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Razón y Pasión

Fecha de Publicacion : 07/10/2020

Fuentehttps://www.saludadiario.es/opinion/razon-y-pasion-en-la-gestion-de-la-pandemia-covid

Autor: Miguel González Hierro
 Miguel Gonzalez Hierro

Razón o Pasión, viejo dilema filosófico. Viejo y perpetuo.
No me resisto a trasladar esta dualidad al enfoque social que muchas veces hacemos de las cuestiones –en este caso– de organización sanitaria, pero también al abordaje de conflictos políticos, en el sentido más noble del término político.

Las sociedades mismas actúan bajo estos principios del predominio de razón o de pasión, de emoción o lógica.

Y ello viene a cuento del acercamiento al drama que estamos viviendo de la epidemia de la COVID. Ha pasado ya un tiempo, no excesivo, pero tal vez suficiente desde que empezó este mal sueño, para que seamos colectivamente capaces de hacer una interpretación sensata de qué ha pasado, qué está pasando y qué debemos hacer frente a este marasmo. Analizar la situación, sí, así de simple. Análisis ineludible, a la vista de los devastadores efectos que el virus ha producido en nuestra sociedad, tan convencida de que cosas como esta a nosotros no nos pasarían.

Devastación sanitaria, económica, pero también cultural.

Pero me quiero referir al aspecto sanitario, más exactamente, al enfoque de la gestión de la plaga. Es una opinión –y muy modesta, ciertamente–, pero entiendo que este enfoque se ha hecho con un imperio de la pasión por encima de la razón.

Pasión que ha llevado colectivamente –por la mayoría de los actores políticos, sociales y por gran número de ciudadanos– a hacer valoraciones emocionales, fundamentadas en defender la gestión realizada por el simple hecho de que la han realizado "los míos", con los que me identifico. O, a la inversa, criticar esa gestión por el hecho de hacerla "los otros". No enjuiciando desapasionadamente esta gestión y valorando positivamente la gestión misma por el hecho de realizarla "los míos", al margen de su adecuación.

La pasión ha corrompido el análisis.

En consecuencia, este proceso de valoración desajustada de la realidad no nos permitirá extraer enseñanzas útiles, eficaces –tan útiles como fuera posible– que posibiliten reorientar esa gestión, hacer bien las cosas. O al menos hacerlas mejor.

Pocas iniciativas poderosas han surgido bajo este criterio de la razón; quizás resaltar la del grupo de científicos que planteó analizar esto desde la objetividad, la independencia y el rigor científico. Iniciativa que, por el momento, no ha prosperado.

Difícil poner remedio a los problemas si no se conoce su causa. El tratamiento dudosamente será eficaz si el diagnóstico es incorrecto o desconocido.

Y es que, debo repetirme, veo un exceso de pasión, pasión por "lo mío" por "los míos", por "mis argumentos", en detrimento del análisis sosegado, libre de prejuicios y en aras del bien común. Y esto es aplicable a la gestión sanitaria nacional y a la de los gobiernos de las comunidades.

Quizás esta reflexión –simplista, en parte, por lo breve del espacio– ayude a explicar esa arcaica pugna entre bloques, conceptos o ideas de nuestro país, donde prima lo emocional sobre lo racional.

Aunque también, y para dejar de distraerles con estas líneas, puede que esta dicotomía no deje de ser una falacia y el humano, regido por ambas pulsiones de una forma que no entendemos con precisión, en muchas ocasiones haga finalmente cosa distinta a la que le dicta la razón.

Lo que falta en la Sanidad de Madrid (y lo que nos sobra)

Fecha de Publicacion : 28/09/2020

Fuentehttps://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/deficiencias-sanidad-publica-madrid-cortinas-humo-gobierno-pp-diaz-ayuso/20200928111431179572.html

Autor: Marciano Sánchez Bayle
 
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Hace unos días la Comunidad de Madrid para encubrir su nefasta gestión de la pandemia señalaba que había falta de médicos para contratar en Atención Primaria y que por ello el refuerzo de la misma era imposible, a lo que sumó luego su supuesta imposibilidad de contratar médicos extracomunitarios, lo que achacaban a la administración central.

De nuevo cortinas de humo para encubrir la realidad y generar polémicas estériles. ¿Qué es lo que realmente falta en la Sanidad madrileña?

