FADSP Federacion de Asociaciones en defensa Sanidad Publica. Sanidad Publica Coronavirus Asociaciones en defensa de la sanidad publica. Hospital. Salud. Sanidad. Madrid. España. Federacion" />

FADSP Federacion de Asociaciones en defensa Sanidad Publica

Sanidad Hospital Publica Enfermera Medico Doctor Gestion privada operaciones sanitario paciente

Kratom.org

Así como medicamentos asequibles y baratos que se pueden comprar en línea.

Donaciones
Audio Entrevisas
Articulos Publicdos
Enlazanos
Telegram
Jornadas Valladolid
Manifiesto Defensa Sanidad Publica
Enlazanos

Estadisticas

Visitas
11526814
Programa y Estatutos
Enlazanos
Enlazanos

Algunas reflexiones sobre la situación de la Pediatría en Atención Primaria

 
 Durante los últimos años, existe una preocupación sobre la situación de la Pediatría en Atención Primaria (AP) provocada por las dificultades para conseguir cubrir las plazas de pediatra en los centros de salud por especialistas en Pediatría y el hecho, relativamente frecuente, de que estas estén atendidas por otros especialistas (habitualmente en Medicina Familiar y Comunitaria), situación que no parece vaya a cambiar en un futuro próximo. 
 

Por eso convendría hacer una serie de reflexiones sobre un tema que es de bastante importancia en el funcionamiento de la AP de nuestro sistema sanitario público.

Este debate ya ha sido abordado por dos artículos en Salud a Diario, y me gustaría intervenir en el mismo, porque creo que son posibles y deseables muchas matizaciones al respecto.

¿Tiene que haber pediatras en AP?

Es una pregunta que a mucha gente le parecerá extraña, pero que no lo es tanto. En la mayoría de los países del mundo no existe Pediatría en el primer escalón asistencial y los niños son atendidos por Medicina de Familia y Enfermería, mientras que los pediatras están en los hospitales y/o como consultores de la AP. Este modelo predomina en los países con Servicios Nacionales de Salud, mientras que en muchos países con sistemas de Seguridad Social, al menos en Europa, hay un modelo mixto (de atención a la infancia por médicos generalistas y/o pediatras, indistintamente).

No hay muchos datos comparativos entre ambos modelos de asistencia, entre otras cosas porque la presencia de diferentes tipos de modelos sanitarios y la distinta situación socioeconómica de los países lo hace bastante difícil, y las comparaciones dentro de un mismo país son complicadas de generalizar. En cualquier caso, es obvio que los grandes indicadores de salud infantil (mortalidad infantil, mortalidad hasta los 5 años, etc.) no son claramente diferentes en unos casos frente a los otros.

Existe un estudio de la Asociación Española de Pediatría de AP que, evaluando la evidencia disponible, con las limitaciones señaladas, concluye que la atención por pediatras mejora la vacunación (no siempre, porque en España estos tienen tendencia a aconsejar vacunas no incluidas en el calendario y de utilidad discutible), el uso adecuado de antibióticos, evitándolos en enfermedades de probable etiología vírica, y un uso más racional de las pruebas complementarias; por el contrario, los médicos generalistas eran mas proclives a dar consejos sobre alimentación adecuada, cese del hábito tabáquico y recomendación del ejercicio físico. Es decir, las cosas no están tan claras y la presencia de Pediatría en AP es un tema controvertido y abierto a diversas opiniones que deben de considerarse.

Mi opinión personal como pediatra con demasiados años de experiencia es que los pediatras mejoran mucho la atención en los lactantes y niños pequeños, que esa ventaja va descendiendo cuanto mayor es la edad de los sujetos atendidos y que, probablemente, desaparece –o casi– en los adolescentes, que, por otro lado, tienen muchas reticencias a seguir acudiendo a la consulta del pediatra, porque no quieren verse "mezclados con los niños".

Y es obvio también que el nivel y la calidad de la atención sanitaria a la infancia se ha visto significativamente mejorada desde que la mayoría de la atención sanitaria infantil está en manos de especialistas en Pediatría, aunque este hecho es complicado de evaluar comparativamente con la Medicina General, porque anteriormente a la generalización del MIR la formación de la inmensa mayoría de los médicos españoles dejaba mucho que desear.

