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El impacto del Covid19 en las distintas comunidades autónomas

Fecha de Publicacion : 07/04/2020
2020040711522039900

Como la prensa y el Ministerio de Sanidad ofrecen datos absolutos, de personas infectadas y muertes, y eso produce una cierta confusión sobre la profundidad de la afectación de la pandemia, he elaborado esta tabla con las tasas por 100.000 habitantes (a fecha 4/4/2020) que permite una mejor comparación sobre el impacto real del Covid19 en las distintas CCAA.

La tabla debe ser vista con prudencia porque la tasa de positivos esta probablemente influida por el numero de test realizados y la presencia de positivos asintomáticos entre la población que puede ser elevada, especialmente en las CCAA que ofrecen tasas muy bajas de afectados. Con esta limitación la dispersión es muy grande, entre 768,37 de La Rioja y 73,49 de Canarias, una explicación plausible es la climatología, ya que se sabe que los virus respiratorios se contagian menos con temperaturas superiores a los 25 º y obviamente la insularidad que favorece el aislamiento. Por otro lado las tasas menores de afectados se producen también en las CCAA menos envejecidas (Canarias, Murcia, Andalucía y Baleares).

Las tasas de fallecidos oscilan también ampliamente, entre 3,62 de Canarias y 71,12 de Madrid, en principio es congruente que poblaciones con menos afectados y menos envejecidas tengan menos muertes registradas, aunque el caso de Madrid es especialmente grave y parece depender también de la baja capacidad del sistema sanitario, tan privatizado y recortado, para responder, y de la mala gestión del gobierno regional. En este contexto llaman la atención 2 CCAA con bajas tasas de fallecimientos, Asturias y Galicia que son CCAA bastante envejecidas, es probable que una mayor dispersión de la población en núcleos muy pequeños sea la explicación.

covid ccaa

Otro comentario sobre los datos, el Ministerio en su información incluye la tasa de duplicación de los casos y las tasas de crecimiento de los mismos (%), que en principio son de poca utilidad porque ambas dependen del numero de afectados previos. Por ejemplo si en la comunidad A hay 100 afectados y en la B 1000, una tasa de duplicación de 2 supone en A pasar a 200 afectados y en B a 2000 (en un caso 100 afectados más, en el otro 1000), y una tasa de crecimiento del  20% en A son 20 casos y un 5% en B son 50, es decir cuantos mas afectados haya la tasa de duplicación y la de crecimiento se irán aplanando aunque aumente mucho el numero de afectados. Por otro lado según el porcentaje de población afectada vaya creciendo el aumento de casos tendera a disminuir porque habrá menos personas susceptibles de contraer la enfermedad. En realidad son artefactos estadísticos que hay que ver con precaución.

Todavía no sabemos si se producirá un crecimiento de los casos y de la mortalidad en aquellas CCAA menos afectadas hasta ahora. Si como se dice se va a ampliar la realización de test a mucha mas población, lo previsible es que el número de afectados crecerá de manera muy importante, por un sesgo de detección (si se diagnostica mejor un problema aparecen más casos no porque haya más, sino porque antes pasaban desapercibidos) entonces el indicador clave para ver la evolución de la pandemia va a ser la mortalidad y los ingresos hospitalarios.

Resulta preocupante la situación de las residencias de mayores donde el virus y la mortalidad se están cebando. Obviamente se trata de un sector muy privatizado, con personal poco cualificado y con escaso control. Esperemos que el anunciado control estricto de las mismas por parte de las autoridades sanitarias dé resultado y podamos detener el que está resultando uno de los focos mas peligrosos de la pandemia.

Entre todos y todas venceremos la pandemia, pero no debemos de permitir que tantas muertes y tanto sufrimiento se produzcan en vano. Tenemos que aprender de lo sucedido y comprender que hay que reforzar la Sanidad Pública y los servicios sociales de calidad, de gestión pública y de acceso universal, acabando con los recortes y las privatizaciones y reforzar los mecanismos de coordinación y solidaridad internacionales que tanto se están echado en falta.

¿Hay realmente un exceso de mortalidad por casos no declarados de COVID-19?

Fecha de Publicacion : 15/04/2020
2020041512542060441

En estos días desde El País y luego en otros medios de comunicación se trata mucho del posible exceso de mortalidad durante la pandemia en nuestro país, entendido este como un exceso de mortalidad no explicable por los casos de muertes oficiales por Covid19, supuestamente debida a casos no bien identificados, y aunque un periódico no es el mejor lugar para tratar este tema que tiene mucha complejidad técnica, me parece imprescindible aclarar algunas cuestiones.

¿Hay realmente un exceso de mortalidad por casos no declarados de Covid19?

Esta es la cuestión más crucial del debate, y la hipótesis se basa en las estimaciones de mortalidad realizadas por el Instituto de Salud Carlos III y publicadas por el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria en España (MoMo). Por ello lo primero que hay que explicar es que la estimación de la mortalidad es una función estadística que se basa en las probabilidades y que establece unas cifras estimativas que con frecuencia no se parecen nada a la realidad concreta (aunque sí lo hagan en un espacio y temporal muy amplio), y que están sujetas a unos intervalos de confianza muy grandes, como puede observarse en el gráfico adjunto (situación a 7 de abril de 2020) y pocos días, en realidad, uno en 4,5 meses, la mortalidad real coincidió con las estimaciones, desviándose en los demás, bien por exceso o por defecto, por lo que utilizar como referencia indiscutible la estimación promedio produce errores evidentes.

Por otro lado, si se observa el gráfico se verá que el 28/12/19, el 14/2/20 y el 29/2/20 las muertes producidas estuvieron por debajo incluso del intervalo de confianza estimado al 99%, ¿quiere esto decir que murieron muchas mas personas y no se contabilizaron o se escondieron?, por supuesto que no, sino que las estimaciones son eso, estimaciones, la realidad, los hechos, son distintos.

Un ejemplo fácil de entender sobre las limitaciones de las estimaciones: todos sabemos que la probabilidad de que salga un numero concreto en un dado de 6 caras numerado del 1 al 6 es de 1/6, pero nadie sensato apostaría su vida o toda su fortuna a que sale un 6 al tirar el dado si las 5 tiradas anteriores no ha salido este numero, porque la probabilidad del 16,66% de que salga un 6 se produce con certeza, si el dado no esta trucado, cuando se realiza un numero muy elevado de tiradas, pongamos 1000, pero no con una tirada en concreto, es decir las estimaciones son útiles tendencialmente, para enviar una señal de alarma, de que algo no va bien en el caso de aumentos inesperados de la mortalidad, pero tienen una aplicación limitada para predecir la mortalidad que va a producirse un día o una semana en concreto.

Lo mismo puede decirse respecto a la conveniencia de evaluar periodos más largos en la mortalidad que un día o una semana, que como hemos visto tienen una gran variabilidad (en parte debido a la climatología, pero por supuesto a muchos otros factores), y obviamente las comparaciones deben de hacerse con periodos amplios y no tan solo con el año anterior. Si vemos el mes de marzo de 2020, la mortalidad, excluidos los casos declarados por Covid 19 fue de 37.445 personas, por encima de la media de los últimos 10 años, aunque no fue el año de mayor mortalidad registrada en marzo en este periodo, lo superaron 2018, 2012 y 2015, es decir si excluimos la mortalidad declarada por Covid19 (9.053 casos en marzo), marzo de 2020 estuvo dentro de lo esperable, ya veremos lo que sucede en abril y sobre todo cuando acabe la pandemia que es el momento de poder hacer una valoración mas ajustada a la realidad.

Otro artefacto es el cómputo de las personas que fallecen solas en su domicilio y cuya muerte se asigna al día en que se encuentran y no al que fallecieron realmente que obviamente no se conoce, y por supuesto los posibles retrasos en las notificaciones al registro que puede alterar los datos diarios y semanales.