Empecemos por los médicos de Atención Primaria (AP). Durante la crisis anterior los gobiernos del PP (Ana Mato, Alfonso Alonso) disminuyeron la oferta de plazas de formación MIR de una manera drástica (el máximo en 2017), con un máximo especialmente en medicina familiar y comunitaria (hasta 1.051 plazas menos de esta especialidad), lo que supone que hasta 2021 habrá menos médicos con formación de especialista (las convocatorias de 2019 y 2020 revierten esta situación pero su resultado no se vera hasta 2023), generando un cuello de botella al respecto. Naturalmente, o no, la Comunidad de Madrid, gobernada por el PP  no solo no se quejó de esta situación sino que además fue de las que disminuyo más el porcentaje de plazas convocadas sobre las acreditadas, es decir se trata de una situación creada irresponsablemente por la propia Comunidad, que entonces como ahora sigue gobernada por el PP. A lo que hay que sumar el aumento de plazas de formación universitaria en medicina en las universidades privadas que esta generando una bolsa de médicos graduados que no tiene acceso a la formación especializada que es obligatoria para trabajar en la Sanidad Pública desde 1995.

Por otro lado, y como muy bien se ha señalado, el articulo 57.5 de la Ley del estatuto Básico del Empleado Público permite a la Asamblea de la Comunidad de Madrid el aprobar una Ley que autorice contratar a personal extracomunitario, y esa ley de hecho fue rechazada por los partidos que apoyan a la Sra Ayuso, mientras que ahora la reclama del Gobierno central.

Pero no solo de médicos vive la  AP, faltan todo tipo de categorías, enfermería, administrativos, etc, en los que este déficit no existe, pero la Consejería de Sanidad no los contrata. En las televisiones aparecen las vergonzosas colas formadas ante los centros de salud (por cierto un foco de contagio mas que evidente), una parte muy importante de ellas de personas que han intentado infructuosamente conseguir una cita por teléfono, porque lo que si faltan son líneas telefónicas (las que había están colapsadas por la atención telefónica y los rastreos que se hacen desde AP) y por supuesto  administrativos que las atiendan ¿hay carencia de personas en Madrid para contratar como administrativos?. Otras comunidades autónomas como por ejemplo Extremadura han incrementado el personal en AP de todas las categorías.

Otra cosa que falta en Madrid es la oferta de condiciones de trabajo razonables. Ya se sabe que el personal contratado para el IFEMA se despidió de inmediato en cuanto se cerró este, personal que hubiera servido para reforzar los centros sanitarios de la región y que obviamente se marcho a otras CCAA que ofrecen contratos de 1 a 3 años y no de 1 a 3 meses como hace la Comunidad de Madrid. En Madrid se expulsa a los trabajadores de la Sanidad y lógicamente cuando se los necesita no resulta fácil encontrarlos.

Por supuesto nos faltan rastreadores, en lugar de los 2.600 necesarios nos prometen primero 800 y luego 1.100 que a día de hoy reconocen que no tienen, y falta la relación de estos con la AP y el seguimiento por Salud Pública de los casos asintomático que siguen saturando la AP sin ningún sentido.

Faltan camas hospitalarias, mientras se mantienen cerrados numerosos espacios en los centros públicos muchos de ellos con gran presión por Covid19 como la planta 3ª del hospital de Vallecas o una de las torres del de San Sebastián de los Reyes, y no se han reabierto las 1.600 camas cerradas en los centros de gestión pública desde 2010.

Falta personal para el hospital que andan construyendo en Valdebebas y para la posible reapertura del IFEMA, porque parece que piensan, otra vez, destinar personal de la AP a estos centros, destruyendo aún más lo poco que aún queda en funcionamiento.

Falta reforzar los laboratorios que hacen las PCR en los centros públicos para garantizar los resultados en un máximo de 48 horas.

Falta aumentar el número y la frecuencia de convoyes de metro y cercanías y de autobuses, y acabar con el hacinamiento en el transporte público regional que es un foco permanente de contagio, y no el aeropuerto o el AVE ahora prácticamente vacíos.

Falta reforzar las condiciones de las residencias de mayores de la región, una bomba de relojería, porque si la incidencia de la pandemia sigue aumentando en la región volverán a una situación critica.

Y sobre todo falta sentido común, responsabilidad y respeto a los conocimientos científicos, interés por la Sanidad Pública, una política basada en las necesidades de salud y no en las de los empresarios amigos, unas restricciones de movilidad establecidas en territorios homogéneos y fácilmente controlables y no en zonas básicas de inconcretos limites sobre todo desconocidos por la población lo que les hace de imposible cumplimiento, que no sean discriminatorios y que no eludan la realidad (la situación en la Comunidad de Madrid es insostenible y precisa de medidas urgentes, radicales e inaplazables).

