Algunas reflexiones sobre la situación de la Pediatría en Atención Primaria
Fuente: https://www.saludadiario.es/opinion/algunas-reflexiones-sobre-la-situacion-de-la-pediatria-en-atencion-primaria
Autor: Marciano Sánchez Bayle
Por eso convendría hacer una serie de reflexiones sobre un tema que es de bastante importancia en el funcionamiento de la AP de nuestro sistema sanitario público.
Este debate ya ha sido abordado por dos artículos en Salud a Diario, y me gustaría intervenir en el mismo, porque creo que son posibles y deseables muchas matizaciones al respecto.
¿Tiene que haber pediatras en AP?
Es una pregunta que a mucha gente le parecerá extraña, pero que no lo es tanto. En la mayoría de los países del mundo no existe Pediatría en el primer escalón asistencial y los niños son atendidos por Medicina de Familia y Enfermería, mientras que los pediatras están en los hospitales y/o como consultores de la AP. Este modelo predomina en los países con Servicios Nacionales de Salud, mientras que en muchos países con sistemas de Seguridad Social, al menos en Europa, hay un modelo mixto (de atención a la infancia por médicos generalistas y/o pediatras, indistintamente).
No hay muchos datos comparativos entre ambos modelos de asistencia, entre otras cosas porque la presencia de diferentes tipos de modelos sanitarios y la distinta situación socioeconómica de los países lo hace bastante difícil, y las comparaciones dentro de un mismo país son complicadas de generalizar. En cualquier caso, es obvio que los grandes indicadores de salud infantil (mortalidad infantil, mortalidad hasta los 5 años, etc.) no son claramente diferentes en unos casos frente a los otros.
Existe un estudio de la Asociación Española de Pediatría de AP que, evaluando la evidencia disponible, con las limitaciones señaladas, concluye que la atención por pediatras mejora la vacunación (no siempre, porque en España estos tienen tendencia a aconsejar vacunas no incluidas en el calendario y de utilidad discutible), el uso adecuado de antibióticos, evitándolos en enfermedades de probable etiología vírica, y un uso más racional de las pruebas complementarias; por el contrario, los médicos generalistas eran mas proclives a dar consejos sobre alimentación adecuada, cese del hábito tabáquico y recomendación del ejercicio físico. Es decir, las cosas no están tan claras y la presencia de Pediatría en AP es un tema controvertido y abierto a diversas opiniones que deben de considerarse.
Mi opinión personal como pediatra con demasiados años de experiencia es que los pediatras mejoran mucho la atención en los lactantes y niños pequeños, que esa ventaja va descendiendo cuanto mayor es la edad de los sujetos atendidos y que, probablemente, desaparece –o casi– en los adolescentes, que, por otro lado, tienen muchas reticencias a seguir acudiendo a la consulta del pediatra, porque no quieren verse "mezclados con los niños".
Y es obvio también que el nivel y la calidad de la atención sanitaria a la infancia se ha visto significativamente mejorada desde que la mayoría de la atención sanitaria infantil está en manos de especialistas en Pediatría, aunque este hecho es complicado de evaluar comparativamente con la Medicina General, porque anteriormente a la generalización del MIR la formación de la inmensa mayoría de los médicos españoles dejaba mucho que desear.
La formación de los pediatras
Con todo, no conviene olvidar que la formación de los pediatras está excesivamente enfocada hacia la asistencia hospitalaria y, dentro de esta, a la superespecialización, lo que dificulta mucho la adaptación de estos pediatras al trabajo en la AP, porque con frecuencia se encuentran frustrados en una actividad que consideran muy por debajo del nivel de sus conocimientos, a la vez que no entienden la importancia de la AP y su impacto fundamental sobre la salud de la población.
medico pediatria fonendoEn la formación real de los residentes de Pediatría se echa en falta la salud pública, la epidemiología, la estadística y la medicina basada en la evidencia, y sobra la fascinación tecnológica y la formación esponsorizada por las empresas privadas del sector (multinacionales farmacéuticas, tecnológicas y alimentarias, etc.). Por eso, la expectativa de quienes acaban la residencia de Pediatría es mayoritariamente el conseguir plaza en un hospital, cuanto mas grande y especializado, mejor, ajenos a que cuestiones como el tabaquismo, la contaminación ambiental, la pobreza o la dieta saludable son mas determinantes en la salud de la población, también de la infancia, que las actuaciones mas sofisticadas, por supuesto, igualmente necesarias, de la asistencia especializada.
