamos. Algunos elementos parecen evidentes desde un punto de vista técnico: la flexibilidad, la rápida capacidad de adaptación a circunstancias nuevas, la uniformidad de acción, la primacía de lo técnico-científico sobre lo político, la profesionalización de la gestión, las deficiencias en la dotación de profesionales y su sobrecarga de trabajo o la actitud inadecuada de parte de la población. Pero, posiblemente, ninguno de ellos explique por sí solo lo ocurrido.

Y junto a esto se encuentra el reto más arduo: redefinir el papel, la organización y fines de la atención hospitalaria y –posiblemente en mayor medida– de la atención primaria.

La redefinición del SNS deberá cumplir varios requisitos extremadamente exigentes, y hacerlo con acierto: reorientar el sistema para el cumplimiento de sus fines asistenciales y preventivos en los próximos 20 años, hacerlo en un marco de eficiencia clínico-financiera, mejorar la satisfacción de los profesionales y, especialmente, devolver o reforzar la confianza de la sociedad en el sistema de salud.

Aunque esto será tarea de múltiples entidades, niveles y organizaciones, la ADSP estará en condiciones privilegiadas para ofrecer sus propuestas

No podemos olvidar que la finalidad del SNS es atender las necesidades de salud de los ciudadanos, y que será la legitimidad que estos le otorguen y su satisfacción la que garantice su pervivencia en términos de una asistencia eminentemente pública. La sociedad es el juez.

Reflexiones a final de año

Fecha de Publicacion : 13/01/2021

Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/reflexiones-a-final-de-ano-pandemia

Autor: Luz María Martínez

covid 19 opinion pixabay

Estamos empezando un nuevo año, y echando la vista atrás repaso lo que hemos vivido desde el 14 de marzo. La sensación es que ha pasado mucho más tiempo que los nueve mese

s trascurridos. Una semana después de empezar el confinamiento, enfermé por la COVID; afortunadamente, tuve síntomas "leves", y estuve apartada de mi trabajo tres semanas.

Me incorporé el día de Viernes Santo. En aquellos momentos, mis compañeros llevaban trabajando sin descanso, todos los días de la semana. Me costó adaptarme a la nueva forma de trabajar, consulta telefónica, atención presencial limitada e intentando protegernos con el poco material disponible que teníamos. Todo era duda e inseguridad. Los protocolos cambiaban continuamente y tratábamos de detectar los posibles casos por los síntomas que referían los pacientes y los pocos datos de la exploración, ya que no disponíamos de test diagnósticos.

Nos autoabastecimos de pantallas para protegernos y de pulsioxímetros para dejar a los pacientes y poder detectar aquellos que evolucionaban mal y había que derivar al hospital. La atención y apoyo a la residencia de ancianos que hay en nuestra zona se hizo con el esfuerzo y la voluntad de todo el personal

Fueron días duros, pero hubo cosas positivas, sobre todo el espíritu de equipo que se creó. La incorporación de nuestros residentes, que querían estar en primera línea, aunque nada les obligaba a ello. Igual que un compañero ya jubilado que, generosamente, quiso venir a ayudar, sin importarle el riesgo al que se exponía. Diferentes miembros del equipo tuvieron que abandonar sus funciones y hacer otras tareas para ser útiles y ayudar en todo lo que se podía. Nos organizamos entre nosotros para intentar llegar a todo.

Y llegó el verano; para entonces la presión asistencial había bajado y, de repente, empezamos la "nueva normalidad", como decían los políticos, y la población se relajó. Las terrazas se llenaron de gente, sin mascarilla ni guardando distancia entre ellos, y llegaron las reuniones familiares y de amigos, sobre todo en el mes de agosto. Llegó septiembre y el inicio de curso y volvieron a aumentar los casos; estábamos en la segunda ola de la pandemia. En ese momento ya recibíamos más material para protegernos y se nos permitía realizar test diagnósticos, aunque con limitaciones.

En estos momentos disponemos de test de antígenos y de PCR, sin limitación, y rastreadores que nos han permitido aumentar nuestra capacidad diagnóstica y detectar muchos casos asintomáticos. Sin embargo, notamos que no es suficiente. Falta la concienciación de la población sobre el riesgo de contagio, sobre la necesidad de aislar adecuadamente a los asintomáticos, incluso fuera de su domicilio, de evitar reuniones y conductas irresponsables.

Necesitamos más coordinación y uniformidad en las decisiones que se tomen, más rapidez de respuesta ante los datos epidemiológicos que indican aumento de la incidencia.

En estos días se ha iniciado la vacunación frente a la COVID, planificando un calendario vacunal en varias fases, de acuerdo al riesgo y el grado de exposición al virus. Se pretende conseguir que a mediados de este año esté vacunada una gran parte de la población. Pero ya hay voces que manifiestan su oposición a la vacuna, incluso desde los profesionales sanitarios, y dado que la vacunación es voluntaria, no sabremos qué grado de cobertura se podrá alcanzar. Es verdad que desconocemos qué nivel de protección nos va a proporcionar, pues los datos disponibles no se han obtenido sobre la población general. No obstante, hay que vacunarse, es la única opción que tenemos para intentar disminuir la incidencia de la enfermedad y evitar los casos graves y mortales. Claro que nos gustaría saber más sobre la eficacia de la vacuna, pero eso lleva tiempo, y tiempo es lo que no tenemos.