La cuestión es mas complicada si bajamos al nivel de las CCAA, primero porque tienen menos población que el conjunto del país, y ello amplia el margen de error, y luego porque pueden registrar casos procedentes de otras CCAA (El País de nuevo señalaba la presencia elevada de población desplazada desde Madrid en Castilla La Mancha y Castilla y León).

Y si existiera un exceso de mortalidad, ¿se debería a casos no diagnosticados de Covid19?

Este asunto es todavía mas difícil de evaluar porque es obvio que nunca se podrá afirmar que las personas muertas a las que no se les realizó el test no murieron por el coronavirus, aunque es razonable que no se les haga sistemáticamente a todos los fallecidos porque sabemos que hay pocos test y debe priorizarse su uso, quizás en su momento si existiera una gran disponibilidad no sería una mala idea.

Con esa limitación, existen otras hipótesis plausibles para explicar un aumento de mortalidad no debida al Covid19, y es que debido precisamente a la pandemia muchas personas enfermas no hayan acudido, por miedo al contagio, al sistema sanitario, pese a tener síntomas graves y/o que el propio sistema, muy focalizado en el abordaje de los enfermos por coronavirus haya descuidado la atención a las personas que no tenían esta patología.

A favor de la primera por ejemplo esta el estudio realizado por la Sociedad Española de Neurología que revela que en marzo de 2020 el numero de personas atendidas por ictus en los centros sanitarios disminuyó un 30%, y conviene recordar que el ictus es la segunda causa de muerte anual en España. ¿Bajo la incidencia de ictus?, pudiera ser, pero parece poco probable, quizás algunas personas decidieron por miedo quedarse en su domicilio aunque presentaban síntomas graves para evitar el Covid19.

Los cardiólogos también han señalado la disminución de casos de eventos cardiovasculares en las urgencias hospitalarias (aunque esto podría verse influido por la mejora de la contaminación) y los pediatras que los niños están llegando a las urgencias con mayor tiempo de evolución de sus enfermedades de lo que era habitual. Todo ello puede también influir en la mortalidad.

De nuevo habrá que tener prudencia y esperar a que tengamos mas datos, la pandemia evolucione más, y a ser posible desaparezca o disminuya de una manera significativa, para my-pharm-blog.com lo que pasó respecto a la mortalidad, evaluar las causas de la misma, y sacar así conclusiones que nos sirvan para el futuro. Soy consciente de que esta evaluación concienzuda no da titulares ni llena páginas de periódico ni minutos en los noticiarios, pero sirve para que conozcamos mejor los problemas de salud, sus causas y repercusiones y hacer avanzar el conocimiento científico.

En resumen, no está claro que haya un exceso de mortalidad ajena a los casos notificados de coronavirus, ni que esta, de producirse, de deba a casos no diagnosticados de Covid19, aunque por supuesto estas son hipótesis que debemos considerar y contrastar debidamente. Este tipo de informaciones, dando carácter de certeza a lo que son meras hipótesis, solo fomentan las conspiraoias si las leen dirigentes de Vox o el PP, rectifico, no pretendo faltarles al respeto, alguno de sus asesores de comunicación. Como han repetido desde el gobierno el sistema de registro de mortalidad del país es bastante fiable, por supuesto perfectible (por cierto en manos de las CCAA), pero en modo alguno peor que el de Alemania, Francia u otros países de la UE:

defunciones

Defunciones observadas (negro) y defunciones estimadas (azul), con el intervalo de confianza al 99% (banda azul).

Fuente: Vigilancia de la Mortalidad Diaria. Centro Nacional de Epidemiología (ISCIII)

Pandemia y salud poblacional, una visión desde la ética

Fecha de Publicacion : 03/04/2020
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Estamos ante una situación nueva, una crisis sanitaria con una gran carga de incertidumbre en relación con su manejo y que, además, está conllevando una crisis social por sus duras consecuencias socioeconómicas.

Estamos ante una emergencia sanitaria ya que los efectos de la Pandemia COVID 19 (estado de alarma declarado el día 14-2-20) están sobrepasando la capacidad de nuestro sistema sanitario de atender adecuadamente las necesidades de nuestra comunidad, como está ocurriendo en otros lugares del mundo.

El Gobierno, en la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros de 14 de marzo de 2020, aprobó el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.

Las urgencias, emergencias y catástrofes tienen en común que son situaciones “extraordinarias”, ligadas con mucha frecuencia a serios problemas de índole moral. En ellas, la determinación de los deberes se hace con criterios distintos a los habituales y las decisiones deben tomarse con criterios sensiblemente distintos a los de las situaciones ordinarias. En las situaciones extraordinarias, la ética que guía la toma de decisiones difiere de la ética de atención en situaciones habituales, fundamentalmente porque se convierten en preponderantes valores y deberes derivados del principio de justicia, que coloca la protección de la salud colectiva como deber prima facie por encima de valores individuales.

Esta prevalencia del principio de justicia distributiva conlleva el deber ético de planificar y conseguir la maximización del beneficio global, sin olvidar la protección de las personas más vulnerables.

Por otro lado, puede requerir la toma de decisiones difíciles como es la distribución equitativa de bienes o recursos escasos, siendo paradigmático, por su dificultad moral, el de la selección de los pacientes (personas iguales morales) que recibirán cuidados críticos cuando no todos puedan ser atendidos.

Esta prevalencia de los deberes de justicia puede llevar, en las situaciones más trágicas, a cuestionar la autonomía sanitaria ya que el paciente (o su familia o allegados, donde procediera) no siempre podrá participar en la toma de decisiones que conciernen a su salud, a su vida y a su muerte. Y esto es algo muy duro sobre lo que toda la sociedad, no solo los sanitarios, tendremos que reflexionar.

Estamos ante el reto de defender los valores que hay que preservar sin descuidar la realización del resto de deberes, en la medida que sea posible.

Y ello no será fácil, no solo la capacidad de decisión (la autonomía sanitaria) está mermada sino también la capacidad de atención de los profesionales que sentirán una gran frustración por no poder hacer aquello que ellos consideran lo mejor para su paciente. También la No Maleficencia adquiere una dimensión diferente; las buenas prácticas clínicas se good blood pressure com mejores conocimientos y las mejores experiencias y, ante situaciones como la actual de mucha incertidumbre y de insuficientes pruebas (evidencias), se ha de sustentar también en la prudencia, la lex artis y una visión ética que asume hacer lo mejor para el paciente concreto siempre que no ponga en peligro el beneficio del mayor número de personas.

Entre los deberes de no hacer daño, cuestiones como la atención a pacientes críticos, la decisión de adecuación del esfuerzo terapéutico, que incluye la Limitación de Tratamientos de Soporte Vital, las órdenes de No Iniciar RCP (ONIR), la retirada de tratamientos considerados fútiles, la valoración de las Voluntades Anticipadas…, y, especialmente, la atención en la muerte, adquieren enorme importancia.

DocumentsConsenso UCI. osakidetza 23.3.20

Limitación de Tratamientos de Soporte Vital

Estas decisiones de (LTSV) se fundamentan en el conocimiento científico, la calidad de vida del paciente y sus preferencias, las posibilidades de recuperación y los criterios de futilidad.

Triaje

Todas las vidas valen igual, no importa ninguna de las condiciones que acompañan al paciente …

Como extensión del concepto de la aplicación de la proporcionalidad de los cuidados, las decisiones en un contexto de desequilibrio entre las necesidades asistenciales y los recursos disponibles, en este caso camas de UCI y equipos de ventilación mecánica, estos deben aplicarse a los pacientes con mayores posibilidades de supervivencia y recuperación, mayor esperanza de vida. En esta decisión se han de tener en cuenta la edad, el pronóstico clínico del cuadro que presenta, la presencia de comorbilidades y la disfunción de múltiples órganos…

Es bueno que haya habido un alto grado de consenso social y político sobre la adecuación de la medida de confinamiento (limitación de la vida social) tomada por el Gobierno en respuesta a esta dura situación epidemiológica con el objetivo de evitar el colapso del sistema. A pesar de ello, los pacientes no tienen garantizado el derecho a una adecuada atención, siendo precisamente la atención (y la continuidad de cuidados) un valor fundamental de las profesiones sanitarias. Este valor referido a la atención individual ha cedido ante el valor de la salud colectiva o poblacional.