La formación de los pediatras

Con todo, no conviene olvidar que la formación de los pediatras está excesivamente enfocada hacia la asistencia hospitalaria y, dentro de esta, a la superespecialización, lo que dificulta mucho la adaptación de estos pediatras al trabajo en la AP, porque con frecuencia se encuentran frustrados en una actividad que consideran muy por debajo del nivel de sus conocimientos, a la vez que no entienden la importancia de la AP y su impacto fundamental sobre la salud de la población.

medico pediatria fonendoEn la formación real de los residentes de Pediatría se echa en falta la salud pública, la epidemiología, la estadística y la medicina basada en la evidencia, y sobra la fascinación tecnológica y la formación esponsorizada por las empresas privadas del sector (multinacionales farmacéuticas, tecnológicas y alimentarias, etc.). Por eso, la expectativa de quienes acaban la residencia de Pediatría es mayoritariamente el conseguir plaza en un hospital, cuanto mas grande y especializado, mejor, ajenos a que cuestiones como el tabaquismo, la contaminación ambiental, la pobreza o la dieta saludable son mas determinantes en la salud de la población, también de la infancia, que las actuaciones mas sofisticadas, por supuesto, igualmente necesarias, de la asistencia especializada.

Por otro lado, es evidente que durante la crisis se ha producido una disminución de la oferta total de plazas MIR que ha afectado a todas las especialidades, también a la Pediatría, que no se ha recuperado hasta la convocatoria de 2018. De resultas de ello, se ha perdido un centenar nuevos especialistas en Pediatría, lo que incide sobre una situación ya de por si de claro déficit que, como se ha dicho, se traslada básicamente a la AP, debido a las peculiaridades de la formación de la especialización en Pediatría.

Existe una tendencia a estimar que las necesidades de atención pediátrica van a tener una tendencia decreciente debido al envejecimiento de la población y a la bajísima tasa de natalidad de nuestro país. Con ser esto cierto en parte, conviene no olvidar que dependen básicamente de la situación económica, porque, en la medida en que se salga de la crisis, viviremos un aumento muy significativo de la llegada de inmigrantes, que son personas generalmente jóvenes y con una tasa de natalidad muy superior a la habitual entre los autóctonos. De hecho, una parte importante de la población infantil que ahora se atiende en hospitales y centros de salud son hijos de la inmigración de los últimos 20 años.

¿Qué se puede hacer?

Si se estima –y en caso contrario, hay que realizar un debate público, y no solo profesional al respecto– que hay que continuar garantizando la asistencia pediátrica en Atención Primaria, debemos adoptar algunas medidas a medio y largo plazo:

La primera es, sin lugar a dudas, dotar económicamente y sacar en los concursos MIR todas las plazas de formación pediátrica acreditadas, porque las necesidades de pediatras a corto, medio y largo plazo exceden con mucho a las ofertas de formación especializada, y el problema, si no se incrementa de manera significativa la actual oferta de plazas MIR, tiene tendencia a empeorar.

La segunda es poner en funcionamiento una especialización de Pediatría de Atención Primaria, dentro del tronco general de Pediatría, que se considere como mérito preferente a la hora de adjudicar las plazas de Pediatría en el primer escalón asistencial. Esto tendría tres ventajas claras: la primera es una formación más adaptada de los pediatras a la AP; la segunda, cubrir preferentemente las plazas de AP con médicos vocacionales que han elegido este ámbito asistencial y la tercera, facilitar la cobertura de las plazas de pediatría de AP de manera diferenciada a las hospitalarias. Obviamente, dedicar más tiempo de la formación de la especialidad actual a las rotaciones por AP podría mejorar algo la situación.

La tercera es incrementar el protagonismo de la Enfermería en la Atención Primaria pediátrica, porque es evidente que en la AP en nuestro país se ha potenciado poco el papel de la Enfermería, y muchas de las actuaciones que podrían realizar profesionales de Enfermería con una cualificación apropiada están siendo asumidas por profesionales médicos. El desarrollo de la especialidad de Enfermería Pediátrica en el EIR (cuya oferta de plazas, por cierto, también ha sido castigada por los recortes) favorecería esta mejor distribución de tareas.