Por otro lado, es evidente que durante la crisis se ha producido una disminución de la oferta total de plazas MIR que ha afectado a todas las especialidades, también a la Pediatría, que no se ha recuperado hasta la convocatoria de 2018. De resultas de ello, se ha perdido un centenar nuevos especialistas en Pediatría, lo que incide sobre una situación ya de por si de claro déficit que, como se ha dicho, se traslada básicamente a la AP, debido a las peculiaridades de la formación de la especialización en Pediatría.
Existe una tendencia a estimar que las necesidades de atención pediátrica van a tener una tendencia decreciente debido al envejecimiento de la población y a la bajísima tasa de natalidad de nuestro país. Con ser esto cierto en parte, conviene no olvidar que dependen básicamente de la situación económica, porque, en la medida en que se salga de la crisis, viviremos un aumento muy significativo de la llegada de inmigrantes, que son personas generalmente jóvenes y con una tasa de natalidad muy superior a la habitual entre los autóctonos. De hecho, una parte importante de la población infantil que ahora se atiende en hospitales y centros de salud son hijos de la inmigración de los últimos 20 años.
¿Qué se puede hacer?
Si se estima –y en caso contrario, hay que realizar un debate público, y no solo profesional al respecto– que hay que continuar garantizando la asistencia pediátrica en Atención Primaria, debemos adoptar algunas medidas a medio y largo plazo:
La primera es, sin lugar a dudas, dotar económicamente y sacar en los concursos MIR todas las plazas de formación pediátrica acreditadas, porque las necesidades de pediatras a corto, medio y largo plazo exceden con mucho a las ofertas de formación especializada, y el problema, si no se incrementa de manera significativa la actual oferta de plazas MIR, tiene tendencia a empeorar.
La segunda es poner en funcionamiento una especialización de Pediatría de Atención Primaria, dentro del tronco general de Pediatría, que se considere como mérito preferente a la hora de adjudicar las plazas de Pediatría en el primer escalón asistencial. Esto tendría tres ventajas claras: la primera es una formación más adaptada de los pediatras a la AP; la segunda, cubrir preferentemente las plazas de AP con médicos vocacionales que han elegido este ámbito asistencial y la tercera, facilitar la cobertura de las plazas de pediatría de AP de manera diferenciada a las hospitalarias. Obviamente, dedicar más tiempo de la formación de la especialidad actual a las rotaciones por AP podría mejorar algo la situación.
La tercera es incrementar el protagonismo de la Enfermería en la Atención Primaria pediátrica, porque es evidente que en la AP en nuestro país se ha potenciado poco el papel de la Enfermería, y muchas de las actuaciones que podrían realizar profesionales de Enfermería con una cualificación apropiada están siendo asumidas por profesionales médicos. El desarrollo de la especialidad de Enfermería Pediátrica en el EIR (cuya oferta de plazas, por cierto, también ha sido castigada por los recortes) favorecería esta mejor distribución de tareas.
Finalmente, está claro que estas medidas solo tendrán efecto en el medio y largo plazo y, por lo tanto, a corto plazo solo parece que puedan ser efectivas tres actuaciones: por un lado, permitir la prolongación de la vida laboral de los pediatras que voluntariamente estén dispuestos a posponer su edad de jubilación; favorecer la elección de la AP por los nuevos especialistas mediante mejoras en la contratación (garantizar contratos por 2-3 años, etc.) y establecer mecanismos estrictos de contratación eventual en los hospitales para que estos no acaben captando sistemáticamente a la mayoría de los pediatras que acaban el MIR.