Y por supuesto nos sobran las privatizaciones, las actuaciones de marketing publicitario que montan operas bufas “inaugurando” en el Metro dispensadores de gel hidroalcohólico  apropiados para una tienda de ultramarinos, gastarse en banderas, toros y sacerdotes lo que no destinan a la Sanidad Pública, test indiscriminados con finalidad puramente propagandística, los enfrentamientos irracionales con el gobierno central… En realidad, solo nos sobra la Sra. Díaz Ayuso y su gobierno, por el bien de todos, por el suyo propio, váyanse.

La Covid19 nos descose y desnuda

Fecha de Publicacion : 23/09/2020

Fuentehttps://www.lanuevacronica.com/la-covid19-nos-descose-y-desnuda

Autor: Alberto del Pozo Robles
 
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Si alguien duda de cómo y porqué la administración española y sus miserias han llegado a ser objeto de estudio por parte de expertos internacionales, bastaría que se adentrasen en el trabajo que desde hace años viene haciendo el profesor A. Nieto, y así comprenderían con meridiana claridad cómo el desgobierno de nuestra administración patria no es un manojo de despropósitos nacidos de la incompetencia sino, muy por el contrario, es el resultado de una estrategia quizá cuidadosamente diseñada para que dicha administración naufrague ante los intereses y demandas de sectores privilegiados, y orientada a desfigurar así ese escenario tan retórico del hipotético y deseable estado de derecho real y eficiente, hoy inexistente.

El covid19 está plasmando y poniendo de manifiesto, entre otros, una realidad manifiesta tan palmaria como es la ineficacia, al menos en estos momentos, de nuestro modelo de organización territorial y administrativo, modelo que desde sectores cavernícolas se pretende derribar, pero que desde otras latitudes de nuestro espectro ideológico más descentralizador también se cuestiona seriamente. La descoordinación en materia de sanidad y educación, y en general en el conjunto del sector público, es tan escandalosa, que deviene en poner en riesgo la salud de nuestros ciudadanos y ciudadanas, así como el edificio de nuestro modelo productivo, la estructura social y cultural, y la viabilidad de nuestra economía. La ausencia de transparencia por parte de las administraciones, así como la nula participación de los profesionales en la propia gestión administrativa abandonando las decisiones al albur de los despachos, son ya endémicos en nuestra administración española y cuestiona su necesaria esencia democrática.


A partir de la llamada desescalada, momento en el que el gobierno central claudica ante multitud de presiones, entre ellas las provenientes de reinos de taifas que no toleran perder parte de su capacidad de gobierno autonómico, y cuando el gobierno procede así a trasladar las competencias de la gestión de la pandemia a los gobiernos autonómicos, a partir de ese momento, tanto en sanidad como en enseñanza, algunos de esos gobiernos descentralizados y desbocados, tan acostumbrados a tentaciones nepóticas en su ansia de esa autogestión de patio de vecinos, comienzan a aplicar criterios diversos, a veces contradictorios, otras veces infundados y sin soporte argumental sólido, y casi siempre modulados por intereses muy locales derivados del propio juego de confrontación política entre partidos y siempre en escenarios en los que la gestión de la pandemia pasaba a ocupar un segundo plano, cediendo su trascendencia al juego de intereses de sectores diversos en liza tan influyentes como domésticos. El resultado ya lo estamos padeciendo, y es que las comunidades autónomas han empleado los esfuerzos económicos, y las partidas específicas destinadas a paliar esta crisis, de forma arbitraria y sin el necesario control ni transparencia por parte de la ciudadanía.

Algunos medios de comunicación, tan preocupados por aspirar a ocupar el primer puesto en el share o en su balance de ventas, se afanan en dar de sí todo lo que pueden en un asunto que poco tiene que ver con la dinámica democrática que deberían potenciar, sino más bien en el manejo de cifras macabras de contagiados, afirmaciones de tertulianos, test, PCRs realizadas, ingresos hospitalarios y fallecimientos, sin atender ni por un momento a que su función también debería ser la de ofrecer resultados y transparencia en la gestión administrativa y económica de esos gobiernos ante esta pandemia.