Además, otros valores o derechos no necesariamente relacionados con la salud, como son algunas de las libertades ciudadanas, se han visto limitadas por la decisión de confinamiento y limitación laboral adoptada por el gobierno. Estamos hablando de derechos humanos mermados o conculcados y esto resulta difícil de aceptar en una sociedad democrática (no obstante, la sociedad ha respondido de modo ejemplar). Además se prevén durísimas consecuencias económicas y sociales. Por todo ello, las decisiones han de basarse en un proceso deliberativo adecuado para intentar llegar a una decisión que, no pudiendo demostrarse su certeza, sea al menos prudente y razonable, debiendo primar la justicia, la transparencia y una buena comunicación a la ciudadanía de las medidas adoptadas.

Con respecto a quién debería participar en la toma de decisiones en situaciones de esta trascendencia, tanto en las que toma el gobierno (y afectan a todos), como en las que se toman en ámbitos menores, y especialmente en el de la asistencia socio-sanitaria, será un buen tema de reflexión y aprendizaje para el futuro (ya que parece prudente que las decisiones complejas conlleven un mayor compromiso, por parte de los responsables de las mismas), siendo aconsejable incorporar al proceso deliberativo a aquellos que puedan aportar una visión competente y autorizada, incluyendo representantes de la sociedad sobre la que puedan recaer medidas de alto calado; siendo que algunas, como el confinamiento y el cese laboral, no afectan por igual a toda la sociedad, contribuyendo a un aumento de las desigualdades.

LA SALUD PÚBLICA ADQUIERE PROTAGONISMO COMO EJE DE LA ATENCIÓN

Esta crisis sanitaria está resultando ser mucho más que una dificultad de acceso de los pacientes enfermos a recursos de salud escasos (que pudiera afectar especialmente a los más graves respecto a cuidados críticos), está resultando ser una emergencia de salud pública de una dimensión no conocida en nuestros tiempos, y de una gran trascendencia en el bienestar de gran parte de la comunidad puesto que las esperables (y ya presentes en muchos hogares) repercusiones económicas afectarán negativamente a los determinantes sociales de la salud. Cuando las condiciones lo permitan, entre los muchos análisis por hacer, se requerirá una valoración de las consecuencias que sobre la salud va a tener este empeoramiento de los condicionantes de la misma, para elaborar políticas que intenten su reparación.

En el actual contexto de emergencia de salud pública, los valores propios de la Salud Pública (la promoción y protección de la salud, la prevención de la enfermedad, la planificación, la vigilancia epidemiológica…) que, en situaciones habituales son esenciales para desarrollar buenas políticas de salud, cobran una especial relevancia. (Hay que recordar que Salud Pública recibe un bajísimo presupuesto no acorde con su necesario papel sino fruto del escaso protagonismo que se le da dentro de nuestro sistema de salud).

Pues bien, para la consecución de estos valores propios del salubrismo, que ahora apreciamos especialmente, se precisa de una buena y potente atención primaria con un enfoque comunitario, pero esta es una tarea inacabada. Y la pandemia ha resaltado este déficit (que no es culpa de los profesionales de la atención primaria) que supone una dificultad en la capacidad de reaccionar y brindar una mejor atención de salud a la comunidad que atiende.

LA DIFICULTAD DE RESPUESTA DEL SISTEMA PÚBLICO DE SALUD

Para afrontar una pandemia es imprescindible el enfoque comunitario y nuestro sistema sanitario ha resultado no estar preparado, no solo por no estarlo para la medicina de emergencias sino porque durante años se han descuidado pilares fundamentales como son la salud pública, el papel de la atención primaria en el sistema de salud y la atención comunitaria.

Comunidad y salud pública han sido conceptos despreciados por los responsables de las políticas de salud. La Atención Primaria, especialmente en los últimos años, se está movilizando en todo el país, clamando por el reconocimiento de su papel en el sistema público de salud y por la necesidad de su redimensionamiento (especialmente en puestos de enfermería); ello supondría tomar decisiones acertadas y garantizarlas a más largo plazo, algo difícil cuando no hay criterios de gobernanza que procuren el mantenimiento de buenas políticas de salud, cuando las decisiones dependen de gestores cortoplacistas o intereses políticos concretos, que lamentable, en algunas comunidades, han conseguido dañar seriamente los servicios básicos de salud y han ejercido estrategias privatizadoras inaceptables.

Médicos italianos que está sufriendo también una situación durísima nos lo advierten:

Los sistemas sanitarios occidentales han sido construidos en torno al concepto de atención centrada en el paciente, pero una epidemia requiere un cambio de perspectiva hacia el concepto de atención centrada en la comunidad. La dolorosa enseñanza es que lo que necesitamos expertos en salud pública y epidemias, y ese no ha sido el enfoque de autoridades locales y nacionales”….

Este desastre podría haberse evitado con un despliegue masivo de servicios ambulatorios. La solución a la pandemia precisa de servicios para toda la población, no sólo para los hospitales… La atención domiciliaria y dispositivos móviles de atención evitan movimientos innecesarios y reducen la presión sobre los hospitales….?

Pablo Pérez Solís, Médico de Familia y Comunidad nos dice:

Las cifras de la actividad sanitaria y las portadas se cuentan en ingresos hospitalarios y en UVI. Pero los miles y miles de seguimientos que hacen los profesionales de Atención Primaria a los pacientes en aislamiento domiciliario están sosteniendo el sistema. AP es imprescindible.

Las médicas, enfermeras, administrativas de los centros de Atención Primaria saben de esas historias únicas de sus pacientes, conocen sobradamente las pequeñas miserias y grandezas de cada uno de ellos, sus preocupaciones crónicas, sus consultas ridículas, sus dramas cotidianos. Y ellos conscientes de que corren tiempos difíciles, limitan sus consultas a lo imprescindible. Esa capacidad de escuchar y atender, de aguantar y pelear, recibe el pomposo nombre técnico de longitudinalidad, una forma extraña de llamar al simple hecho de estar ahí; de estar siempre ahí. La evidencia sobre su efecto en la calidad del servicio, la satisfacción de las personas, la reducción de la mortalidad es apabullante. Ya quisiera cualquier fármaco, cualquier reforma organizativa tener la mitad de efecto.

Pilar Astier Peña, Coordinadora del GdT de Seguridad del Paciente de semFYC, escribe:

Estos equipos conocen a la población que atienden, sus riesgos y sus problemas de salud y socio-sanitarios. Esta situación de ventaja permite desplegar un modelo diferente y más eficiente de cribado y atención a los enfermos de COVID-19, garantizando al mismo tiempo una atención integral al resto de problemas de salud que la población tiene y a un equilibrio emocional que permite reducir los efectos colaterales del confinamiento.

Pero las voces que nos llegan desde de la atención primaria de diversas CCAA hablan de caos, improvisación, desmantelamiento de la atención del primer nivel, medidas arbitrarias, inequidad en los turnos, falta de protección…

Habrá que reflexionar sobre esto y aprender para el futuro. Una emergencia sanitaria conlleva el deber ético de una rápida y adecuada planificación. Ello corresponde, en primera instancia, a la administración. Para que las decisiones no respondan a criterios aleatorios o improvisados, se debe partir de un marco de planificación basado en criterios científicos sólidos, en principios éticos, en el estado de derecho, en la importancia de la participación del proveedor y en la comunidad, y en los pasos que permitan una prestación equitativa, y justa de servicios médicos para aquellos que los necesiten.