Elecciones y Sanidad
Fuente: https://www.saludadiario.es/opinion/elecciones-y-sanidad
Autor: www.adspsalamanca.org
Votar por la sanidad pública
Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/votar-sanidadpublica-sistemasalud-elecciones-28a/20190420160907162015.html
Autor: Marciano Sánchez Bayle
Se acercan las elecciones y como desgraciadamente era de esperar la Sanidad no esta ocupando un lugar importante, mas bien ninguno, en la campaña electoral, muy entretenida en las mentiras y exageraciones del trifachito y en los debates (si sí, si no, o todo lo contrario), mientras tanto el juicio que parecía iba a ser una estrella mediática se ha quedado casi oculto por el aburrimiento burocrático del procedimiento judicial, y las andanzas y espionajes de Villarejo solo han merecido una pequeña atención de la opinión publicada.
Se veía venir esta marginación de la Sanidad en la campaña electoral y ello pese a que es una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía, según dicen las encuestas, y evidentemente tiene una gran importancia, a veces es determinante, en la vida de las personas, ya que se trata de un servicio publico básico que todo el mundo utiliza y/o necesita a lo largo de toda su vida, a veces sin ser consciente de ello (por ejemplo el control de las enfermedades infectocontagiosas, mediante vacunas, tratamientos, etc es una de las garantías de nuestra salud), además de servirnos como una red de seguridad en el caso de enfermar, porque tampoco solemos darnos cuenta de que el sistema sanitario público nos garantiza una atención de calidad, a todas las personas, de cualquier enfermedad, cualquiera que sea su coste y en cualquier punto de nuestra geografía. Que estamos ante un sistema que expresa la solidaridad de las personas con más salud y más recursos con quienes están mas enfermas y son mas pobres, y que por eso tiene tan gran aprecio y reconocimiento internacional.
Por supuesto este es el primer motivo para votar por la Sanidad Pública, porque tenemos un buen sistema sanitario que hay que preservar y defender, y que en ello nos va nuestra salud y puede que nuestra vida.
El segundo motivo es que hemos vivido un proceso de recortes, deterioro, desmantelamiento y privatización de la Sanidad Pública protagonizado por el PP y sus aliados que intencionadamente la ha empeorado para favorecer los negocios privados (en los últimos años el seguro que mas ha crecido es el sanitario, que tiene ya mas de 11,5 millones de afiliados), porque cuando las cosas funcionan mal o las listas de espera se prolongan, muchas personas se buscan la vida ( si tienen recursos económicos) en el sector privado, aunque habitualmente si tienen un problema grave de salud tengan que volver a la Sanidad Pública para resolverlo.
El tercero es porque la Sanidad Pública necesita recursos suficientes para poder recobrarse de los recortes y para ello es preciso tener fondos públicos adecuados y para ello se precisa recaudar impuestos. Quienes prometen rebajas de impuestos (que además suelen ir dirigidos a los que mas tienen) están haciendo insostenibles unos buenos servicios públicos entre ellos la Sanidad (recuérdese que las CCAA dedican a Sanidad alrededor del 40% de sus presupuestos), por eso no hay que votarles porque lo que están diciendo, sin expresarlo claramente, es queremos peor Sanidad Pública, mas recortes, mas copagos, mas exclusiones, mas desigualdad.
El cuarto tiene que ver con la política privatizadora que se ha llevado a cabo en nuestro país y que lejos de contener los costes como se vendía los ha incrementado notablemente (5-7-8 veces mas) sin mejorar la asistencia y deteriorando aun mas a los centros públicos. Por eso hay que exigir el acabar con las privatizaciones y recuperar lo privatizado, como se ha hecho en Alzira, y se promete en Denia, porque es factible y solo depende de la voluntad política de los gobiernos.
El quinto porque necesitamos pararle los pies a la industria farmacéutica, que no contenta con tener grandes beneficios quiere hacerlos cada vez mayores, a costa de los presupuestos públicos y de la exclusión (1,4 millones de personas no retiran los medicamentos prescritos por problemas económicos). Necesitamos una política farmacéutica que controle y racionalice el gasto y que anteponga los derechos de la población a los beneficios de las multinacionales. Y ya sabemos lo que quiere el tripartito, favorecer los intereses de la industria y ponerles las menores trabas posibles (por ejemplo acaban de anular las subastas de medicamentos en Andalucía, o lo que es lo mismo dejan de ahorrarse 200 millones € en farmacia).