Finalmente, está claro que estas medidas solo tendrán efecto en el medio y largo plazo y, por lo tanto, a corto plazo solo parece que puedan ser efectivas tres actuaciones: por un lado, permitir la prolongación de la vida laboral de los pediatras que voluntariamente estén dispuestos a posponer su edad de jubilación; favorecer la elección de la AP por los nuevos especialistas mediante mejoras en la contratación (garantizar contratos por 2-3 años, etc.) y establecer mecanismos estrictos de contratación eventual en los hospitales para que estos no acaben captando sistemáticamente a la mayoría de los pediatras que acaban el MIR.

Elecciones y Sanidad

Fecha de Publicacion : 30/04/2019
Fuente:  https://www.saludadiario.es/opinion/elecciones-y-sanidad
Autor: www.adspsalamanca.org
 
 
Escribo este artículo el día 28 de abril, antes de votar y, por tanto, antes de saber los resultados de las elecciones generales. Cuando lo lea usted ya habrá votado, o se habrá abstenido, según gustos. Habrá ganadores y perdedores, y en las próximas semanas se va a configurar un Gobierno de cuyas decisiones va a depender nuestro futuro, también el del sistema sanitario público y la asistencia que va usted a recibir en los próximos años.
 
Miguel Barrueco interiorSi rebobinamos, nunca es tarde para ello, y nos paramos a analizar el peso de la asistencia sanitaria en los programas de los distintos partidos, en los debates, en los mítines, observaremos que, más allá de unas declaraciones genéricas referidas al estado de bienestar y a la asistencia sanitaria, la Sanidad ha tenido muy poco peso en la campaña.
 
Sin duda ha tenido mayor peso en los programas de los partidos de izquierdas; mayor cuanto más a la izquierda está el correspondiente partido: mayor compromiso con la Sanidad pública y mayor reconocimiento a los profesionales. Mucho menos presente ha estado, en algunos casos directamente ausente, entre los partidos de la derecha. Posiblemente porque su modelo "liberal", basado en la privatización de los recursos públicos, no les resulta rentable exponerlo en la campaña, aunque lo tengan claro y lo vengan practicando desde hace mucho tiempo.
 
Pero, a la hora de la concreción, no se ha hablado del reducido porcentaje del PIB que España invierte en Sanidad y que es necesario aumentar para evitar el colapso del sistema, nada acerca del estado de numerosos hospitales y centros de salud, de la carencia de recursos tecnológicos, profesionales y humanos. Tampoco de las consecuencias que todo ello tiene para los pacientes en forma de listas de espera, pérdida de calidad asistencial o copago farmacéutico, ni para los profesionales, con sueldos bajos, contratos precarios y con el síndrome de burnout. Tampoco de la huida de los jóvenes (aunque sobradamente preparados) a otros países donde son bien recibidos por su excelente formación, o a la medicina privada, que utiliza profesionales cuya formación ha pagado la pública.
 
Si eso ha sucedido a nivel general, pensar que en cada provincia los candidatos incluyeran referencias a los principales problemas sanitarios que nos afectan habría sido mucho pedir. En Salamanca, por ejemplo, pedirles su opinión acerca del estado de la Atención Primaria o el retraso en la apertura del nuevo hospital.
 
Es posible que alguno de ustedes piense que la Sanidad es una competencia transferida y, por tanto, no tenía mucho sentido que formara parte del debate en unas elecciones generales. Aun discrepando, y teniendo en cuenta que en breve comienza otra campaña electoral para elegir los gobiernos autonómicos, de los que depende directamente la asistencia sanitaria que usted y yo vamos a recibir, y visto que los problemas diarios tienen poco sitio en los programas, los ciudadanos deberíamos ir elaborando la lista de problemas sanitarios que nos afectan para ver cuántos de ellos tienen cabida en los programas electorales de los partidos y qué soluciones proponen. A lo mejor esa reflexión nos podría ayudar a decidir mejor nuestro voto. Ya saben: vean, comparen y si encuentran algo mejor ¡vótelo! Pero a la hora de votar, piense en la Sanidad.

Votar por la sanidad pública

 

Se acercan las elecciones y como desgraciadamente era de esperar la Sanidad no esta ocupando un lugar importante, mas bien ninguno, en la campaña electoral, muy entretenida en las mentiras y exageraciones del trifachito y en los debates (si sí, si no, o todo lo contrario), mientras tanto el juicio que parecía iba a ser una estrella mediática se ha quedado casi oculto por el aburrimiento burocrático del procedimiento judicial, y las andanzas y espionajes de Villarejo solo han merecido una pequeña atención de la opinión publicada.