Allí donde la primaria no ha tenido directrices, está haciendo responsablemente lo mejor que sabe y puede, aportando un esfuerzo descomunal, al igual que sus compañeras y compañeros del hospital.

LA RESPUESTA DE LA COMUNIDAD

La prevención de contagios y la protección de la salud de la comunidad, pasa, entre otras actuaciones, por informarla adecuadamente de la importancia de las medidas que se van tomando: el aislamiento preventivo social implica colaboración y corresponsabilidad por parte de los ciudadanos.

Es una medida de salud pública cuyo principal objetivo es evitar contagios masivos que pudieran colapsar el sistema público, se trata de evitar, o al menos reducir, muertes entre los pacientes con Covid 19, pero también en pacientes afectos de otras patologías, por la no disponibilidad de medios técnicos y humanos para hacer frente a la situación.

El concepto de salud pública-comunitaria sitúa a la salud en el centro de la justicia social y, excepcionalmente, se puede contemplar, desde un sustento legal y un compromiso ético (deber de protección del bien común, la salud pública frente al derecho a la libertad individual), la posibilidad de aislar a pacientes y/o poblaciones.

?Hasta dónde hacerlo, o si se podría haber hecho de otro modo, también puede requerir una reflexión pero ahora toca apoyar las medidas de confinamiento tomadas.

La ciudadanía ha resultado estar a la altura de una situación tan difícil y ha hecho suyos, en gran medida, los argumentos éticos en torno a la salud pública que se basan en el principio de solidaridad, la ética de la responsabilidad y la ética de protección (especialmente a las personas vulnerables).

Esta situación de aislamiento social, que ya dura 18 días, y que nuestra sociedad nunca había padecido antes, está generando en las personas mucho sufrimiento: ansiedad, soledad, miedo a lo desconocido, temor por su futuro laboral, duelos muy duros de personas queridas que se han ido sin poder despedirlas…, pero la reacción espontánea de la gente ha sido admirable: se han creado redes de apoyo entre los vecinos de escalera, en los barrios, iniciativas de muchos tipos para aportar apoyo psicológico o acompañamiento emocional en la soledad, en el duelo …

La solidaridad se ha conformado en nuestra sociedad como un importante valor es estos “tiempos difíciles”.

Por último, no se puede olvidar el esfuerzo de los servicios sociales y comunitarios que están totalmente involucrados en un trabajo, hoy absolutamente imprescindible, de apoyo a la población más frágil.

Un mal momento para estar enfermo

Fecha de Publicacion : 26/03/2020
Alicia Alonso

En medio de esta convulsión continua de acontecimientos desde que el COVID-19 llegó a Europa, hay un grupo de pacientes que son los más olvidados. Son aquellos que están ingresados por otra causa distinta de dicha infección. Porque, aunque parezca que la vida se ha paralizado, con las tiendas cerradas, los días eternos en casa, los proyectos aplazados… lo cierto es que la vida sigue su curso, y sigue habiendo personas que sufren infartos, ictus, traumatismos o infecciones de otra índole (por citar solo algunos casos).

Estos pacientes han tenido la mala fortuna de caer enfermos durante el estado de emergencia por una epidemia global. Nadie habla de ellos en las noticias. No llenan páginas en los periódicos ni hilos en Twitter, pero sufren su enfermedad muchas veces en soledadY a veces mueren sin siquiera poderse despedir.

Pasan los días en una fría e impersonal habitación, sin posibilidad de recibir visitas de familiares. Su único contacto directo es con el personal del hospital que pasa para examinarles, darles la medicación, entregarles la comida… Habría sido muy diferente si hubieran caído enfermos hace tan solo unos meses.

Por eso quiero enfatizar que, en esta situación de excepcionalidad, la labor de auxiliares, enfermeras y médicos debe de ser aún más humanitaria que de costumbre. No es fácil: todos estamos cansados y tenemos mucho trabajo, pero ese momento de conversación banal con un paciente (sobre su pueblo, su familia o su comida favorita) puede significar mucho para él.

Las sonrisas no pasan totalmente desapercibidas detrás de la mascarilla, sino que se perciben en los ojos. Por lo tanto: sonriamos, cojámosles de las manos, guardemos el fonendo y dediquémosles un momento de empatía a nuestros pacientes. Se lo merecen.

Covid-19: Certezas, incertidumbres y problemas que plantea

Fecha de Publicacion : 23/03/2020
Autor: Marciano Sánchez Bayle Carlos Sánchez Fernández
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Desgraciadamente las certezas son pocas porque se trata de un virus nuevo (en realidad una variable de un grupo bien conocido, los coronavirus). En todo caso sabemos que su difusión es muy grande, que existe un porcentaje elevado de los infectados que no muestran síntomas, o muy pocos, y que los efectos graves y la letalidad se focalizan en las personas con más edad y con pluripatología (es decir, como casi todos los virus), mientras que los niños o no padecen enfermedad clínica o se contagian muy poco (no hay estudios contundentes sobre el tema, aunque no está notificado ningún caso de muerte por debajo de diez años). Por otro lado, tiene un periodo de incubación que puede prolongarse hasta 14 días, aunque se han notificado algunos casos en que este ha sido mas prolongado.

Obviamente, las incertidumbres son muy numerosas. En primer lugar, no se conoce bien su letalidad (cociente entre muertos e infectados), y por lo tanto su gravedad en la práctica, que por lo dicho básicamente depende del numero real de infectados que no está bien identificado y del porcentaje de personas infectadas con mayor riesgo. Las experiencias internacionales, sobre todo la de China, la más amplia, no han despejado estos interrogantes, aunque están en evaluación. Se ha dicho, por ejemplo, que en España la elevada letalidad tiene que ver con el envejecimiento de la población, pero Japón, que es el país más envejecido del mundo, tiene la mitad de letalidad; y no digamos Corea del Sur (el país con menor letalidad 0,9%) que, aunque menos que España, también tiene un elevado porcentaje de personas mayores.

En última instancia se desconocen los efectos para la salud global de la pandemia y no se conocerá bien hasta el próximo año si aumentó la mortalidad total (en China llevan 81.077 casos y 3.218 muertes en un país con 1.395 millones de habitantes, y si como se dice el virus está en disminución, el impacto sobre la mortalidad anual será bastante reducido); pero es evidente que en países como Italia o España tendrá un impacto mayor. Algunos autores han realizado previsiones matemáticas muy minuciosas, pero todas ellas tienen un importante grado de incertidumbre con el que hay que contar, por lo que deben ser vistas con prudencia. Todo ello debe verse con cierta cautela, porque como dice el último numero del New England (12/3/2020): “La historia sugiere que tenemos un riesgo mucho mayor de temores exagerados y prioridades equivocadas”.

No se conoce si la pandemia desaparecerá totalmente después de alcanzar su máxima expansión, o se quedará como una epidemia estacional o incluso como una enfermedad endémica. Y si bien existe la idea de que, como sucede con la mayoría de los virus respiratorios, la transmisión y la enfermedad tenderán a desaparecer cuando se eleven las temperaturas, lo que se corresponde con su escasa incidencia hasta el presente en el hemisferio sur, no podemos garantizar que sucederá así.

Por otro lado, no se ha encontrado un tratamiento específico si bien se han ensayado varios, pero todos ellos están en fase de prueba por lo que los resultados no son hasta ahora concluyentes, y no se sabe si se producirán antes de que remita la pandemia. Lo mismo puede decirse de la vacuna, en la que obviamente se esta trabajando mucho en este momento pero que parece poco probable, aunque no imposible, que se desarrolle antes del verano.