Así, observamos cómo nadie publica el cómo se están empleando las partidas presupuestarias específicas para luchar contra la posible segunda ola del covid, como tampoco nadie divulga que, por ejemplo en educación, existen espacios, personal voluntario y posibilidades para inaugurar el curso académico con más y mejores garantías de seguridad que las observadas a día de hoy. Y ejemplos nos pueden dar algunos países europeos de nuestro entorno. Edificios abandonados pero aún utilizables, personal solidario que engrosa las brigadas de desempleo, voluntariado civil deseoso de ser considerado útil en estos momentos, instalaciones deportivas en desuso, edificios religiosos y colegios privados que intentan mantenerse asépticos al margen de esta tormenta sin que nadie les comprometa, etc... y todo esto se ha desechado por falta de conocimiento, de imaginación, por falta de voluntad política, y por la incompetencia, descoordinación e ineficacia de algunos de quienes nos gobiernan en el ámbito autonómico. En el sector salud nos encontramos con algo parecido, pues aun siendo cierto que hay categorías de personal sanitario que no disponen de más efectivos, por cierto, todo ello debido a las políticas restrictivas para con lo público aplicadas por los gobiernos neoliberales y socialdemócratas de los últimos años, lo cierto es que la gestión de la pandemia y el colapso y sobresaturación de trabajo para los sanitarios bien podría haberse aliviado si a alguno de nuestros gobernantes autonómicos se le hubiera ocurrido la feliz idea de contratar a más personal administrativo, telefonistas, personal voluntario para el tan cacareado rastreo de contactos, etc… y nos consta que en las gerencias de salud hay un listado de personal voluntario, sanitario y no sanitario, muchos de ellos y ellas ya jubilados, que no han sido reclamados para estas tareas obviamente solidarias... Pero tampoco se ha hecho. Como tampoco se ha hecho el exigir al sector privado de la sanidad una colaboración solidaria para recabar recursos y aunar esfuerzos en la lucha asistencial contra el covid. Esto parece que no va con ellos.

No podemos obviar que tanto la sanidad como la enseñanza son sectores transferidos a las comunidades autónomas, y que salvando líneas muy generales de actuación colectiva de rango estatal, la gestión, diseño y aplicación de presupuestos, políticas de personal y resultados en salud y educación, todo ello les corresponde en exclusiva a las Comunidades Autónomas y no al Estado central. Por todo ello, y regresando a los planteamientos con los que comenzábamos, ignoramos si estamos gobernados por incompetentes, egoístas, miopes, reyezuelos de tres al cuarto, cortoplacistas, corruptos o simplemente tontos de salón, pero lo cierto es que el covid está ayudando a constatar que toda esa tropa está apostando, no sabemos si consciente o inconscientemente, por demostrarnos que el estado de las autonomías, en un perfil tan detallado como el profesor Nieto nos dibujaba, está resultando un caos, y que además, a día de hoy, nos está resultando muy caro…en dinero por supuesto, pero también en salud y en vidas humanas.

Uno, que se alinea incondicionalmente con los defensores del modelo de organización territorial sancionado y defendido en nuestra Constitución, no puede sino hacer un alto en el camino y pararse a reflexionar si en momentos con éste, azotados por una pandemia sin precedentes como la que nos amenaza, no deberíamos cobijarnos bajo la excepcionalidad de una necesaria coordinación estatal que no descosa las costuras de nuestro imperfecto y defectuoso modelo de organización, hoy en manos de líderes sin ninguna perspectiva de estado y sin la voluntad política de dotar a nuestra administración pública de los imprescindibles recursos y de su necesaria y exigible eficacia y eficiencia.

Más que nunca, en defensa de la Atención Primaria

Fecha de Publicacion : 16/09/2020

Fuentehttps://www.noticiasdenavarra.com/opinion/tribunas/2020/09/16/defensa-atencion-primaria/1078464.html

Autor: Mª Pilar Arroyo (médica de AP), Luisa Jusué (trabajadora social de AP)y Guillermina Marí(enfermera de AP); en nombre de la Asociación para la Defensa de la Salud Pública de Navarra-ADSPN / Nafarroako Osasun Publikoaren Aldeko Elkartea-NOPAE
 
Vivimos una situación compleja, ante la que es necesario convivir con un alto nivel de incertidumbre, e ir desarrollando los suficientes mecanismos para adaptarnos a los cambios que de continuo se están generando. Partimos de la convicción de que no existen fórmulas mágicas, pero de que sí que podemos y debemos hacer todo lo posible por mejorar la situación.