Se veía venir esta marginación de la Sanidad en la campaña electoral y ello pese a que es una de las grandes preocupaciones de la ciudadanía, según dicen las encuestas, y evidentemente tiene una gran importancia, a veces es determinante, en la vida de las personas, ya que se trata de un servicio publico básico que todo el mundo utiliza y/o necesita a lo largo de toda su vida, a veces sin ser consciente de ello (por ejemplo el control de las enfermedades infectocontagiosas, mediante vacunas, tratamientos, etc es una de las garantías de nuestra salud), además de servirnos como una red de seguridad en el caso de enfermar, porque tampoco solemos darnos cuenta de que el sistema sanitario público nos garantiza una atención de calidad, a todas las personas, de cualquier enfermedad, cualquiera que sea su coste y en cualquier punto de nuestra geografía. Que estamos ante un sistema que expresa la solidaridad de las personas con más salud y más recursos con quienes están mas enfermas y son mas pobres, y que por eso tiene tan gran aprecio y reconocimiento internacional.

Por supuesto este es el primer motivo para votar por la Sanidad Pública, porque tenemos un buen sistema sanitario que hay que preservar y defender, y que en ello nos va nuestra salud y puede que nuestra vida.

El segundo motivo es que hemos vivido un proceso de recortes, deterioro, desmantelamiento y privatización de la Sanidad Pública protagonizado por el PP y sus aliados que intencionadamente la ha empeorado para favorecer los negocios privados (en los últimos años el seguro que mas ha crecido es el sanitario, que tiene ya mas de 11,5 millones de afiliados), porque cuando las cosas funcionan mal o las listas de espera se prolongan, muchas personas se buscan la vida ( si tienen recursos económicos) en el sector privado, aunque habitualmente si tienen un problema grave de salud tengan que volver a la Sanidad Pública para resolverlo.

El tercero es porque la Sanidad Pública necesita recursos suficientes para poder recobrarse de los recortes y para ello es preciso tener fondos públicos adecuados y para ello se precisa recaudar impuestos. Quienes prometen rebajas de impuestos (que además suelen ir dirigidos a los que mas tienen) están haciendo insostenibles unos buenos servicios públicos entre ellos la Sanidad (recuérdese que las CCAA dedican a Sanidad alrededor del 40% de sus presupuestos), por eso no hay que votarles porque lo que están diciendo, sin expresarlo claramente, es queremos peor Sanidad Pública, mas recortes, mas copagos, mas exclusiones, mas desigualdad.

El cuarto tiene que ver con la política privatizadora que se ha llevado a cabo en nuestro país y que lejos de contener los costes como se vendía los ha incrementado notablemente (5-7-8 veces mas) sin mejorar la asistencia y deteriorando aun mas a los centros públicos. Por eso hay que exigir el acabar con las privatizaciones y recuperar lo privatizado, como se ha hecho en Alzira, y se promete en Denia, porque es factible y solo depende de la voluntad política de los gobiernos.

El quinto porque necesitamos pararle los pies a la industria farmacéutica, que no contenta con tener grandes beneficios quiere hacerlos cada vez mayores, a costa de los presupuestos públicos y de la exclusión (1,4 millones de personas no retiran los medicamentos prescritos por problemas económicos). Necesitamos una política farmacéutica que controle y racionalice el gasto y que anteponga los derechos de la población a los beneficios de las multinacionales. Y ya sabemos lo que quiere el tripartito, favorecer los intereses de la industria y ponerles las menores trabas posibles (por ejemplo acaban de anular las subastas de medicamentos en Andalucía, o lo que es lo mismo dejan de ahorrarse 200 millones € en farmacia).

Digamos que esos son los principales motivos para votar por la Sanidad Pública y no hacerlo por el tripartito neoliberal de ultraderecha, que está por el recorte y la privatización, y lo ha demostrado allí donde gobierna o ha gobernado, aunque lo haga a la chita callando y no como Vox que (sin complejos) anuncia con claridad que esta por la privada.

Pero obviamente hay muchos mas, y no son los menores que tenemos que reivindicar nuestro derecho a que no nos impongan ideologías conservadoras y confesionales en nuestra vida y en nuestra muerte, y porque queremos que las mujeres puedan decidir si quieren o no abortar, y los enfermos terminales si desean seguir sufriendo o dejar de hacerlo, porque nadie obliga a ejercer un derecho que debe ser individual y garantizado por la Sanidad Pública (si Abascal y Casado quieren morir entre horribles sufrimientos, allá ellos, a los demás que nos dejen en paz).