Tampoco está clara cuál es la mejor estrategia para parar su transmisión, ya que se han ensayado dos modelos poblacionales: el de China, aislando rigurosamente a grandes grupos de población, y el de Corea, que ha ido a identificar todos los casos mediante la realización de test generalizados, focalizándose el aislamiento sobre los positivos y sus contactos. En todo caso, es evidente que reducir los contactos de las personas infectadas y de todas las personas es una manera eficaz de cortar la cadena de transmisión y, por lo tanto, ambas estrategias son útiles y deben de valorarse de acuerdo con la situación concreta de cada país; obviamente, cuanto antes se pongan en marcha, antes se lograra la contención. De todas maneras, y como el periodo de incubación es de alrededor de 14 días, cualquier actuación de este tipo no es de esperar que tenga un impacto razonable antes de este plazo.

Conviene recordar que el número de casos detectados a 23/3/2020 es de 33.089 (71 por 100.000 habitantes) y la mortalidad de 2.182 personas (4,6/100.000), si bien 10.575 de los infectados y 873 fallecidos están en la Comunidad e Madrid (160,2 y 13,2/100.000 respectivamente). Es evidente que las tasas poblacionales todavía no son muy importantes, pero en el caso de la Comunidad de Madrid superan a las de China, y por otro lado ya se ha señalado que lo esperable es que los casos, y desgraciadamente también los fallecimientos, se incremente en los próximos días. Lo más preocupante es el aumento de los fallecimientos, porque el aumento de casos probablemente se debe a que se están realizando más pruebas, y por lo tanto se detectan casos que antes pasaban desapercibidos.

Por otro lado, la elevada letalidad de Italia y España probablemente está relacionada con dos circunstancias: el porcentaje de afectados mayores de 80 años es muy elevado en ambos países (cinco veces más alta en Italia que en China, España no facilitó datos etarios hasta el pasado sábado y con ellos parece confirmarse esta hipótesis: más casos en mayores de 80 años y mayor letalidad en este grupo de edad), y ahí entra el papel de los casos en las residencias, y la baja dotación de camas/1000 habitantes de ambos países (España 3, Italia 3,2, China 4,3, Corea del Sur 12,3; promedio OCDE 4,5 y UE 5,5).

Conviene ser conscientes de que la magnitud de la enfermedad ha sido magnificada por los medios de comunicación por el sencillo método de retransmitir las muertes y los nuevos casos casi de uno en uno, con lo que el impacto parece mucho mayor y se ha favorecido cierto pánico entre una parte de la población, por suerte no mayoritaria, pero que ha presionado de manera significativa a los centros sanitarios.

Porque esta es otra parte, quizás la más relevante, de los problemas que enfrentamos: la capacidad del sistema sanitario público para responder de una manera eficaz y de garantizar una asistencia sanitaria de calidad. Y aquí sí que se están observando diferencias entre autonomías, porque, aunque la sanidad pública fue sometida a un proceso de recortes, deterioro y privatización casi generalizada, este proceso no tuvo el mismo impacto en todas las comunidades. Y Madrid es un ejemplo relevante de esta agresión, porque se disminuyó el presupuesto, el número de trabajadores del sistema sanitario y se cerraron muchas camas; es decir, se mermó de una manera significativa y poco responsable la capacidad de respuesta del sistema sanitario público. Es probable que ello haya influido en la especial incidencia del virus en la región, y en los problemas de saturación de los centros que se están viviendo estos días. No menos relevante es el problema de las residencias privadas, con un deficiente control de las administraciones públicas, a pesar de las numerosas denuncias que pueden certificarse en las hemerotecas, y que probablemente han empeorado la situación por tratarse de unas personas de extremo riesgo.

De esta epidemia, que pasará, como todas aquellas de las que hay referencia histórica, deberíamos extraer algunas conclusiones. La primera tiene que ver con los riesgos de pandemias que existen hace tiempo. La OMS señalaba en 2018 que “Hay una necesidad no satisfecha de invertir más en la preparación para grandes epidemias y pandemias”. Y alertaba de que los cambios en el ecosistema y la globalización favorecían la aparición de pandemias ya en 2009, por lo que deberíamos estar atentos y prepararnos para nuevas pandemias en años no muy lejanos, porque básicamente desconocemos cuándo va a aparecer un nuevo agente infeccioso de rápida propagación. Teniendo en cuenta las necesarias precauciones al hacer predicciones, lo mas probable es que se presenten si el mundo, la globalización y nuestro modo de vida no cambian radicalmente, lo que a corto plazo no parece probable.

La segunda y no menos importante es que necesitamos de unos potentes servicios públicos, especialmente de una potente sanidad pública, si queremos tener capacidad de respuesta ante estos imprevistos, porque el sector privado se basa en los beneficios y atiende a las demandas económicamente solventes (en castellano, a las de los más ricos), pero no a la protección de la salud de todos, sin exclusiones ni discriminaciones, y eso es clave ante epidemias y enfermedades infectocontagiosas.

Y la tercera es que tenemos una población de la que podemos sentirnos orgullosos, por supuesto, entre ellos los trabajadores del sistema sanitario público; pero no sólo ellos, porque hay mucha gente que está dando la cara día a día, con menos visibilidad, pero no menos eficacia: empleados de alimentación, transportes o seguridad, servicios básicos en suma que nos siguen garantizando nuestra vida normal y todo aquello a lo que no damos importancia porque no nos falta: luz, agua, telefonía, etc.

Entre todos y todas podemos derrotar la pandemia porque, como ya dijo Roosevelt, “a lo único que hay que tenerle miedo es al miedo mismo”. Ahora se trata de ser responsables, de seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias y de saber que sólo con solidaridad y disciplina conseguiremos vencer a la pandemia.

Viviendo una época de héroes

Fecha de Publicacion : 20/03/2020
Autor: Esperanza González Marín
 
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Miguel Sebastián (exministro) acaba de declarar en la cadena de televisión de la Sexta que el personal sanitario “son héroes y que como tales hay que reconocérselo ahora y no más adelante a base de homenajes”.

Hemos tenido que llegar a esta situación de catástrofe para tomar conciencia de que el sistema de salud público se ha mantenido, sobre todo, a base de estos héroes.

Héroes que han sufrido, en su trabajo, las dificultades (e incluso las críticas de los usuarios) de unos recortes económicos de los que no eran responsables.

Héroes que no se han echado atrás en esta lucha contra la pandemia y que incluso han caído en ella.

Nadie ha querido ser héroe por capricho. A esta situación no sólo se ha llegado por el COVID 19 sino también por el progresivo desmantelamiento del sistema sanitario público. ¿dónde están ahora esos famosos convenios de colaboración de la sanidad privada con la pública que iban a solucionar las listas de espera?

Héroes que tienen que sacrificar su vida familiar y vivir en la soledad para cumplir con la responsabilidad de no extender el contagio

Héroes que están trabajando en situaciones terribles de horarios largos y abrumadores, con escasos recursos y medidas de protección.

Que nos quede claro que nadie ha querido ser héroe por capricho y que a esta situación no sólo se ha llegado por el COVID 19 sino también por recortes económicos, disminución de profesionales, falta de previsión y organización y en fin, por el progresivo desmantelamiento del sistema sanitario público.

Por cierto, ¿dónde están ahora esos famosos convenios de colaboración de la sanidad privada con la pública que iban a solucionar las listas de espera?

Saldremos de esta situación, ¿pero olvidaremos a nuestros héroes, corregiremos los errores pasados?

Un hotel no es un hospital

Fecha de Publicacion : 17/03/2020
Autor: Marciano Sánchez Bayle
 
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La situación de la Comunidad de Madrid en la gestión del coronavirus Covid19 es preocupante, porque se esta produciendo una saturación de los servicios sanitarios, especialmente las urgencias. En este contexto la presidenta de la Comunidad de Madrid ha anunciado varias medidas “estrella” que se han planteado más como “marketing” para su venta en los medios que como medidas eficaces para abordar la situación con contundencia.
 