A nadie se le escapa que los niveles de salud se ven fundamentalmente determinados por una serie de factores que tienen que ver –entre otras cosas– con las importantes desigualdades económicas y sociales, el deterioro medioambiental, las barreras lingüísticas, la insuficiencia de un adecuado sistema de cuidados, los problemas de vivienda, una más que mejorable Ley de Prevención de Riesgos Laborales, o los insuficientes recursos destinados tanto a Salud como a Servicios Sociales y de Educación.

En este marco, consideramos decisivo el papel de la Atención Primaria como garante del Sistema de Salud. El trabajo de sus profesionales pasa desde la atención a la demanda, al diagnóstico de casos, al control a domicilio o a la información para minimizar contagios.

Los valores en los que se basa la Atención Primaria son cruciales en esta pandemia. Hablamos de la longitudinalidad –atender a las personas a lo largo de sus vidas–; del trabajo comunitario –conocimiento del territorio donde se desarrolla la vida cotidiana, con acento en la promoción y prevención–; del trabajo multidisciplinar –personal administrativo, de trabajo social, medicina y enfermería–; y del trabajo en Equipo –donde los casos pueden ser discutidos y valorados–.

Hay que partir del hecho de que en Atención Primaria la situación previa ya era complicada debido a un bajo presupuesto y a la no recuperación de los recortes de la crisis 2008, en la que la Sanidad perdió 6 puntos del PIB, se empeoraron las ratios de personal y la temporalidad llegó a ser del 30%. Con la pandemia, y ante el lógico aumento de la demanda, el tema se ha complicado. Porque si bien es cierto que el modelo de atención anterior ya se había demostrado mejorable, en esta situación se ha tenido que adaptar para dar salida a las nuevas necesidades.

Sin embargo, en estos momentos se precisa mejorar el modelo actual para poder aumentar la calidad de la atención; se precisa adecuar el número de las consultas presenciales, ya que la presencia del paciente algunas veces es esencial para el diagnóstico, y puede evitar que pasen desapercibidos problemas de salud importantes. Es importante también a la hora de revisar las patologías crónicas y para la atención de personas mayores.

Interesa destacar el valor de las consultas no presenciales como complemento de las llamadas telefónicas previas para pedir consulta, del filtro de las mismas para dirigirla al recurso adecuado durante la primera ola de la pandemia. Todo ello, sin dejar de lado la necesidad de mantener la educación para la salud y atención comunitaria en la medida de lo posible, potenciando el autocuidado.

Yendo a lo concreto, y aún reconociendo todos los esfuerzos realizados y la validez de los mismos, el Departamento de Salud debería ir más allá. Debería realizar los necesarios cambios para poner la Atención Primaria en el centro del Sistema de Salud, financiándola suficientemente y caminando hacia el destino del 25% de los recursos del sistema (que actualmente solo llega al 14%).

Por otra parte, es fundamental cuidar la salud física y emocional de los profesionales. Es más necesario que nunca adecuar las plantillas, sanitarios y no sanitarios, a las nuevas situaciones y la necesidad de unas administrativas adiestradas en Atención Primaria.

De manera prioritaria, se debieran reforzar y rediseñar plantillas redistribuyendo al personal cuando sea necesario e intentar cubrir todas las bajas laborales y las vacaciones.

La Administración debería:

– Señalar a los centros de salud directrices claras y comunes de funcionamiento y corregir la variabilidad que hay de unos centros a otros. Debería fomentar la participación profesional. Y favorecer la coordinación entre todos los ámbitos y profesionales del Sistema y entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria.

– Realizar cambios para transmitir a la población, contando con los medios de comunicación, una información adecuada sobre la evolución de la pandemia, sobre las medidas de control que se adoptan. Es necesario que dichas medidas vayan en línea de que la población pueda asumirlas; para ello, necesita conocer y comprender las razones de los cambios en el proceso de atención que se van produciendo en los centros de salud y en el Sistema Sanitario en general.

Reconozcamos también el esfuerzo de la población. Por una parte, ha hecho un esfuerzo para convivir con el miedo y la incertidumbre, y se ha tenido que enfrentar en ocasiones a situaciones límite, enfermedades y pérdidas humanas. Por otra parte, ha necesitado adaptarse a los cambios de funcionamiento en el acceso al centro de salud, por ejemplo, ante el nuevo y necesario papel jugado por las administrativas (que orientan sobre qué profesional debe atender la consulta, y ante situaciones agudas y crónicas). Aunque la población comprenda estas dificultades entendemos que reclame otros ajustes para recibir una adecuada atención.