Necesitamos parar esto lo antes posible y, si queremos poder seguir con nuestras vidas, lo tenemos que hacer entre todos, cada uno poniendo de su parte lo que pueda. Las soluciones normalmente no vienen desde arriba, sino de lo que cada uno de nosotros hagamos.

Quiero dedicar un recuerdo especial a los pacientes que nos han dejado por culpa de la COVID, personas mayores de las que guardo un buen recuerdo y que se contagiaron a través de familiares y cuidadores, y también a los compañeros fallecidos o infectados ejerciendo su profesión.

Seamos responsables; no nos engañemos, incluso con la vacunación tendremos que seguir todavía mucho tiempo con el uso de la mascarilla, el lavado de manos y guardando distancia.

Estrenar hospital

Fecha de Publicacion : 29/12/2020

Fuente:https://www.saludadiario.es/opinion/estrenar-hospital

Autor: Aurelio Fuertes

Entre la bruma y el ruido que genera esta pesadilla que llevamos padeciendo casi un año, una noticia que en otro contexto habría sido exhibida y debatida con profusión puede pasar un poco de puntillas: después de más de 12 años de obras, parece que el nuevo Hospital Universitario de Salamanca se abre.

Aurelio Fuertes

Ya se han trasladado allí algunas especialidades, como Rehabilitación, donde me consta han hecho un gran trabajo previo para que todo fuera bien. Lo que queda por hacer, que es la mayor parte y la más complicada, debería estar en un año; otro retraso sería imperdonable.

Concluido el vial del río y la rotonda del paseo de San Vicente, la vista de la obra es espectacular. Algunos nos pronunciamos hace años sobre que sería la obra pública más importante del siglo en Salamanca, y me reafirmo en ello; no lo será solo por la espectacularidad de su arquitectura, ni por su tamaño, ni por su coste, sino por lo que representa un centro sanitario público nuevo de esta envergadura para nuestra provincia y el servicio que debe prestar a toda la población.

Cuando todo acabe, habrá muchas cosas que echaremos de menos y otras muchas que no funcionarán como deberían hacerlo; hay motivos para ello, porque no se ha contado suficientemente con los profesionales en todas las fases de la obra, pero nada puede ser excusa para afrontar con todas las fuerzas el reto de la novedad.

Comenzar a trabajar en un hospital nuevo, estrenar un hospital, es una experiencia única, yo la he vivido: disfrutar de la amplitud de los espacios, la limpieza, la luz, el nuevo equipamiento, la nueva tecnología… Con todo, lo más importante será la actitud de los que allí van a trabajar, que después de tantos años de espera pueden haber perdido toda la ilusión que aportaba esta apertura cuando realmente estaba prevista; alguien debería dar explicaciones y pedir perdón porque las cosas se hayan hecho así.

El momento tampoco es el mejor para los trabajadores, cansados como están por el esfuerzo en la contención de la COVID; muchos habrá con síndrome de burn-out, derivado de la estrecha e intensa relación con el dolor y la muerte de los últimos meses, sin contar el debido al maltrato infringido por el sistema durante los últimos años.

Responsables políticos y administrativos, trabajadores y ciudadanos estamos obligados a hacer de esta apertura un éxito. Para que sea así, la mayor responsabilidad corresponde a la Administració, que debe devolver a los trabajadores la ilusión perdida, y ello no será posible solo con buenas palabras o con promesas vanas. Se necesita adaptar los recursos humanos a las necesidades reales; dignificar los salarios y promocionar los puestos de trabajo fijos, olvidando los contratos basura y las interinidades perpetuas; hacerles partícipes de las decisiones que les afectan y que afectan a la organización del hospital; promocionar la innovación y la autogestión; facilitar su tarea mejorando los medios tecnológicos de la información; estimular la investigación y la promoción, con carreras profesionales donde realmente se demuestre el progreso individual… En resumen, hacer todo lo que no han hecho en años y, en algunos casos, hacer lo contrario de lo que han venido haciendo.

A los sanitarios les corresponde un sobreesfuerzo de profesionalidad; no queremos solo expertos, necesitamos que además tengan un fuerte compromiso con el paciente y la sociedad. A los cargos intermedios les corresponde hacer un liderazgo eficaz basado en la confianza, el diálogo y el ejemplo, y no en la imposición, tantas veces arbitraria.

Por fin, los ciudadanos tenemos la obligación de respetar a los trabajadores y las instalaciones y exigir a la Administración y a los profesionales que pongan todo de su parte y nos traten siempre como adultos, capaces de entender los problemas sanitarios individuales y sociales y capaces de aportar soluciones a los mismos.

¡Feliz 2021 y que nos traiga cuanto antes el fin de la pandemia y la apertura completa y definitiva del Hospital nuevo!

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