Digamos que esos son los principales motivos para votar por la Sanidad Pública y no hacerlo por el tripartito neoliberal de ultraderecha, que está por el recorte y la privatización, y lo ha demostrado allí donde gobierna o ha gobernado, aunque lo haga a la chita callando y no como Vox que (sin complejos) anuncia con claridad que esta por la privada.
Pero obviamente hay muchos mas, y no son los menores que tenemos que reivindicar nuestro derecho a que no nos impongan ideologías conservadoras y confesionales en nuestra vida y en nuestra muerte, y porque queremos que las mujeres puedan decidir si quieren o no abortar, y los enfermos terminales si desean seguir sufriendo o dejar de hacerlo, porque nadie obliga a ejercer un derecho que debe ser individual y garantizado por la Sanidad Pública (si Abascal y Casado quieren morir entre horribles sufrimientos, allá ellos, a los demás que nos dejen en paz).
Si las cosas están tan claras ¿Cómo es que no aparece en las primeras paginas de los periódicos o de las televisiones?. Obviamente hay muchos motivos, uno de ellos es que los otros partidos no lo han sabido/querido poner en primera línea del debate público y de sus propuestas (generalmente piensan que la Sanidad les quita votos, no se los da), otro son los intereses de los propietarios de los medios (en muchos casos lo son también de empresas relacionadas con el aseguramiento y/o la provisión privada), otra la presión de los anunciantes o los grandes sistemas de propaganda de las empresas farmacéuticas, tecnológicas, aseguradoras, etc, y también, por supuesto, una población que parece dar por hecho que tenemos un buen sistema sanitario y que nadie se va a arriesgar a destruirlo.
Tenemos que ser conscientes que votando por la Sanidad Pública defendemos los intereses del 99% de la población frente al 1% que se lucra de su deterioro y desmantelamiento, ahora es el momento, hay que votar y hacerlo por la Sanidad Publica, por nosotros mismos y por todos. Tu salud, la mía, la de todos, esta en juego, no podemos fallar.
La trampa de la Pediatría en Atención Primaria
Fuente: https://www.saludadiario.es/opinion/la-trampa-de-la-pediatria-en-atencion-primaria
Autor: www.adspsalamanca.org
El segundo es la atención secundaria, el hospital, donde profesionales altamente cualificados en una parcela atienden patologías infrecuentes, casos complejos referidos a un área exclusiva y donde disponen y manejan la potente tecnología.
En Atención Primaria son especialistas en saber atender una gran diversidad de patologías de muy diferentes áreas, edades y situaciones y en ofrecer una atención continua, a lo largo del tiempo. Evaluados por patologías individuales, en ocasiones, los resultados de los especialistas del hospital son superiores a la Atención Primaria, pero cuando se estudian estos fenómenos globalmente, los resultados de tener una Atención Primaria fuerte con las atribuciones antes comentadas son superiores en nivel de salud, calidad en la atención, costes y equidad. Las evidencias en este sentido son robustas y de largo contrastadas, aunque sean contraintuitivas: la "paradoja de la Atención Primaria" lo han llamado.
Si un sistema de salud pierde este engranaje, las fuerzas que es capaz de generar se disipan. Es como un globo hinchado que vuela: si se le hace un agujero, aunque sea muy pequeño, poco a poco termina perdiendo presión dentro de él y cayendo al suelo.
Hay muchos tipos de agujeros que se le pueden hacer a un sistema de salud. Uno de ellos es colocar a pediatras en los centros de salud.
En España, tradicionalmente, han sido los médicos de Familia quienes han atendido a los niños en los centros de salud. En otros países europeos sigue siendo así. En su plan de formación de cuatro años, cuatro meses están dedicados a la Pediatría (dos en Urgencias del hospital y dos en el centro de salud), mucho más que a otras especialidades. Los médicos de Familia están perfectamente capacitados para realizar la atención en esta área específica y en este nivel.
Otro de los agujeros que se le pueden hacer a un sistema de salud es que se presten servicios basados exclusivamente en deseos de pacientes (inducidos y cocinados previamente desde fuera) y ceder a las luchas de poder que plantean algunos profesionales. Un sistema de salud público está entrenado, especializado y focalizado en dar respuesta a lo necesario e importante, al interés general, mediante la fuerza y los recursos del Estado, mientras que si se aleja de esta misión se termina orientando (desviando) al mercado y a los intereses privados.