En definitiva, ahora más que nunca, hay que reforzar los mermados servicios públicos, y atender a las personas más vulnerables. ¿Quién dijo que esto iba a ser fácil? Pero en ello nuestra Atención Primaria debe ser líder y ser potenciada más que nunca.

A propósito de la vacuna sobre la COVID-19

2020090716005847395

Fecha de Publicacion : 14/08/2020

Fuente: https://www.nuevatribuna.es/articulo/actualidad/pandemia-vacuna-covid19-riesgos-seguridad-eficacia-empresas-farmaceuticas/20200914103339179120.html

Autor: Marciano Sánchez Bayle

La paralización de los ensayos sobre la vacuna de Oxford después de encontrar un posible efecto adverso grave ha vuelto a poner de actualidad los problemas que tiene el conseguir una vacuna que tenga una elevada eficacia y efectividad, pocos efectos adversos y un coste razonable .

Hace algún tiempo (junio de 2020) ya señalaba lo complicado que es encontrar una buena vacuna y lo peligroso que era el hacer pronósticos sobre si se conseguiría, y más aún sobre cuando se lograría (Tratamientos y vacunas contra la COVID-19: polémicas y contrainformaciones) y creo que esta paralización, que el laboratorio ya indica que es temporal, porque en 15 días tiene previsto reiniciar el proceso, ha vuelto a colocarnos en la realidad de las cosas.

Las vacunas se basan en el hecho de que muchas de las enfermedades generan inmunidad (defensas) más o menos permanentes que protegen frente a una nueva infección evitándola y/o haciendo que esta sea menos grave. En el caso de la COVID-19 hay evidencias de que al menos una parte de la población no genera anticuerpos y/o estos desaparecen muy pronto lo que se ha visto en el estudio sobre seroprevalencia realizado en España y en el hecho de que se han evidenciado reinfecciónes, o sea que lo primero que desconocemos es si se logra una vacuna esta tendrá una protección duradera y de no ser así cuanto tiempo se extenderá su efecto protector.

La segunda cuestión que no es menos importante es que la vacuna se administrara a millones de personas sanas y por lo tanto los efectos adversos, incluso los infrecuentes tienen que valorarse muy detenidamente y evaluar el riesgo/beneficio de la misma en términos de salud.

Luego la actual búsqueda de la vacuna se da en un entorno de gran competencia entre empresas farmacéuticas e incluso entre países y va a tener impacto en las relaciones geopolíticas mundiales. Eso empeora las cosas porque produce muchos incentivos para magnificar los resultados positivos y minimizar los riesgos lo que ya ha producido más de un problema con otros medicamentos. Por lo tanto habrá que ser muy prudentes con los resultados que publican las empresas que son juez y parte en este asunto.

Por otro lado hay países, entre ellos España en el marco de la UE, que están realizando compras a las empresas farmacéuticas de estas vacunas, todavía inexistentes, con la idea de garantizarse un abastecimiento de las mismas cuando estén operativas. Estas compras tienen muchos riesgos porque podría suceder que estas vacunas finalmente no estuvieran disponibles y se habría comprado humo. Cabría exigir que en estas operaciones se produjera algún tipo de blindaje, por ejemplo participación en los beneficios si hay éxito en la producción de vacunas efectivas y cláusulas de recuperación de las inversiones si se produce un fracaso (por ejemplo con rebajas en los otros medicamentos de las empresas).

Un último comentario tiene que ver con la conveniencia de evitar crear falsas expectativas. No tenemos seguridad de que vaya a haber una vacuna eficaz, aunque es probable que sí la acabe habiendo porque hay muchas líneas de investigación trabajando en ello, pero menos aún sobre cuándo estará disponible si se consigue (la OMS habla del verano de 2021), por eso me parecen poco razonable las declaraciones desde el Ministerio de Sanidad asegurando que estará disponible en diciembre, y aunque es obvio que es posible que lo crean así y se hace para inyectar optimismo en una situación muy negra, se están equivocando, primero porque lo más probable es que no acierten (y ojalá sea yo el que no acierta) y den pie a responsabilizar al Ministerio de algo que evidentemente no puede controlar, y luego porque favorecen que se baje la guardia ante la única vacuna eficaz que tenemos aquí y ahora contra la pandemia: extremar las medidas de precaución y evitar la extensión de los contagios.


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