Si las cosas están tan claras ¿Cómo es que no aparece en las primeras paginas de los periódicos o de las televisiones?. Obviamente hay muchos motivos, uno de ellos es que los otros partidos no lo han sabido/querido poner en primera línea del debate público y de sus propuestas (generalmente piensan que la Sanidad les quita votos, no se los da), otro son los intereses de los propietarios de los medios (en muchos casos lo son también de empresas relacionadas con el aseguramiento y/o la provisión privada), otra la presión de los anunciantes o los grandes sistemas de propaganda de las empresas farmacéuticas, tecnológicas, aseguradoras, etc, y también, por supuesto, una población que parece dar por hecho que tenemos un buen sistema sanitario y que nadie se va a arriesgar a destruirlo.

Tenemos que ser conscientes que votando por la Sanidad Pública defendemos los intereses del 99% de la población frente al 1% que se lucra de su deterioro y desmantelamiento, ahora es el momento, hay que votar y hacerlo por la Sanidad Publica, por nosotros mismos y por todos. Tu salud, la mía, la de todos, esta en juego, no podemos fallar.

La trampa de la Pediatría en Atención Primaria

Fecha de Publicacion : 15/04/2019
Fuente:  https://www.saludadiario.es/opinion/la-trampa-de-la-pediatria-en-atencion-primaria
Autor: www.adspsalamanca.org
 
Los sistemas de salud más exitosos saben conjugar a la perfección dos ámbitos. El primero de ellos es la Atención Primaria, donde se atienden patologías frecuentes y que no precisan de complejidades instrumentales ni alta tecnología para ser diagnosticadas y tratadas. Sus profesionales están altamente entrenados en detectar cuándo y qué situaciones deben ser derivadas al segundo nivel, saben manejar la incertidumbre y obtener un conocimiento valioso de los pacientes, familias y contextos, para maximizar sus resultados.
 

El segundo es la atención secundaria, el hospital, donde profesionales altamente cualificados en una parcela atienden patologías infrecuentes, casos complejos referidos a un área exclusiva y donde disponen y manejan la potente tecnología.

En Atención Primaria son especialistas en saber atender una gran diversidad de patologías de muy diferentes áreas, edades y situaciones y en ofrecer una atención continua, a lo largo del tiempo. Evaluados por patologías individuales, en ocasiones, los resultados de los especialistas del hospital son superiores a la Atención Primaria, pero cuando se estudian estos fenómenos globalmente, los resultados de tener una Atención Primaria fuerte con las atribuciones antes comentadas son superiores en nivel de salud, calidad en la atención, costes y equidad. Las evidencias en este sentido son robustas y de largo contrastadas, aunque sean contraintuitivas: la "paradoja de la Atención Primaria" lo han llamado.

Si un sistema de salud pierde este engranaje, las fuerzas que es capaz de generar se disipan. Es como un globo hinchado que vuela: si se le hace un agujero, aunque sea muy pequeño, poco a poco termina perdiendo presión dentro de él y cayendo al suelo.

Hay muchos tipos de agujeros que se le pueden hacer a un sistema de salud. Uno de ellos es colocar a pediatras en los centros de salud.

En España, tradicionalmente, han sido los médicos de Familia quienes han atendido a los niños en los centros de salud. En otros países europeos sigue siendo así. En su plan de formación de cuatro años, cuatro meses están dedicados a la Pediatría (dos en Urgencias del hospital y dos en el centro de salud), mucho más que a otras especialidades. Los médicos de Familia están perfectamente capacitados para realizar la atención en esta área específica y en este nivel.

Otro de los agujeros que se le pueden hacer a un sistema de salud es que se presten servicios basados exclusivamente en deseos de pacientes (inducidos y cocinados previamente desde fuera) y ceder a las luchas de poder que plantean algunos profesionales. Un sistema de salud público está entrenado, especializado y focalizado en dar respuesta a lo necesario e importante, al interés general, mediante la fuerza y los recursos del Estado, mientras que si se aleja de esta misión se termina orientando (desviando) al mercado y a los intereses privados.