Primero hay que ser conscientes de que la Sanidad Pública madrileña ha sufrido durante años los resultados de una política neoliberal que ha propendido a disminuir la importancia del sistema sanitario público y favorecer al sector privado a costa de los presupuestos públicos que, de entrada, han sido raquíticos y en disminución en los últimos años (La Comunidad de Madrid ha destinado a la Sanidad 10.800 millones € menos entre 2010 y 2019 que el promedio per capita de las CCAA, y tiene en este año el 2º menor presupuesto sanitario per capita de todas ellas). Los resultados son bien conocidos: hay 1.950 camas hospitalarias y 3.000 trabajadores sanitarios menos, en una comunidad autónoma que ha aumentado su población, por otro lado, la Atención Primaria ha sido especialmente castigada (es la 1ª entre las CCAA en tarjetas sanitarias por enfermera, pediatra y administrativo y la segunda en cuanto a medicina de familia). Algo especialmente importante, mas en momentos como el actual, es la ausencia de camas de media y larga estancia (existen 0,15 camas/1000 habitantes frente a 0,31 del conjunto del país y 1,4 de la UE), en este entorno además hay un hospital (el antiguo Puerta de Hierro) que permanece años cerrado (400 camas) a pesar de haberse prometido en 4 ocasiones su apertura como centro de media y larga estancia. Como también lo es que con el pretexto de “optimizar la gestión” de los consumibles sanitarios (entre ellos las mascarillas, batas de aislamiento, etc) se redujeran los stock del equipamiento que existía en los centros sanitarios y que explica en parte las carencias de este material en una situación de crecimiento agudo de la demanda.  Y podrían señalarse un largísimo etc. más de despropósitos llevados a cabo por el PP madrileño en su empeño continuado para destruir la Sanidad Pública y favorecer los negocios sanitarios privados.
 
La puesta en funcionamiento de “hoteles medicalizados” en la región ha sido una de estas propuestas, propuesta que no tiene en cuenta las diferencias estructurales que existen entre un hospital y un hotel, el primero dedicado al diagnostico y tratamiento de enfermos, el segundo a alojar con comodidad a los huéspedes según la RAE. Un hotel obviamente carece de gases medicinales en las habitaciones, de camas adaptadas a moverse con enfermos, de ascensores donde caben personas encamadas y con aparataje sanitario, la ausencia de controles en las plantas, por no señalar al personal que, en los hoteles, obviamente carece de cualificación para atender a personas enfermas y con necesidades de cuidados sanitarios. Es decir, los costes de adaptación de un hotel a su supuesta medicalización serían muy elevados y su implementación en el tiempo se demoraría bastante, salvo claro esta se opte por la chapuza para hacerse la foto, ¿se acuerdan de la Sra Aguirre con su incubadora y su falso personal sanitario ambulante escenificando “inauguraciones” de hospitales que se abrieron realmente muchos meses después?
 
Un caso distinto son las residencias, algunas de las cuales, las pensadas para personas con alto grado de dependencia, si pueden reunir condiciones para una transformación más o menos rápida ¿pero que pasara entonces con las personas que actualmente están en ellas?
 
Una buena alternativa, que también se menciona es la de potenciar la atención domiciliaria, por cierto nada nuevo porque es un “leiv motiv” de la administración hace años, pero resulta que en la comunidad de Madrid hay 4 equipos de atención domiciliaria y con ellos es imposible dar asistencia a 6,6 millones de personas, ya son pocos para atender solo a la ciudad de Madrid, a toda la Comunidad es imposible, se precisarían como mínimo una veintena distribuidos por el territorio de la región, y evidentemente en eso no se esta avanzando.
 
Otra cuestión ha sido la desastrosa gestión del teléfono específico para atender al Covid19 al que se recomienda llamar en lugar de acudir al médico ante la presencia de síntomas y cuyo colapso y desatención fomento la presencia en urgencias de muchas personas.
 
Por fin tenemos el sector sanitario privado, y ahí también debe de puntualizarse, en Madrid hay mas hospitales privados que públicos, según la presidenta Ayuso, 61 (44 según el Catálogo de Hospitales), pero el número de camas es netamente inferior, el 27,72%, porque muchos de ellos son muy pequeños y tienen unas condiciones, de personal y equipamiento, muy limitadas y en poco pueden contribuir a atender a enfermos graves, aunque evidentemente esta bien que, si es necesario, puedan utilizarse para el servicio público.

Que la Sra. Ayuso haya puesto al frente de la respuesta a la crisis a Antonio Bargueño y que su consejero de Hacienda sea Javier Lasquetty no hace prever nada bueno, porque han sido 2 de los artífices de las medidas de privatización y recortes de la Sanidad Pública que han disminuido su capacidad de respuesta en momentos de crisis como el actual, y han demostrado sobradamente que anteponen los intereses del sector privado sobre los de la salud de la población. Hay que cambiar de política y de políticos, necesitamos una apuesta contundente y mantenida sobre unos servicios públicos de calidad porque son la garantía de una respuesta eficaz y de calidad, para todos y todas, especialmente para los que no huimos a escondernos en Marbella en urbanizaciones de lujo cuando llega un momento de peligro.

 

¿Por qué es fundamental la Sanidad pública?

Fecha de Publicacion : 13/03/2020
Autor: Marciano Sánchez Bayle
 
Es evidente la irresponsabilidad de quienes han jugado a deteriorarla, recortar sus estructuras y privatizarla con la excusa de una eficiencia del sector privado que nunca se ha demostrado
 
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La Sanidad pública es un servicio fundamental para la población porque garantiza el derecho y el acceso de toda la población a prestaciones sanitarias de calidad, sin barreras económicas y permite una sanidad universal y de calidad a la que tienen acceso todos/as de acuerdo con su necesidad sin que la situación económica sea una barrera de acceso. En esencia se trata de dar a toda la población servicios sanitarios según sus necesidades y recibir, en su financiación, de acuerdo con sus posibilidades, un gran acuerdo social en el que los mas sanos y con mejor situación económica hacen un esfuerzo solidario con las personas mas enfermas y con menos recursos. Al final, una base de la justicia y la democracia social, por eso es clave su mantenimiento y por eso todos los organismos internacionales (ONU, OMS, etc) defienden la importancia de potentes servicios sanitarios públicos como garantía de la convivencia, de la salud, la sostenibilidad y el desarrollo social y económico.

Por eso nuestro sistema sanitario tiene tan buen aprecio internacional y es envidiado en general en casi todos los países del mundo, y en las comparaciones internacionales se sitúa en los 10 primeros puestos del mundo.

Por eso precisamente también, es evidente la irresponsabilidad de quienes han jugado a deteriorarlo, recortar sus estructuras (en Atención Primaria, en hospitales, en personal, en medios, etc) y en privatizarlo con la excusa de una supuesta eficiencia del sector privado que nunca se ha demostrado, ni en España ni en ningún país del mundo.

La pasada crisis sirvió de excusa para recortar los fondos del sistema sanitario público que aún están por recuperarse, y esos recortes se concretaron en una disminución importante de los trabajadores de la Sanidad Pública (más de 55.000 en el momento álgido), de cierres de camas hospitalarias (12.079 menos entre 2010 y 2019) y un largo etcétera en el que lo menor no fue la implantación de copagos sobre los medicamentos que produjeron que 1,4 millones de personas no retirasen, por motivos económicos. Medicamentos prescritos, con los potenciales efectos lesivos sobre su salud que conlleva.

Pero, además, se incrementaron las privatizaciones, con lo que se produjeron sobrecostes y se debilito aún más los ya debilitados servicios sanitarios de gestión pública, y de manera general se empeoro la calidad de las prestaciones asistenciales. Todo ello con grandes beneficios de las empresas privadas y además favoreciendo la presencia de hegemónica en el sector de grandes multinacionales que tienen una capacidad cada vez mayor de condicionar las políticas sanitarias públicas.