Esto es lo que sucede en el caso que nos ocupa. Se ha ido difundiendo entre la población la idea de que los niños serán mejor atendidos por un pediatra que por un médico de Familia en un centro de salud, igual que se difunde la idea de las bondades del acceso directo al especialista, de la libre elección de profesional… Todas propuestas aparentemente razonables, pero sin ninguna base y perjudiciales para paciente (iatrogenia) y sistema (ineficiencia y asimetrías).
Este agujero en el globo puede generar, y de hecho genera, un efecto arrastre en otras áreas: Paliativos, Ginecología, Geriatría… que, con las mismas razones, reclaman su monopolio en el primer nivel de atención y que terminan por desmembrar y desnaturalizar el sistema.
En el área específica de la Pediatría, ha sucedido que los intereses individuales de los profesionales, su representación y su poder han sido cooptados por unas sociedades científicas plagadas de intereses privados y financiadas (y, por tanto, dirigidas) por la industria alimentaria y farmacéutica. Se han hecho especialistas en "secuestrar la voluntad del Estado" e imponer la suya con diferentes métodos (captura del regulador). Tener a pediatras en primera línea de atención ha sido fundamental para influir en la prescripción de algunos productos de muy dudosa indicación, en disputa con el interés general, representado por Salud Pública y el Ministerio de Sanidad.
Los pediatras son profesionales de gran preparación, brillantes académicamente y, en general, comprometidos socialmente con una de las partes más vulnerables de la sociedad: la infancia. La mayor parte de ellos han crecido profesionalmente en el hospital, y es ahí donde quieren seguir desarrollando su actividad.
La promesa de que habrá pediatras en todos los centros de salud es imposible de cumplir. Los pediatras no son muchos, y los que hay no quieren salir del hospital, en su mayor parte. Los que salen, evidentemente, desean el medio urbano. Esto genera inequidades, que es uno de los pecados más grandes que puede cometer un sistema público de salud, pues precisamente se crea para resolverlas.
Pero también es cierto que insistir de manera falsa y a sabiendas en la necesidad de pediatras para atender niños cuando el sistema público no los proporciona en su totalidad crea un mercado privado muy jugoso. La atención de la salud no es una cuestión técnica, simplemente; también lo es de poder y económica, en sus múltiples derivadas.
A pesar de este escenario de escasez de pediatras, las potentes y soberbias sociedades científicas insisten difundiendo mensajes que generan desconfianza en la población porque médicos de Familia atiendan a niños, en un ejercicio de irresponsabilidad y de (falsa) ignorancia.
En lo político, algunos partidos de izquierda no han entendido todo esto y, pensando que hacen un bien, contribuyen a desviar (más) el sistema hacia el mercado, alineados con las aspiraciones de la derecha.
Todo este conflicto se sostiene porque los médicos de Familia contribuyen como lacayos y el Estado se inhibe, como si con él no fuera. Si los médicos de Familia tuviéramos dignidad y profesionalismo, dejaríamos caer el bolígrafo y se produciría el colapso. Se conseguiría reformular entonces todo este despropósito.
Blindar derechos sociales para preservar la sanidad pública
Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/sanidad-publica-estado-social/20190411145949161812.html
Autor: Pedro Lorente
(2) Las cuestiones clave de la sanidad pública: un diagnostico comparado de los Sistemas Públicos Sanitarios de España y el Reino Unido. Colección Estudios nº54. Fundación 1º de Mayo. En http://www.pensamientocritico.org/salrua0515.pdf. Visitado en octubre 2018.
(3) Lorente P. Nueva Tribuna. 31 de marzo de 2018. En https://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/modelo-alzira-cronica-fracaso-anunciado/20180331084325150297.html. Visitado en octubre de 2018.
(4) https://www.cuartopoder.es/ideas/2019/03/22/28a-elecciones-materialmente-constituyentes/
(5) Job 47. https://www.biblegateway.com/passage/?search=Job+41&version=DHH