Esto es lo que sucede en el caso que nos ocupa. Se ha ido difundiendo entre la población la idea de que los niños serán mejor atendidos por un pediatra que por un médico de Familia en un centro de salud, igual que se difunde la idea de las bondades del acceso directo al especialista, de la libre elección de profesional… Todas propuestas aparentemente razonables, pero sin ninguna base y perjudiciales para paciente (iatrogenia) y sistema (ineficiencia y asimetrías).

Este agujero en el globo puede generar, y de hecho genera, un efecto arrastre en otras áreas: Paliativos, Ginecología, Geriatría… que, con las mismas razones, reclaman su monopolio en el primer nivel de atención y que terminan por desmembrar y desnaturalizar el sistema.

En el área específica de la Pediatría, ha sucedido que los intereses individuales de los profesionales, su representación y su poder han sido cooptados por unas sociedades científicas plagadas de intereses privados y financiadas (y, por tanto, dirigidas) por la industria alimentaria y farmacéutica. Se han hecho especialistas en "secuestrar la voluntad del Estado" e imponer la suya con diferentes métodos (captura del regulador). Tener a pediatras en primera línea de atención ha sido fundamental para influir en la prescripción de algunos productos de muy dudosa indicación, en disputa con el interés general, representado por Salud Pública y el Ministerio de Sanidad.

Los pediatras son profesionales de gran preparación, brillantes académicamente y, en general, comprometidos socialmente con una de las partes más vulnerables de la sociedad: la infancia. La mayor parte de ellos han crecido profesionalmente en el hospital, y es ahí donde quieren seguir desarrollando su actividad.

La promesa de que habrá pediatras en todos los centros de salud es imposible de cumplir. Los pediatras no son muchos, y los que hay no quieren salir del hospital, en su mayor parte. Los que salen, evidentemente, desean el medio urbano. Esto genera inequidades, que es uno de los pecados más grandes que puede cometer un sistema público de salud, pues precisamente se crea para resolverlas.

Pero también es cierto que insistir de manera falsa y a sabiendas en la necesidad de pediatras para atender niños cuando el sistema público no los proporciona en su totalidad crea un mercado privado muy jugoso. La atención de la salud no es una cuestión técnica, simplemente; también lo es de poder y económica, en sus múltiples derivadas.

A pesar de este escenario de escasez de pediatras, las potentes y soberbias sociedades científicas insisten difundiendo mensajes que generan desconfianza en la población porque médicos de Familia atiendan a niños, en un ejercicio de irresponsabilidad y de (falsa) ignorancia.

En lo político, algunos partidos de izquierda no han entendido todo esto y, pensando que hacen un bien, contribuyen a desviar (más) el sistema hacia el mercado, alineados con las aspiraciones de la derecha.

Todo este conflicto se sostiene porque los médicos de Familia contribuyen como lacayos y el Estado se inhibe, como si con él no fuera. Si los médicos de Familia tuviéramos dignidad y profesionalismo, dejaríamos caer el bolígrafo y se produciría el colapso. Se conseguiría reformular entonces todo este despropósito.

Blindar derechos sociales para preservar la sanidad pública

 
Uno de los mayores avances en la respuesta a la enfermedad de los seres humanos fue la creación y desarrollo de los Sistemas Nacionales de Salud en la segunda mitad del siglo XX en Europa. Los Sistemas Nacionales de Salud de iniciativa estatal se fundamentaron en los principios de universalidad, justicia y eficiencia. Tal esfuerzo de las sociedades provocó el reconocimiento y desarrollo del derecho a la protección de la salud. Así fue como la salud se convirtió en una obligación protectora del estado frente a la realidad humana de la enfermedad. Los pueblos consiguieron mejorar rápidamente los indicadores de salud y la esperanza de vida al nacer aumentó hasta niveles inesperados.
 