En términos generales este ha sido el panorama, empeorando de manera global la Sanidad Pública aunque con grandes diferencias entre CCAA. Esta política ha debilitado la capacidad de respuesta del sistema sanitario ante situaciones críticas, reales o sobredimensionadas, porque ya esta funcionando de manera habitual al límite de su capacidad. La epidemia actual lo esta poniendo de relieve, los centros sanitarios públicos, especialmente allí donde la política de recortes y privatizaciones ha sido mas agresiva, como sucedió en Madrid, están siendo sometidos a un muy duro estrés que les esta llevando a situaciones limite, que se están sobrellevando gracias a la dedicación y el esfuerzo de los profesionales sanitarios que hacen gala de una entrega que es de agradecer y que la sociedad debería recordar cuando pase la crisis.

Parece una ironía, si no fuera realmente un insulto que la "adicta a los atascos" que preside la Comunidad madrileña, haya echado mano en este momento precisamente de Antonio Bargueño, uno de los principales responsables del deterioro que hoy viven los centros sanitarios públicos de la región, y que todo apunte a que su formula de afrontar la situación sea mas privatización, mas derivación de recursos hacia el sector privado y más desamparo y deterioro de la Sanidad Pública. No tenemos que engañarnos, el sistema sanitario público esta respondiendo, con esfuerzo y abnegación, y demostrando, una vez más, que cuando hay un serio problema de salud, real o sobredimensionado, es el único con capacidad de respuesta, porque solo la Sanidad Pública es  capaz de anteponer la salud de la población por delante de la rentabilidad económica o los beneficios empresariales.

Gestionar, escuchar, motivar

Fecha de Publicacion : 11/03/2020
Autor: José Generoso Gómez Cruz
jose generoso gomezEl Documento Marco sobre el Nuevo Modelo de Asistencia Sanitaria en el Medio Rural habla de que "urge dar un nuevo impulso a la Atención Primaria de Salud, para que renueve su liderazgo como eje del sistema sanitario", de forma que el nuevo modelo "quiere recuperar el papel del centro de salud como epicentro de la atención que fomente la sensación de pertenencia y el trabajo en equipo y la realización de procedimientos clínicos y actividades formativas, organizativas, docentes e investigadoras".
 
Por primera vez en 20 años, desde la Consejería de Sanidad se habla de fomentar la calidad de la Atención Primaria y el trabajo en equipo.

Pero ¿cómo conseguimos retomar el liderazgo y la motivación de los equipos de Atención Primaria?

Para ello necesitamos, en primer lugar, gestores que crean en la fortaleza de la Atención Primaria y trabajen por ella, que gestionen y organicen, para marcar unas directrices claras a los equipos de Atención Primaria, apoyando a los coordinadores o directores, para que dinamicen la organización, el funcionamiento de los sanitarios y fomenten el trabajo en equipo.

Si queremos que esta organización sea efectiva, la planificación desde la Gerencia debe ser solo el primer paso. Para que los equipos de Atención Primaria la hagan propia, es imprescindible que los gestores y sus técnicos entiendan que una parte importante de su trabajo está en los centros de salud, donde deben acudir periódicamente a conocer de primera mano los problemas reales de los sanitarios y sus necesidades, tanto asistenciales, como de recursos, formación, docencia e investigación. Así podrán planificar adecuadamente, ajustándose a las necesidades reales de los sanitarios y la población a su cargo, evitando hacerlo de forma teórica desde los despachos.

De esta manera, los gestores podrán fomentar las propuestas que surjan desde los centros de salud. Sin duda, todo profesional que percibe que se le tiene en cuenta, que aprecia que es escuchado y respaldado en sus iniciativas, se implica más, participa activamente en la organización, la siente como propia y se siente motivado para llevarla a la práctica.

En este sentido, es imprescindible apoyar las iniciativas de aquellos sanitarios más emprendedores; no nos podemos permitir que un sanitario emprendedor pierda la iniciativa porque no es apoyado desde la Gerencia, pues si lo descuidamos corremos el riesgo de enviar a un profesional más a la larga lista de trabajadores desmotivados y quemados por el sistema.

Los medios, la epidemia y el miedo

Fecha de Publicacion : 11/03/2020
Autor: Marciano Sánchez Bayle
 
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La epidemia de Coronavirus, Covid19, está teniendo una importante repercusión pública que se magnifica de manera continuada desde los medios de comunicación, hasta en la prensa supuestamente más ecuánime. Por poner un ejemplo, entre ayer y hoy, en el periódico que leo habitualmente ha habido no menos de 4 referencias al supuesto pánico ciudadano (mascarillas, toses que producen terror, etc.) a más de varias páginas dedicadas al tema.

Para comprobar como están las cosas hice hace 3 días (antes de las últimas medidas) un trayecto en metro y cercanías en Madrid (14 estaciones, 3 líneas de metro y una de cercanías)  fuera de las horas punta. Me he cruzado con más 1000 personas (luego he dejado de contar) y solo 3 con rasgos inequívocamente “orientales” (aunque igual habían nacido en Cáceres) llevaban mascarillas, se escuchaban las toses habituales en los andenes y vagones, sin mayores síntomas de preocupación por el resto de los viajeros. Estuve a punto de fingir un acceso de tos pero me contuve porque no soy partidario de las provocaciones, porque el miedo se infiltra de manera insidiosa y nos incita a la prudencia extrema. No pretendo que se trate de una muestra representativa porque tiene sus sesgos (viajé por la zona este, centro y sur de la Comunidad, salvo una niña la infancia no estaba representada, y es obvio que la población laboral tampoco) pero creo que da una idea de la situación, la mayoría de las personas parecían inmunizadas al pánico mediático.

Es obvio que el Covid19 es un virus nuevo, del que sabemos poco, y eso nos obliga a la precaución. También que su letalidad, con no ser muy grande, probablemente esta magnificada por el hecho de que muchas personas infectadas no tienen síntomas o los tienen muy leves, con lo que pasan desapercibidas y no se contabilizan, lo que evidentemente además favorece el contagio y dificulta parar la cadena de transmisión.

También que su seguimiento diario magnifica su repercusión. Ya sabemos que es distinto, pero la gripe estacional, según los datos del Sistema de Vigilancia de la Gripe en España, había registrado 779 muertes en todo el país hasta el 24/2/2020, imaginemos lo que habría pasado si cada una de ellas hubiese sido motivo de portada en los periódicos o de cabecera en los noticiarios, y no digamos si cada nuevo caso de gripe, aunque fuera oligosintomático fuera recogido a diario por los medios. Eso sí que daría miedo.

¿Por qué se magnifica tanto el covid19? Digamos que hay algunas razones objetivas y otras que no lo son: la objetivas es que se trata de una enfermedad nueva, cuya evolución lógicamente no se conoce, y obliga a la prudencia. También, que el contagio que se produce desde personas sin síntomas favorece extremadamente su transmisión. Las otras tienen más que ver con el miedo a lo desconocido en una sociedad desacostumbrada a los riesgos, con el exceso de confianza en la medicina, y con los intereses económicos que se lucran con la epidemia (que van desde la búsqueda sensacionalista de las audiencias hasta las empresas fabricantes de los productos sanitarios relacionados con la misma).