EL SISTEMA INGLÉS: DE LO PÚBLICO A LO PRIVADO
 
Uno de los países pioneros en la creación de un SNS fue Inglaterra. El sistema nacional de salud inglés, National Health Service (NHS), fue desarrollado por gobiernos laboristas y se fundamentó en el Informe Beverigde, con un enfoque a la cuestión de la enfermedad colectivo, social, nacional y  no individualista. El desarrollo del NHS supuso una gran transformación histórica llevada a cabo después de la Segunda Guerra Mundial. Sus principios fundamentales fueron que los servicios debían ser integrales, universales y gratuitos en el momento de la utilización. Fue todo un logro de los laboristas británicos y fundamentó el llamado “Estado del Bienestar” keynesiano, frente al “Estado de Guerra” de la Alemania Nazi. Algunos autores consideran que el desarrollo de los estados del bienestar con fuertes compromisos sociales fue la respuesta de los estados capitalista para contrarrestar las políticas sociales de la Unión Soviética durante la “Guerra Fría”, un peaje a pagar por el capitalismo tras la victoria del socialismo soviético. Pero fuere como fuere, se consiguió plantear una respuesta a la enfermedad de manera colectiva y no individualista, y fuere como fuere los Sistemas Nacionales de Salud se extendieron por numerosos países europeos, incluyendo el nuestro, consiguiendo resultados magníficos para la salud de los pueblos. La historia del ser humano es en ocasiones terrible y magnífica, después de una Guerra Mundial que asoló el mundo, las sociedades pudieron ofrecer una respuesta a la realidad humana de la enfermedad hasta el momento no conocida en la historia.
 
Pero esté horizonte de esperanza cambió tras evidenciar una terrible contradicción: los sistemas sanitarios públicos financiados a través del esfuerzo colectivo de una sociedad (impuestos), estaban rodeados de un sistema capitalista de libre mercado que los observaban como una oportunidad de negocio. Las tensiones no se hicieron esperar y se concretaron en cada país de manera similar. La privatización de los servicios públicos fue la norma en casi todos los países en consonancia con los nuevos tiempos del neoliberalismo globalizado, quizás por ello afirma A. Pollock que “separar la financiación de la provisión (quien suministra y abastece) es el primer paso para la privatización total de la Sanidad Pública, pues favorece la pérdida de control del sistema y el desarrollo de un mercado interno fácil de desarrollar para el interés privado”.
 
Para conocer mejor como afecta la privatización de la sanidad pública a los objetivos históricos de un país, de una sociedad o de un colectivo, es preciso conocer cuáles son los sistemas y relaciones económicas que afectan al sistema sanitario. Sin este conocimiento, tan solo se puede llegar a una visión parcial del asunto y las conclusiones solo pueden servir para captar reflejos de la realidad pero sin conseguir modificarla (1). Es por ello que conviene recordar un poco la historia.
 
En Inglaterra, tras décadas de desarrollo, en los años 70 y 80, bajo los gobiernos liberales de Margaret Thatcher, el NHS sufrió una gran transformación al incorporar nuevas fórmulas de gestión privada que supusieron la apertura del sistema sanitario público a las empresas sanitarias privadas. Posteriores gobiernos laboristas no modificaron la dirección política de esta reforma sanitaria inglesa. La reforma neoliberal sanitaria supuso un fracaso a nivel de eficiencia por incrementar los costes y fragmentar el sistema sanitario complicando su gobernanza, no mejoró los resultados de salud de los ciudadanos ingleses, y aumentó las desigualdades en salud y abriendo el negocio de la salud a empresas transnacionales (2).
 
ESPAÑA: LEY GENERAL DE SANIDAD DE 1986
 
En España, en 1986 entró en vigor la Ley General de Sanidad, inspirada en el modelo Beveridge. La financiación de la sanidad pública en estos sistemas de salud procedía directamente de los impuestos a través de los Presupuestos Generales del Estado, y la asistencia sanitaria también se prestaba en condiciones de universalidad, equidad y gratuidad. En España este modelo sustituyó al modelo franquista de sanidad para los asegurados. La rápida mejoría de los resultados de salud de la población a un coste social aceptable demostró la eficiencia del Sistema Nacional de Salud, pues aumentó la esperanza de vida de los ciudadanos y consolidó el denominado “Estado de bienestar” en España. El Sistema Nacional de Salud español, desde sus comienzos, también manifestó la contradicción de ser un sistema público de salud rodeado de un sistema capitalista de libre mercado.
 