¿Qué podemos hacer? La prudencia y la buena información son fundamentales, pero también tener claro cuales son los objetivos a alcanzar. Si lo que se pretende es atajar la extensión de la epidemia hay que tomar medidas radicales de aislamiento que, en muchos casos, tendrán que ser poblacionales y amplias, y que hasta ahora son las únicas que han demostrado su eficacia, pero que, en todo caso, en nuestro país, dado lo que se ha tardado en tomarlas, inevitablemente solo tendrán efecto a medio plazo, es decir los casos seguirán aumentando durante el periodo de incubación de la enfermedad. Si por el contrario asumimos que se trata de un problema que no es tan grave, habría que tratar los enfermos y tomar medidas generales (como se ha hecho), asumiendo que los infectados y las muertes aumentarán. No es fácil tomar una opción porque el ruido mediático es muy grande y se ha jugado demasiado a dar una imagen de que era posible contener la extensión del virus sin adoptar medidas rigurosas y amplias de aislamiento, lo que se ha demostrado que es imposible, y parece que finalmente se ha asumido por el Ministerio. Con todo conviene ser conscientes de que el aumento de las temperaturas que es esperable favorece la resolución de la epidemia.

La epidemia también tiene efectos positivos sobre la salud, como es la disminución de las emisiones de CO2 a nivel mundial, especialmente en China que era uno de los grandes emisores, podría hacerse una “boutade” señalando que quizás se  trata de una exitosa argucia para contener el cambio climático

Por suerte, como ya se ha dicho, parece que la mayoría de la población ha normalizado la epidemia y hasta el momento se niega a dejarse llevar por el miedo incontrolado, a pesar de la machacona campaña mediática. Por otro lado, el sistema sanitario público esta respondiendo y demostrando, una vez más, que cuando hay un serio problema de salud, real o sobredimensionado, es el único con capacidad de respuesta, mientras tanto el sector privado está desaparecido, porque siempre lo hace cuando hay problemas potencialmente graves y en los que la rentabilidad económica no esta garantizada.

 

El contrato del sistema gallego de salud con Medtronic pone en riesgo a los pacientes

Fecha de Publicacion : 03/03/2020
Autor: Manuel Martin
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Nuñez Feijoo está privatizando los servicios y recursos más importantes, influyentes y avanzados del Servicio Gallego de Salud (Sergas). No solo ha puesto en manos de multinacionales farmacéuticas y fondos de inversión las Fundaciones de Investigación de los hospitales públicos, sino que ha cedido los servicios de cardiología de tres de los más importantes hospitales Públicos gallegos —Santiago, A Coruña y Lugo— a la multinacional norteamericana Medtronic, mediante un contrato que esconde los principales términos del mismo para ocultar los grandes beneficios y ventajas que obtiene la multinacional.

¿QUÉ ES MEDTRONIC Y A QUE SE DEDICA?

Es una empresa estadounidense, con ramificaciones en todo el mundo (155 países, con un beneficio de 93.000 millones de euros anuales), que diseña, experimenta y vende dispositivos sanitarios como marcapasos, aparatos para el dolor o bombas de insulina.

¿CÓMO FUNCIONA?

Medtronic basa su estrategia en una gran agresividad empresarial estafando a autoridades de salud de su país, vulnerando las leyes del mercado y la competencia. Soborno a médicos, gestores de servicios y centros para que adquieran sus aparatos, promoviendo y pagando charlas y congresos, regalando equipamiento, financiando investigaciones, viajes o cenas de lujo.

Esta forma de actuar le ha supuesto numerosas demandas y fallos judiciales, tanto en Estados Unidos como el resto del mundo para evitar una condena pactó un acuerdo con el Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos en octubre del 2008 en el que reconocía estas prácticas. Todo esto debería generar una gran preocupación en los hospitales donde se ha instalado Medtronic como en el Sergas, dados los numerosos casos de corrupción de los últimos años que afectaron a autoridades de nuestro país, y al elevado número de jefes de servicio que compatibilizan la dedicación pública con la privada con importantes conflictos de interés.

¿CUÁLES SON SUS PRINCIPALES OBJETIVOS?

Controlar el área del corazón de estos centros, dado que el contrato contempla que personal de esta multinacional forme parte de los órganos de gobierno de cada hospital y de este servicio. También, introducir la gestión empresarial privada en centros públicos, acceder a toda la información de salud de los pacientes y del funcionamiento y costes de los hospitales (fundamental para identificar áreas de nuevos negocios en el futuro) y experimentar con los aparatos —testar según el contrato— en los pacientes gallegos, utilizando al personal, las instalaciones, el equipamiento y los recursos diagnósticos de los tres centros. Aparatos que posteriormente vende en todo el mundo.

Ahora, Medtronic está desarrollando nuevas áreas de negocio que cuentan con el apoyo de Feijóo. Desde el año 2006 pretende además gestionar servicios de cardiología, supervisar el equipamiento tecnológico, realizar actividades de consultoría para administraciones y centros, con el objetivo declarado de adueñarse de la enfermedad a nivel mundial.

En esta estrategia ha encontrado un firme aliado y socio en la persona de Núñez Feijóo que recientemente cambió para ello la Lei Galega de Saúde que puso los recursos del Sergas al servicio del desarrollo empresarial privado poniendo también la estrategia de Investigación, desarrollo e Innovación (I+D+I) de salud en Galicia. Todo esto teniendo en cuenta que aunque Medtronic instale en los hospitales públicos gallegos un TAC o una resonancia magnética  para realizar sus experimentos, estos solo podrán ser usados por la multinacional para desarrollar sus investigaciones, negando el acceso a los mismos al resto de servicios.

Medtronic pretende ahora acabar con los sistemas sanitarios públicos para desarrollar su negocio (apodarse de la enfermedad y vender sus productos). El director ejecutivo de esta multinacional, Omar Ishrak, ha estado un año entero viajando a países de todo el mundo, reuniéndose con políticos, empresas sanitarias y profesionales, para trasladar el mensaje de que los sistemas sanitarios públicos son ineficientes, muy costosos y necesitan una reorganización urgente.

En Galicia tenemos suficientes muestras de que este mensaje ha convencido plenamente al sr. Feijóo que se comporta como un alumno entusiasta de esta doctrina que está aplicando a la sanidad gallega. El lobby empresarial del que forma parte Medtronic pretende a medio plazo un nuevo modelo sanitario integral basado en el oligopolio privado como único proveedor de aparatos y de gestión de servicios en los hospitales, eso sí, financiados con fondos públicos.

UN CONTRATO QUE SUPONE UN PELIGRO PARA LA SALUD DE LA POBLACIÓN

Según el informe The Implants List, elaborado y publicado por un Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación —en el que participaron 258 periodistas de 58 medios y 36 países—, los aparatos investigados y comercializados por Medtronic como marcapasos, respiradores artificiales, estimuladores de los músculos del estómago, prótesis de mama, bombas de insulina para controlar la diabetes, válvulas cardíacas o implantes lumbares para los dolores de columna han supuestos un importante daño para la salud de los pacientes por ser defectuosos o insuficientemente probados antes de su implantación.

Entre los años 2008 y 2017, según los incidentes adversos registrados por los organismos reguladores de Estados Unidos, los productos fabricados por esta empresa están relacionados con la muerte de 9.300 personas y las lesiones a otras 292.000. Las bombas de insulina han causado 1.800 muertes y 96.000 personas lesionadas, y los implantes para controlar el dolor crónico 800 muertes y 35.000 lesionadas. Como consecuencia, las reclamaciones pagadas por Medtronic para hacer frente a las querellas y denuncias de más de 20.000 pacientes afectados alcanzaron durante ese periodo los 6.700 millones de dólares, pero como sus ganancias ascendieron a 34.000 millones, le mereció la pena correr el riesgo.

Dada la importancia de esta privatización que afecta a uno de los servicios más importantes e influyentes para el sistema y para la salud de la población, parece necesario conocer en su totalidad las condiciones del contrato, realizar una auditoría, y posteriormente un seguimiento continuado por las autoridades del Sergas, así como de la actividad de la empresa, de los resultados para la salud y de sus repercusiones sobre el funcionamiento de los tres hospitales, además de estudiar la forma de denunciar el contrato y recuperar el control del área del corazón, dados los potenciales riesgos del mismo.

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