En 1991, comenzaron las propuestas para una reforma neoliberal mediante un informe redactado por una comisión presidida por Fernando Abril Martorell y presentado en el Congreso de los Diputados, el Informe Abril, que marcó la hoja de ruta para privatizar la Sanidad Pública. Este informe fue muy criticado por lo que fue relegado a un aparente olvido alejado de la opinión pública, pero sus medidas se han ido aplicando en las últimas décadas. Ejemplo de ello son las normativas privatizadoras como la “Ley 15/1997, de 25 de abril, sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud “(VI legislatura del gobierno del Partido Popular), que favoreció y consolido la participación privada en la gestión de la asistencia sanitaria (ya se habían producido algunas experiencias anteriores). Estas normativas debilitaron los principios de la Ley General de Sanidad y el Sistema Nacional de Salud y tuvieron su culminación en el “RD 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”, que supone el fin de la universalidad al volver al modelo de asegurado y legitima el inefectivo impuesto a la enfermedad también llamado “copago” (3).
 
La mercantilización de las cuestiones humanas y la alienación de las mismas, es una herramienta poderosa de la ideología dominante para conseguir objetivos políticos. Al mercantilizar la sanidad y la salud se le desposee de su auténtico valor inmaterial para reducirlas a un precio, a una mercancía, quizás por ello afirmaba el profesor Antonio Machado aquello de “tan solo el necio confunde el valor con el precio”.
 
La necesidad de blindar los derechos sociales
 
La situación de los derechos sociales no pasa por unos de sus mejores momentos. En la actualidad, las desigualdades avanzan de norte a sur. Este país huele a elecciones, pero parece que no serán unas meras elecciones legislativas. En un reciente artículo publicado por el profesor universitario Héctor Illueca, se expone el nudo en el que se encuentra España, cito aquí su análisis textual: “Desde que empezó la crisis económica, nuestro país ha experimentado una profunda transformación en los dos grandes pilares que vertebran y sostienen cualquier constitución democrática: la constitución económica y la constitución territorial. En lo que respecta a la primera, la reforma del artículo 135 CE acometida en 2011, supuso la derogación de facto de la cláusula del Estado social prevista en el artículo 1.1 de la Ley fundamental. En su formulación clásica, esta cláusula implicaba el reconocimiento a nivel fundamental de los principales derechos sociales y la consagración de un nuevo tipo de Estado intervencionista y planificador, orientado a garantizar las principales condiciones de existencia a la ciudadanía. Pues bien, la tipificación del principio de estabilidad presupuestaria y el otorgamiento de absoluta prioridad al pago de la deuda pública desvirtúan cualquier compromiso social por parte de los poderes públicos, sometiendo nuestra Carta Magna al imperio de la economía. Desde el mes de agosto de 2011, España ya no es un Estado social. España es un Estado neoliberal”. (4).
 
Frente a esta realidad, la necesidad de blindar los derechos sociales por encima de los intereses económicos resulta no solo adecuada, sino imprescindible para preservar la sanidad pública, la educación pública, las pensiones, el trabajo digno y reconstruir el Estado Social liquidado por un mercado reaccionario que engendra a su propio Leviatán (5).
 

(1) Gramsci, Antonio. Antología. Selección y traducción de Manuel Sacristán, Editorial AKAL. 2013.
(2) Las cuestiones clave de la sanidad pública: un diagnostico comparado de los Sistemas Públicos Sanitarios de España y el Reino Unido. Colección  Estudios nº54. Fundación 1º de Mayo. En http://www.pensamientocritico.org/salrua0515.pdf. Visitado en octubre 2018.
(3) Lorente P. Nueva Tribuna. 31 de marzo de 2018. En https://www.nuevatribuna.es/articulo/sanidad/modelo-alzira-cronica-fracaso-anunciado/20180331084325150297.html. Visitado en octubre de 2018.
(4) https://www.cuartopoder.es/ideas/2019/03/22/28a-elecciones-materialmente-constituyentes/
(5) Job 47. https://www.biblegateway.com/passage/?search=Job+41&version=DHH

Scharfe sekret�rinnen Indian babe fucked desi indian morning geilste pornos Desi Tamil Aunty Xxx Videos indian sexy couple Indian teen hard sex with boyfriend India hira mandi group sex with hindi audio Hot Indian Teen Babe With And Aunty Desi Girl Hot Fuck Desi Indian Blowjob Geile Sexstorys Indian girl duck with foreigner re upload Indian college girl sex Indan home sex Indian teen pornslap Cali cruz anal
Perfect pussy debut
HD sex
rujizz
video porno
free porn
indian porn
porn hd
xxx japan 18

PLG_DEBUG_TITLE